lunes, 30 de abril de 2018

¡QUE ME BAJO!




Cuando yo era pequeño una de las pintadas clásicas de los retretes de los bares era aquel Que paren el mundo, que me bajo.
Desde el sorpresivo final del asunto Cifuentes doy vueltas a la idea de apearme. Ni siquiera pido que se pare, sólo que aminore lo suficiente para no dejarme los cuernos en el intento.
Todo el mundo conoce la gota que ha colmado el vaso, un vídeo publicado por un diario de tercera al que se han dedicado horas de análisis en los medios audiovisuales y montones de páginas en los escritos.
Algunos ya lo sabían, como El Confidencial, que ha sacado pecho por un artículo publicado hace dos años aunque contuviera un grueso error cronológico: “También se deja caer la existencia de una grabación en un centro comercial... del año 91”[1] y en cuanto a los autores de la filtración, tantos como se quiera, sobran las hipótesis. Por un lado el famoso comisario el malvado oficial, el autor en la sombra de cada desaguisado que ocurre de un tiempo a esta parte , pese a que se sabe que los policías, tras consultar con la autoridad competente, recomendaron a los vigilantes del establecimiento echar tierra sobre el asunto. Lo que ellos hicieron de muy buena ga
na. Pero claro, ¿quién puede descartar que el chascarrillo se comentase en comisaría y la noticia ascendiera peldaño a peldaño hasta alcanzar a quien sabía y podía[2]?
Sucede que si no se presenta denuncia, como fue el caso, las imágenes debían ser destruidas en el plazo de un mes y no es un contratiempo menor. Eroski se lava las manos diciendo que hace mucho tiempo que aquel local no les pertenece, lo que desvía las sospechas hacia CASESA la empresa de seguridad contratada y resulta que era la misma que entonces llevaba la seguridad del Ayuntamiento de Madrid que estaba en manos de Alberto Ruiz Gallardón, lo que abre el abanico de sospechosos hasta las decenas. Pero por otro lado se advierte de que se pasó la información al servicio de seguridad de la Asamblea de Madrid, lo que ya eleva los sospechosos a centenares...

El día anterior
Cifuentes empezó acusada de haber obtenido un master sin haber reunido los requisitos suficientes para obtenerlo. Quien se haya querido informar ya sabe que desde que entró en vigor el infausto Plan Bolonia las antiguas licenciaturas se han depreciado hasta los actuales grados, que no son considerados sino como una formación básica que ha de ser complementada con masters que le añadan cuerpo y el requisito básico para obtenerlos es pasar por caja... Pero Cifuentes no es una niña. Ella ya tiene su licenciatura de cinco años obtenida por el plan antiguo y sin embargo, prefirió dejarse arrastrar en un enredo que ha arrojado sombra sobre una universidad ya de por sí bastante umbría, ha aireado la existencia de algún que otro negocio poco compatible con la imagen tradicional de un catedrático y ha acabado por generar todo un torbellino de falsedades, mentiras a voces y exigencia de favores con ribetes delictivos.
Pero Cifuentes tenía un buen maestro y decidió enrocarse esperando a que escampara. Es la estrategia del culo plano: me aferro a la silla y si quieren sacarme, será a escobazos.
Y hay que reconocer que no era una mala estrategia, iba haciendo mella. Juan Martínez Majo, que según la Agencia EFE es presidente del PP de León, presidente de la Diputación de León y alcalde de Valencia de Don Juan[3] se quedaba descansado con una ristra de frases que líbreme Tutatis de intentar entenderlas, por lo que me conformo ahora con poner una al lado de la otra: “Vale, no tiene el máster. ¿Cuál es el problema?” “en todo caso, no tiene nada que ver con la gestión política de la Comunidad” “aquí lo importante es la gestión, por lo que creo que nos estamos extralimitando, ya que la política está cambiando el rasero y la vara de medir” “tendrá que ser ella la que decida sus propias responsabilidades”.
Lo que indicaba que la cosa iba para largo, así que alguien, a elegir entre los múltiples sospechosos, decidió sacar la artillería pesada...

