lunes, 18 de diciembre de 2017

MIRANDO HACIA ATRÁS CON IRA


 Un hombre ha muerto en una reyerta nocturna en Zaragoza y lo que al principio no atrajo gran atención ha acabado ocupando mucho espacio por dos razones. La primera que, al parecer, la causa de la muerte fue que la víctima llevaba unos tirantes con la rojigualda. Pero la que ha disparado la atención de los medios es que el detenido y acusado del crimen es Rodrigo Lanza, uno de los condenados por el caso 4 F, el que dio origen a la afamada película Ciutat morta.
Hay que recordar que su emisión de mala manera en TV3 sin ser anunciada y condenada al minoritario segundo canal, en el que batió todas las marcas de audiencia hasta entonces y a día de hoy , llevó a un movimiento popular que pedía la revisión del caso. Lo que no sucedió, faltaría más...
La reacción de la prensa que no lo veía claro entonces (es decir, casi toda la existente) ha comenzado por una especie de justificación con efectos retroactivos que podría resumirse en: ¿veis? Teníamos razón, era un canalla[1].
Aunque cabe decir que no se han esforzado mucho. Por ejemplo, el siempre excesivo Jiménez Losantos escribe que “Lanza fue condenado, pero sólo a nueve años de cárcel, tras apalear a un guardia urbano de Barcelona hasta dejarlo tetrapléjico”. Según Arcadi Espada, “fue condenado junto a otros pandilleros por dejar tetrapléjico a un guardia urbano a causa de una pedrada. Hechos que dieron origen al documental Ciutat morta de cuyas mentiras ya me ocupé en su momento”[2].
El siempre transparente Federico ha llevado tan lejos su proyección del presente sobre el pasado que se inventa nada menos que un apaleamiento retroactivo. Es sabido que este hombre nunca ha tenido mucha memoria pero hasta el momento nadie se ha atrevido a tanto, aunque cosas veredes, que dijo aquel... Arcadi sí se ciñe a la sentencia cuando habla de la pedrada pero su derrape va por otro lado. Cuando dice que de las mentiras de Ciutat morta ya se ocupó en su momento, remite a algo titulado “Empate a muertos” que publicó el 8 de diciembre del 2014[3]. En ese breve texto no sólo no se ocupa de nada de lo mencionado en la película sino que ni siquiera aparece la palabra “mentira”. Más bien trata de mostrar una especie de ironía lánguida que hace agua por todos los lados, puesto que su natural es la pose de profeta del Antiguo Testamento desparramando maldiciones a diestro y siniestro. Por algo se dice aquello de “zapatero, a tus zapatos”.
El siempre primario Jiménez Losantos hace la transposición tal cual para que sus lectores no tengan que devanarse mucho los sesos pero Arcadi se ciñe al texto literal de la sentencia, la famosa pedrada. Hace ya casi tres años escribí sobre la práctica imposibilidad médica de la pedrada para causar una fractura de cráneo sin haber provocado daños masivos en el tejido facial, menos aún tratándose de unos pandilleros alfeñiques como Rodrigo y sus amigos, hubiera hecho falta un Sansón. Entonces no existía la palabra posverdad, pero bien pudiera haberse inventado ese día. Por contra, no me ocupé demasiado de la maceta la obvia arma del crimen , y lo que la rodeaba, porque preferí centrarme en otras cosas.
Sé que en los países que son como hay que ser las verdades judiciales las establecen los jueces, y el nuestro no podía ser menos, pero si uno ve Ciutat morta se da cuenta de algo que resulta bastante obvio: la maceta que no está en el suelo antes de que el urbano se desplome, sí está después. Aparece como por arte de ensalmo tras oírse los gritos de los cascos, los cascos que profieren sus compañeros. Curiosamente, parecen  no reparar en ella, porque sus restos son recogidos por el servicio de limpieza municipal y no vuelve a saberse de ellos, aunque las primeras versiones oficiales sí hablaban del impacto de una maceta[4].
¿Simple negligencia en la recogida de pruebas? Pudiera ser. Pero en la película se hablaba de otro aspecto que nunca fue suficientemente investigado. Los periodistas escriben hoy que el edificio estaba ocupado por radicales de extrema izquierda, como si fuera un CSO más[5]. Sin embargo, los portavoces de los CSO del barrio declaraban que aquello no iba con ellos y que no entendían sus motivaciones. Porque en realidad el edificio lo “gestionaba” un individuo que se dedicaba a organizar fiestas y cobraba entrada y, como obvios resultados, los que acudían allí iban con ganas de fiesta, no de reivindicación y los ruidos y problemas continuaban hasta bien amanecido el día. Dos y dos... los CSO deducían que se trataba de una maniobra para desprestigiarles y facilitar su desalojo al poner en contra a los vecinos.
Sí, suena a una conspiración fabulosa. Salvo por un pequeño pero muy engorroso detalle: el edificio era propiedad del ayuntamiento, un hecho que acarreaba un buen montón de responsabilidades civiles tras sí[6]. Por supuesto, los jueces no creen en conspiraciones, pero si les diera algún día por creer podrían explicar de un modo sencillo estas cuestiones que a día de hoy resultan inexplicables...