El día de autos
Antes de empezar debo dejar claro que no albergo la menor simpatía hacia Cifuentes. Hace dos meses, mucho antes de que aflorara ninguno de sus secretos, yo le arreaba badana por sus declaraciones públicas encomendado al dios Lug, que es el que se ocupa del negociado económico.
¿Qué teníamos hasta el día 25? Pues acusaciones muy sustanciosas. No ese reduccionismo absurdo de que un político ha engordado un currículum sino toda una espiral que acababa apuntando hacia delitos tan concretos y perseguibles como la falsedad en documento público. Sí, lo sé, en países civilizados hay políticos que han dimitido por haber plagiado en sus trabajos académicos, pero al menos esos trabajos  existían... pero aquí un cargo público te pregunta ¿Cuál es el problema? y la única respuesta que me sale es que problema ninguno, pero que si puedo, me bajo.
Pero llegó el día 25, y entonces apareció un hurto que no fue tal. Digamos que Cifuentes tardó en llevarse la mano al bolsillo pero al final lo hizo. Por eso la Policía no escribió nada, aunque siempre quepa la duda de su reacción si la sospechosa no hubiera sido Cifuentes[4]. Jamás ha arrastrado consecuencia penal alguna, entre otras cosas porque nadie formuló acusación. (Por otro lado, ¿por qué? Pagó lo que se llevó). Sí pueden afrontar acusación tanto los que conservaron siete años un vídeo que debió ser destruido en un mes como los que lo publicaron sabiendo eso.
Ah, pero ¿de dónde estamos hablando? Aquí siempre ha sido mucho mayor delito tirarse un pedo en Misa Mayor que violar a una niña sin testigos porque ojos que no ven...
Y frente a la prueba visual de Nada, ni importa la gestión, ni lo que ella decida, ni las varas ni los raseros...

Parad un poquito ya, por Belenos, que quiero bajarme...


[1] Si tuviera que dar las referencias de cuanto se menciona en el artículo las notas a pie de página ocuparían más espacio que el texto, lo que va en contra de la costumbre, por lo que me limitaré a las que incluyen citas textuales. En este caso, Alberto Pérez Giménez: “”Cristina, cuídate de los idus de marzo...”: ya vuelan los informes contra Cifuentes”, El Confidencial, 10/03/16.
[2] Una de las barreras más desmoralizadoras para los que nos dedicamos a propagar el ateísmo en nuestros modestos círculos de influencia es que es imposible demostrar que alguien no existe o algo no ha sucedido. Pero, en buena lógica, cuando se plantean dudas razonables la carga de la prueba debe caer en los defensores de lo improbable.
[3] La Wikipedia le niega el primero de los cargos. Según esa enciclopedia virtual el presidente del Partido Popular de León sería Eduardo Fernández García. Las citas proceden de “El presidente del PP de León, sobre Cifuentes: “Vale, no tiene el máster, ¿Cuál es el problema?””, El Periódico, 11/04/18. Cito este por ser el primero de la lista de Google pero se publicó en al menos otros dos diarios sin variar una coma.
[4] El padre de Franco era un notorio juerguista. Acabada la guerra civil iba por los bares diciendo en alta voz que su hijo era un cabrón y un chulo. Los policías novatos llamaban a la comisaría desconcertados pidiendo instrucciones y les decían aquello de “hagan como que no oyen nada”. Siempre ha habido clases.

miércoles, 25 de abril de 2018

SEÑALES


Viví en Edimburgo a mediados de los 90 del siglo pasado y hubo tres cuestiones que me llamaron mucho la atención. La primera fue que gente adulta compartiera piso no por afán de tener compañía sino por cuestiones económicas, porque su sueldo no les llegaba para vivir solos. Recuerdo el caso de un amigo electricista de treinta y tres años, divorciado y con dos hijas, a quien no le llegaba el sueldo para alquilar un piso pese a tener diez empleos. Sí, claro, eran empleos de dos, tres o como mucho cuatro horas a la semana en cada sitio, las cuentas salían, pero a mí me resultaba muy extraño. Por supuesto, resulta mucho más explicable veinte años después, cuando lo de los minijobs, riders, el low cost y demás cuentos nos entran cada día por ambas orejas...
Las otras dos no tienen que ver con temas económicos al menos en apariencia sino culturales. Me resultaba increíble ver a adultos que llevaban la camiseta de un equipo de fútbol. Y no pocos, había pubs que impedían la entrada a los que las llevaban por razones fáciles de imaginar. Rivalidad deportiva más alcohol pues, en fin... En España era impensable entonces. Sólo los niños llevaban equipaciones deportivas porque ese día tenían clase de Educación Física pero no tardó mucho en importarse la costumbre. En 1998 el Real Madrid ganó la Champions League y en Vitoria, donde yo vivía entonces, muchos madridistas aprovecharon la ocasión para “salir del armario” luciendo la camiseta de su equipo. Es mi primer recuerdo de algo que se pareciese a una noche de sábado en Edimburgo en cuestión de lucir indumentaria deportiva.
El tercero, igual de frívolo, tenía que ver con los musicales. Ya se sabe, esa suma de teatro cutre con canciones ramplonas mal cantadas. En Edimburgo eran la verdadera fuente de financiación de los teatros. Recuerdo haber convencido a mucha gente para ir a ver a los Gabrieli Consort & Players de Paul McCreesh que rendían homenaje a Henry Purcell en el tercer centenario de su muerte y pese a haber comprado las entradas más baratas porque éramos más pobres que las ratas, acabar sentados en los mejores sitios porque gente de la organización nos dijo que aquella parte iba a estar totalmente vacía. Mientras tanto había que reservar con semanas de antelación para ver un musical medianejo... Mi reacción fue la de Obelix, “están locos estos romanos”, pero no faltó mucho para que un disparate completo se hiciera dueño de la taquilla en España (“El hombre de la Mancha”, un musical absurdo dedicado a Don Quijote y protagonizado por una pareja tan surrealista como Paloma San Basilio y José Sacristán) y a partir de ahí los musicales entraran por la puerta grande sin que hayan faltado los dedicados a Mecano o a Mortadelo y Filemón...
Dicen que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar y aprovechando que ahora se oyen disquisiciones tan raras sobre los delitos de terrorismo y rebelión quería compartir con vosotros una historieta que me ha sonado un poco extraña y de la que me he enterado hace pocos días por casualidad y que quizá tiene algo que ver con esto o quizá no, vosotros juzgáis.

Una larga cuenta atrás
John Warnock Hinckley era un auténtico pirado. Era el clásico hijo tarambana que pese a haber tenido suerte al nacer, pues pertenecía a una rica familia petrolera, sus padres no consiguieron “hacer carrera” de él. Obsesionado con ese boniato de película titulada “Taxi driver”, se enamoró locamente de Jodie Foster y trató de llamar su atención de todas las maneras, sin conseguirlo de ninguna. Así que para que se fijase por fin en él se planteó el mayor reto, asesinar al presidente de los Estados Unidos de América, que entonces era Ronald Reagan. Se plantó delante de un hotel donde acababa de hablar y a la salida de este hizo fuego con el arma corta que llevaba e hirió de rebote a Reagan y además al oficial de policía Thomas Delahanty, al agente del servicio secreto Timothy McCarthy y al secretario de prensa James Brady pero los cuatro sobrevivieron a sus heridas. El peor parado fue Brady, que quedó en silla de ruedas y con problemas para pronunciar discursos.
Hinckley fue considerado enfermo mental y recluido en una institución de la que no ha salido hasta treinta y cinco años después, en 2016, con sesenta y un años cumplidos. Vive en casa de su madre, de donde tiene prácticamente prohibido salir.
La sentencia causó un revuelo considerable y llevó a revisar la ley que consideraba las eximentes por locura reduciéndolas drásticamente y algunos estados llegaron a eliminarlas por completo. Pero esto no es lo que más me ha llamado la atención, aunque recuerde mucho a lo que escuchamos hoy respecto a la prisión permanente revisable.
Lo que me ha parecido una nota para el futuro más o menos cercano es que el herido James Brady murió en 2014, a punto de cumplir setenta y cuatro años, treinta y tres después del tiroteo y el juez ha dictado que la causa de la muerte fue homicidio. Y Hinckley sólo se ha librado de ir a la cárcel por haber sido declarado oficialmente loco.
Pero a mí me da que no es el único, aunque los otros no estén diagnosticados...