Pero, por lo que veo, ahora ha cambiado el objetivo y se trata de aprovechar el suceso para atacar a Podemos. No he tenido estómago para adentrarme en las profundidades cavernarias de ABC  o La Razón pero de los que he visto el más infame es El Español, el nuevo juguete de Pedro J. Ramírez tras ser echado de El Mundo con cajas destempladas. El final de su “rugido del león” del día 14 (que es como llaman en la casa a su editorial sin miedo ni vergüenza)[7] dice así:

“Coquetear con la mística de la revolución por infantilismo, o por hacer proselitismo barato, puede parecer divertido y rentable políticamente, pero es también un juego muy peligroso. Tanto el líder de Podemos como la alcaldesa de Barcelona y el candidato de En Comú Podem, Xavier Domènech, apoyaron a la madre de Lanzas cuando ésta ayudó a sufragar un documental Ciutat morta para exculpar a su hijo tras salir de prisión. Algunos destacados periodistas también dieron cobertura a su versión.
Ahora sabemos también que esta señora es la hija de un golpista chileno y que quizá tratando de redimir el pasado familiar se convirtió en una activista de la izquierda radical y antisistema en que milita su hijo. En el caso Lanzas, parece evidente que las raíces del odio son fruto de un contexto no sólo personal y familiar sino también político”.

Querido Pedro J., tienes razón en lo de que algunos destacados periodistas también dieron cobertura a su versión. Sin ir más lejos, un tal Gregorio Morán dedicó al asunto una de sus “sabatinas intempestivas”. ¿Que de qué te suena? Pues de que ahora las publica en tu periódico porque perdiste el culo para ficharle cuando le echaron de La Vanguardia. Y te diré una cosa que seguramente no recuerdas: hasta sale en la película. Y no apoyando tu versión precisamente.... tú verás lo que haces con él. En cuanto a lo de que ahora sabemos también que esta señora es la hija de un golpista chileno, eso sólo confirma lo mal periodista que eres, pues bien podías haberlo averiguado en 2014. ¿O es que estás confesando que te has enterado por Twitter? Respecto a lo de airear las conexiones familiares, sólo hay que hacerlo si existe una buena razón para ello. Por ejemplo, si alguien en casa se dedica a la moda, es lícito hablar de burkas o de corsés pero si no, el asunto está muy traído por los pelos[8]...
Si aplicamos el retrovisor lo aplicamos para todo. Ciutat morta recoge unas declaraciones muy sinceras de Rodrigo diciendo que sale de la cárcel con muchas ganas de algo que puede entenderse como justicia o venganza. Es evidente que comerte cinco años de cárcel por haber ido a una fiesta no es la mejor medicina para mantener el alma serena. Y, prosiguiendo con la revisión, bien podría decirse que de no haber sido así el muerto de Zaragoza hoy estaría vivo. Por la misma regla de tres[9].