viernes, 20 de abril de 2018

DE SARTENES Y TACONES


El día antes de que seis del Proceso acudieran al Supremo mi gran amigo Felipe González aprovechó la presentación de un libro de su gran amigo Joaquín Almunia para dar un par de lecciones. Presento aquí por orden de aparición las citas literales que recogía la crónica de El País sin apenas solución de continuidad[1]:
“Ojalá no metan a ninguno en la cárcel” “Ya sé que nado a contracorriente” “En el ambiente de polarización es difícil decir esto porque parece que uno está interfiriendo” “Al independentismo no hay que destruirlo, hay que ganarlo. Si ellos violan la ley, nosotros tenemos que ser exquisitamente garantistas” “Nos amparamos en las togas porque como políticos somos unos inútiles” “Cuando perdemos vamos a que lo resuelvan los jueces” y esa actitud conlleva que “la política se degrade porque está judicializándose” “Una vez que hemos entregado la responsabilidad judicializando la política a los jueces, de vuelta recibimos la politización inevitable de la justicia” “Una vez ese proceso llega a un determinado punto de saturación, la justicia empieza a tomar decisiones políticas. Eso se llama gobierno de los jueces”.
Y en efecto, nadaba a contracorriente. Llarena no le hizo el menor caso, así que no debe preocuparse porque a nadie le debió parecer que estaba interfiriendo...
Su antiguo subordinado Fernando López Agudín hablaba de la inquietud contenida con la que clamaba, cual profeta bíblico, su digna preocupación. Es lo menos que se puede esperar, mostrar lealtad al antiguo jefe. Después volveré sobre las palabras de González, pero primero me gustaría que nos remontáramos al origen.

¿Cuándo empezó todo esto?
La respuesta más común nos lleva al verano del 2010, cuando el Tribunal Constitucional impugnó unos artículos del Estatuto de Autonomía votado en 2006, del que no se puede decir que hasta entonces hubiera generado demasiado entusiasmo. (Cabe recordar una vez más que ERC había pedido el voto negativo en el referéndum de aprobación petición en la que coincidió con el PP, aunque obviamente por razones diversas y que la abstención fue abrumadora). Considerado este principio, los comentaristas a los que Rajoy no les gusta ni siquiera un poquito le culpan precisamente por haber llevado el Estatuto al Constitucional. Por su parte, los proclives a Mariano culpan a Zapatero por haber permitido que saliera adelante un ordenamiento que era claramente inconstitucional. En cualquier caso, dejando aparte la atribución de la culpa, ambos bandos de comentaristas se remontan poco más atrás del año 2006. Sin embargo, últimamente algunos han reparado en un hecho que se remonta a principios de los noventa.
El problema del pasado es que no puede defenderse y se puede decir sobre él lo que se quiera, y me incluyo entre sus maltratadores. Iba a escribir que ya nadie cree que la Primera Guerra Mundial fuera causada porque un nacionalista disparó a un miembro de la realeza de un país sin peso alguno en el concierto europeo de entonces pero lo cierto es que he recordado que en 2014, cuando todos los periodistas del mundo recordaron la Gran Guerra por cumplirse su centenario, me harté de escuchar, ver y leer semblanzas del estudiante pistolero y hasta reconstrucciones detalladas al segundo de cómo cometió su crimen. Pero resulta difícil pensar que las mayores potencias europeas enviaran alegremente a morir a millones de sus jóvenes porque se había alterado el orden de sucesión en un rincón de los Balcanes...
Pero en este caso también existe la tendencia contraria, remontar el principio tres siglos atrás, a un episodio de la Guerra de Sucesión  o incluso a las aventuras de un clérigo tronado que corría las sierras setenta años antes...
Algunos cuya memoria oscila entre la que se atribuye tradicionalmente a los peces y a los elefantes, han desempolvado un documento que apareció en los periódicos a finales del año 90[2], el que hoy se conoce como Plan Catalunya 2000 pero que en el artículo que cito se limita a decir que “viene a ser el Programa 2000 de los nacionalistas catalanes”. Lo presenta como “el borrador del programa ideológico de Convergència Democràtica (CDC) para la próxima década”. El resumen del programa deja con la boca abierta leído hoy: “La obsesión por inculcar el sentimiento nacionalista en la sociedad catalana, propiciando un férreo control en casi todos sus ámbitos el documento propugna la infiltración de elementos nacionalistas en puestos clave de los medios de comunicación y de los sistemas financiero y educativo , y las referencias a un ámbito geográfico los Países Catalanes que sobrepasa los límites del Principado”.

El apartado dedicado a los objetivos simplemente esgarrifa, como dicen los catalanes con verbo bien expresivo:
Para cumplir sus objetivos, los ponentes no ocultan la necesidad de controlar a los educadores para que cumplan lo estipulado en la doctrina nacionalista. Se aboga, así, por “vigilar la composición de los tribunales de oposición” para todo el profesorado.
Asímismo se alienta a “reorganizar el cuerpo de inspectores de forma que vigilen la correcta cumplimentación de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza”. También se considera necesario “incidir en las asociaciones de padres”[3].
La voluntad de dirigismo queda de nuevo patente en el apartado relativo a los medios de comunicación: hay que “introducir gente nacionalista (...) en todos los puestos claves de los medios de comunicación”. También se postula “incidir en la formación inicial y permanente de los periodistas y de los técnicos de comunicación para garantizar una preparación con conciencia nacional catalana”[4].
El documento promueve la creación de organizaciones patronales, económicas y sindicales catalanas, y la conveniencia de diseñar “una estrategia para optar a los cargos directivos de las instituciones” financieras.
De igual forma, se propugna “incidir sobre la administración de justicia y orden público con criterios nacionales”, y revisar los mecanismos de acceso y promoción del funcionariado.
Visto desde hoy, el plan funcionó como un reloj. Pero se diría que para cumplir con sus objetivos debió necesitar de ciertas complicidades, porque ellos más claro no lo podían decir. Desde el que hizo como que no leyó el artículo, pese a publicarse en su periódico favorito, hasta el que enterró la cabeza en la arena para no ver cómo cobraba forma, y no se puede descartar que estemos hablando de la misma persona...
En lo que respecta a las responsabilidades, Antich dejaba bien claro que la mente pensante del plan era el mismísimo Jordi Pujol:
“El Consell Executiu de la Generalitat ha abordado en las últimas semanas diferentes aspectos del documento y su presidente, Jordi Pujol, ha mantenido reuniones individuales con miembros de su gobierno y con diferentes dirigentes de la coalición nacionalista. Pujol distribuyó un preborrador del documento a los miembros del Gobierno catalán al inicio de las vacaciones de verano de 1989 con el ruego de que lo leyeran y que, en septiembre, hicieran sus aportaciones.
Poco o casi nada se volvió a hablar del asunto en un año. Hace dos meses, Pujol repartió el documento, que tenía novedades. A diferencia de la ocasión anterior, el presidente de la Generalitat solicitó que las aportaciones al documento se hicieran llegar con rapidez y pidió a sus consejeros que lo distribuyeran entre los secretarios generales de los departamentos para que abordaran conjuntamente aspectos que les corresponden y propusieran iniciativas.
La génesis del documento se produce a partir de unas notas de Pujol. Aunque no tiene, aparte del presidente de la Generalitat otros padres, se sabe que han participado los consejeros Macià Alavedra (Economía), Joan Guitart (Educación), Joan Vallvé (Agricultura) y Josep Laporte (Sanidad), así como el secretario general de Convergència, Miquel Roca”.

Seis años antes
En mayo de 1984 los fiscales José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo presentaron una querella contra el consejo de administración de Banca Catalana que incluía a su vicepresidente ejecutivo, Jordi Pujol, presidente de la Generalitat entonces. Se les acusaba de delitos de apropiación indebida, falsedad en documento público y mercantil y maquinación para alterar el precio de las cosas. Según contaba treinta años después Jiménez Villarejo en una entrevista[5], Los fiscales generales del Estado, en esa etapa nombrados por el PSOE, me prohibieron que iniciara ninguna investigación y paralizaron siempre cualquier investigación que pudiera perjudicar a Convergencia Democrática y, particularmente a Jordi Pujol a través de sus consejeros.
Fue una etapa de una profunda y amplia corrupción en el seno de los gobiernos de Jordi Pujol, que representaba la continuidad de lo que había empezado en Banca Catalana. Sin embargo hubo un cierre absoluto de los respectivos fiscales generales, todos al servicio de Jordi Pujol. Ahora, cuando se plantea el tema de la relación Cataluña España, hay que recordar que en aquellos momentos los gobiernos de Felipe González también los del PP pero menos protegieron a Pujol y a los gobiernos de CiU de todas las actuaciones penales que les pudieran perjudicar. Me resulta indignante que ahora hablen de España como si fuera el gran enemigo cuando durante tantos años haciendo actuaciones ilícitas, fraudulentas y delictivas, han sido protegidos por ese Estado que ahora parece que detestan tanto.