[1] Por supuesto, mi razón para escribir esto es que a principios de 2015 escribí sobre el asunto y sigo manteniéndome en la misma posición, y de paso añadiré alguna cosa que esquivé en su momento por no alargar mucho el texto. Entonces citaba un artículo de Albano Dante Fachín y aunque sus posiciones políticas hayan variado mucho desde entonces, eso no ha variado un punto el interés de su texto.
[2] Federico Jiménez Losantos: “Te matan por español”, El Mundo, 13/12/17 y Arcadi Espada: “¿En qué otro país sino en España?”, El Mundo, 12/12/17.
[3] Una cosa hay que reconocerle: la vio antes de que la echaran por el Canal 33. De hecho la vio antes que yo, que la vi en el cine.
[4] Ya mencioné que TV3 cambió su primera versión para adaptarla a la nueva de la pedrada, aunque por suerte alguien había conservado una grabación de la original.
[5] Centro Social Ocupado. Como la prensa se ha dado a utilizar la k para tratar de meter en el mismo saco a los auténticos okupas con motivaciones políticas con la gente que sólo quiere evitar el pago de un alquiler o una hipoteca por el motivo que sea, hace años que hubo de inventarse esta sigla para diferenciar una cosa de otra.
[6] Una, y no pequeña, era hacer al ayuntamiento propietario del arma del crimen.
[7] Titulado “Caso Lanza: las raíces del odio”. Las negritas y cursivas son suyas. Si Federico cifra en nueve los años de condena, aquí se convierten en siete. Cabe recordar también que en su momento Ada Colau fue muy criticada por quienes pedían la revisión del caso porque aprovechó la coyuntura para publicar un tweet pidiendo el voto para las elecciones municipales que ganó pocos meses después.
[8] Ya que he mencionado esos grandes ejemplos de periodismo patrio que son ABC y La Razón, cuando se produjo la escisión en el primero que llevó a la creación de la segunda, Pedro J. (entonces director de El Mundo) apostó sin reservas por la versión de La Razón. El Luca de Tena que entonces llevaba ABC le recordó con mucha elegancia que cuando su periódico pudo hacer sangre de él se abstuvo de hacerlo y Pedro J. tuvo que recular públicamente...
[9] Por canales de Internet que no son los habituales están llegando datos que difieren bastante de lo que se lee en los medios. No los reproduzco porque no están contrastados pero sería de desear una investigación larga, detallada y profunda. Por soñar que no quede...

miércoles, 6 de diciembre de 2017

SECRETOS A VOCES



El otro día escribía un poco sobre el maltrato y los abusos a las mujeres, un asunto que me enerva. Soy de los que se colocan siempre del lado de la mujer porque prefiero tener que desdecirme a dudar de una víctima[1].
Ahora han surgido varias campañas de ámbito mundial que denuncian los abusos sufridos por actrices (y también algunos actores) a manos de productores, directores y compañeros de reparto que ejercían su poder e influencia para conseguir favores sexuales que no hubieran podido obtener de otro modo[2].

Hay un punto que me llama mucho la atención: esos que tanto gesticulan ahora, ¿de verdad no sabían nada?
Sin salir de nuestro ámbito, al poco de morir Franco el cine español se dio a lo que se ha conocido como El Destape. Tras cuarenta años de una represión sexual absolutamente hipócrita los espectadores tenían ganas de erotismo y llenaban las salas de cine donde se proyectaban películas que prometían desnudos (abrumadoramente femeninos) y coitos fingidos.
Ya entonces se hablaba de que para figurar en esas películas las actrices debían pasar antes por la “escena del sofá”. Quería esto decir que con la excusa de repasar el guión el productor o el director, o quizá primero uno y después otro, invitaban a la actriz aspirante a un ensayo privado y esta debía “mostrarse complaciente”  si quería obtener el papel[3].
Era un secreto a voces. Si hasta yo lo sé, que no tengo ningún lazo con la industria del cine, ¿qué decir de los que pertenecen a ella u orbitan a su alrededor, como los críticos?