Hay que recordar que en 1984 Felipe González gozaba de la mayoría más amplia de la que ha gozado gobernante alguno desde que murió el Paco. No necesitaba los votos de nadie para aprobar lo que quisiera. Pero, por alguna razón que sólo él sabrá explicar, González siempre mostró un gran complejo de inferioridad respecto a los nacionalismos periféricos. En 1986 el Partido Socialista de Euskadi[6] ganó las elecciones autonómicas con dos escaños más que el PNV, aunque con menos votos por la especial configuración de las circunscripciones, que dan veinticinco escaños a cada provincia con independencia de su población. El candidato Txiki Benegas recibió la orden de no plantar batalla y facilitar el gobierno a la segunda fuerza, el PNV, a través de un pacto de gobierno que garantizaba que el primer partido no sólo cedía el mando al segundo sino que le apoyaba con sus votos.

Parece claro que aquel plan dado a conocer en 1990 era un empeño personal de Jordi Pujol. El artículo de Antich deja claro que ante la falta de entusiasmo de sus subordinados volvió a remitírselo al año siguiente. Y aunque hacer predicciones sobre un hecho que no ha sucedido es arriesgado, se puede decir que siendo un empeño personal de un solo individuo, “muerto el perro se acabó la rabia”. Es decir, que si se hubiera perseguido penalmente, condenado y encarcelado a Pujol, seguramente la situación sería hoy bien distinta.

Y aquí vuelvo a las declaraciones de Felipe González: Al independentismo no hay que destruirlo, hay que ganarlo. Si ellos violan la ley, nosotros tenemos que ser exquisitamente garantistas (...) Nos amparamos en las togas porque como políticos somos unos inútiles.
Pues sí, él fue exquisitamente garantista, tanto como para obligar a sus subordinados a evitar problemas a alguien que tenía mucho que esconder. Porque las togas las llevan varios, los jueces y también los fiscales. Y en el caso de Rajoy, se puede presumir que ha dado instrucciones a los jueces para que le hagan el trabajo pero en el caso de González es público y notorio y, sin embargo, es reconocido como voz autorizada por un puñado de periodistas cínicos que saben y no quieren recordar y otros cuantos ignorantes que no saben.
Como decía aquella película clásica, dijo la sartén al cazo: apártate que me tiznas y como dice el refranero: habló de putas La Tacones.





[1] José Pérez Colomé: “Felipe González sobre los investigados en el Supremo: “Ojalá no metan a ninguno en la cárcel””. El País, 23/03/18.
[2] José Antich: “El Gobierno catalán debate un documento que propugna la infiltración nacionalista en todos los ámbitos sociales” El País, 28/10/90. Que yo sepa, también lo recogió El Periódico.
[3]




Así leído extraña poco que el 29 de marzo del corriente el Secretariado Permanente del Comité Regional de CNT Catalunya i Balears (sic) hablase de “la amenaza constante que sufre el modelo que instruye y educa a nuestras hijas e hijos” (en catalán usan el mucho más entrañable genérico criatures. Ignoro por qué no lo han conservado en castellano, aunque lo supongo). Por si faltara algo, citan a Thoreau en vano pero ¿de qué maravillarse? Es el efecto de la cultura Google, en febrero un sindicato del metal de la CNT citaba elogiosamente a la ultraliberal Ayn Rand. Mis amigos de Formación Profesional de la adolescencia tenían una frase para el caso: de metal tenían que ser...
[4] Es ya archisabido, y quien quiera puede comprobarlo fácilmente, que durante esa época Jordi Pujol enviaba “entrevistas” a los principales medios que contenían a la vez las preguntas y las respuestas. Y se publicaban tal cual, al menos en La Vanguardia...
[5] Siscu Baiges: “Villarejo: Los fiscales generales del Estado que nombró el PSOE me prohibieron investigar a Pujol”, eldiario.es, 02/08/14.
[6] Quiso llamarse Partido Socialista Vasco pero se le adelantó el microscópico Euskal Sozialista Biltzarra del antiguo etarra Txillardegi (José Luis Álvarez) que tuvo una corta y accidentada vida hasta que acabó por integrarse en Herri Batasuna.