Y como este ejemplo, hay más. Sin salir del ámbito de la bragueta, Jimmy Savile era un inglés tan conocido aquí como el cine del Destape en Gran Bretaña, pero allí era una figura muy popular. Era un secreto a voces que Saville era lo que hoy se conoce como un “depredador sexual”. Presentador televisivo de éxito durante varias décadas, ayudaba a recaudar fondos para diversos hospitales y, aprovechando la coyuntura, se presentaba en ellos para abusar de niñas enfermas (y algún que otro niño) sin preocuparse demasiado de hacerlo a escondidas. Ya desde 1963 se mencionaba el asunto, aunque todo el mundo miraba hacia otro lado.
John Lydon, el que fuera conocido como Johnny Rotten cuando ejercía de cantante de los Sex Pistols[4], dio una entrevista a la BBC en octubre de 1978 en la que decía: “Me gustaría matar a Jimmy Savile, pienso que es un hipócrita. Apuesto a que está mezclado en todo tipo de sordideces de las que todos sabemos pero de las que no se nos permite hablar. He oído rumores... apuesto a que no dejarán emitir nada de esto”.
Y acertaba. En efecto, nada de eso se escuchó. No por casualidad, Jimmy Savile era uno de los presentadores “estrella” de la BBC.
Savile murió en octubre del 2011 y pese a que la BBC había conseguido suficientes testimonios de su vileza como para llenar un programa, tampoco se atrevió a emitirlo. En lugar de eso, le rindió un homenaje. Tuvo que ser una cadena privada, la ITV, la que un año después se atreviera a hacer pública la faceta repugnante del ídolo televisivo y fue entonces cuando se desencadenó la reacción que permitió desnudar al monstruo y mostrarle como realmente era.
La primera lección a extraer deberían aplicársela los papanatas que ponen a la BBC como ejemplo del buen periodismo (y donde yo vivo hay muchos). Otra lección obvia sería que los testimonios aislados de los donnadies nada pueden contra la imagen de una figura pública. Pero la enseñanza más dolorosa y difícil de cambiar es que en el frío cálculo de ventajas, inconvenientes, oportunidades y riesgos que evalúan los que mandan y se aplican sin problema sus perritos falderos, la hipocresía pesa tanto como en la época en que El Sandalias llamaba “sepulcros blanqueados” a los fariseos. Parece que hemos avanzado muy poquito en dos mil años[5].
Si vamos a la política, ¿cómo no olvidar las famosas declaraciones de Pasqual Maragall sobre el tres por ciento? Se calentó, sin duda, y dijo algo que jamás hubiera dicho de no haber sido por el calor del momento. De hecho, intentó desdecirse, aunque no sonó nada convincente. Lo bueno fue que, a partir de esa decisión tan poco meditada, el asunto salió a la luz pública sin que cupiera vuelta atrás. Pero sólo porque Maragall era alguien...

Y aquí vuelvo a lo del Destape. No sé si ahora todas aquellas estrellas de entonces saldrán en tropel a denunciar los abusos de que fueron víctimas[6] pero cuando les preguntaban por la escena del sofá todas respondían lo mismo. Que sabían que existía pero que, afortunadamente, ellas nunca habían tenido que pasarla.
Es fácil de entender. Ninguna quería pasar a la posteridad como La Puta, la vergüenza jugaba y juega un papel muy importante en un mundo de hipócritas.
La gran enseñanza es que si hubieran hablado entre ellas y se hubieran coordinado de alguna manera habrían podido transformar esa potencial acusación individual condenada a morir antes de nacer en una potente acusación colectiva contra aquellos a los que lo mínimo que se puede llamar es “abusones”.
No seré yo quien se lo eche en cara. Aunque la viví de niño, recuerdo bastante bien esa época como para ahorrar juicios morales como los que dilapidan tantos que carecen de perspectiva histórica aunque fueran adultos entonces.
Y generalizando, que los donnadies siempre lo seremos si no nos comunicamos y organizamos. Que nos quieren bien separados porque saben que la unión hace la fuerza.
El problema es que ellos lo saben bien, pero nosotros no[7].





[1] Y por eso soy partidario de un buen escarmiento a las farsantes y fingidoras.
[2] Y como siempre que se montan estas campañas, hay gente que no entiende nada y se deja llevar por el furor. ¿Qué sentido tiene eliminar a Kevin Spacey, uno de los acusados, de una película recién rodada que aún no se ha estrenado? ¿Volvemos a los tiempos del cine mudo, cuando la gente arrojaba objetos a la pantalla si aparecía Fatty Arbuckle? Si Spacey es culpable que se pase una buena temporadita a la sombra pero no por eso se ha de renunciar a ver Sospechosos habituales. O tonto el que lo haga...
[3] Hace unos años El País definía a uno de esos productores cinematográficos (este de época franquista) como “un seductor”. El diario es hoy uno de los abanderados de la campaña contra el acoso. ¿Alguien lo dudaba?
[4] La edición española de su autobiografía (titulada No Irish, No Blacks, No Dogs)  llevaba el subtítulo “La autobiografía autorizada de Johnny Rotten, cantante de los Sex Pistols”. ¿Acaso puede haber autobiografías no autorizadas?
[5] Las informaciones sobre Jimmy Savile proceden de su voz en la Wikipedia inglesa. También la cita de John Lydon, de traducción propia.
[6] O al menos las supervivientes, porque muchas se quedaron por el camino...
[7] Pronto recordaré un hecho de la época del Destape que creo que apenas es conocido.