lunes, 9 de abril de 2018

LAS MALAS COSTUMBRES


Ignoro cómo acabará este culebrón jurídico República Democrático Pacífica de la Eterna Sonrisa  contra el Estado Social y Democrático de Derecho y, a decir verdad, en el fondo me importa una higa. No tengo bando con el que identificarme porque el que no tiene un ajo tiene una cebolla, como se dice en catalán. Supongo que debe resultar fascinante ser del Madrid o del Barça y disfrutar cuando tu adversario muerde el polvo, pero de la misma forma que el fútbol me trae sin cuidado, también me deja frío el patriotismo[1].

Pero no niego que, como divertimento, está resultando muy entretenido. Unos y otros pasan de la risa al llanto en cuestión de segundos y lo que ayer era un estado nazi hoy es la puritita esencia de la democracia y lo que ayer era un estado serio hoy es una panda de engañados, siendo las cuatro cosas la misma, ríete tú del misterio de la Santísima Trinidad...

De este culebrón jurídico[2] me ha llamado la atención una queja: “El Tribunal Supremo español considera que los tres jueces de Schleswig Holstein se han excedido al responder a “un exhorto judicial valorando si hubo o no violencia suficiente en el proceso soberanista”[3]”.
¿Habrase visto semejante desfachatez?  Aquí eso funciona distinto. Según tengo entendido, hace poco un antiguo fiscal de la Audiencia Nacional se lamentaba de que los alemanes no habían visto una violencia “que hemos visto todos”. Porque como saben los habituales de esta página, en la Audiencia Nacional poseer “gran cantidad de material eléctrico” o un bote de jugo de col lombarda puede sustentar una acusación de terrorismo sin que fiscales, jueces o periodistas de tribunales duden de ello y se puede acusar a un grupo de haber puesto la terrorífica bomba que estalló en la Basílica del Pilar de Zaragoza a despecho de que ya hubiera entonces unos detenidos acusados del mismo delito. Aquí está todo mucho más ordenado. Si el fiscal dice que hay violencia, terrorismo o un poco de las dos cosas pues amén Jesús. El juez lo entiende y la prensa lo difunde.
Que unos años después resulta que la causa queda sobreseída, pues pelillos a la mar, donde dije digo digo Diego, yo me llamo andanas y si te he visto no me acuerdo... Hombre, encima de que les hemos dejado sueltos pese a sus múltiples infamias, no van a esperar que el mismo periódico que les llevó a portada dedique dos líneas a restablecer su buen nombre... poco han pagado para lo que han hecho.
Pero se ve que ahí fuera no funciona así. Que si hay dudas ante acusaciones endebles se estima que la prisión provisional está fuera de lugar. Serán flojos...


¿Ha faltado apoyo?

Confieso que está un poco traído por los pelos pero a cuenta de este programa de deportes escuchado recientemente me ha venido a la memoria otro que escuché en el año 2013, esta vez sí entero. Fue la tarde en que Madrid perdió por tercera vez consecutiva la candidatura a la organización de los que serán los próximos juegos olímpicos[4].
Entre los detalles llamativos que recuerdo de aquella ocasión están que la nutridísima delegación oficial que viajó a Buenos Aires contaba con un cortador de jamón y con la llorada Rita Barberá y, no sé por qué, no soy capaz de desligar ambos hechos. Pero vayamos al grano...
Esa tarde la delegación española cargó el peso en dos discursos, el de la entonces alcaldesa de Madrid Ana Botella y el del entonces Príncipe de Asturias Don Felipe. La prensa, con la unanimidad de las grandes ocasiones, acordó que el discurso del Príncipe había sido magnífico y el de Ana Botella horrible, como si no los hubiera escrito la misma persona[5].
Supongo que aún hay quien recuerda aquella estrambótica pieza oratoria que le tocó defender a Botella y su momento estelar, el relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor. Pero dudo de que se recuerde igual de bien el magistral discurso de Don Felipe, más que nada porque tampoco fue debidamente reproducido, simplemente se exaltó y fuera. Pero como lo escuché en directo, sí recuerdo una cosa que dijo. Entre sus muchos argumentos brillantes estaba que había que dar los Juegos Olímpicos a Madrid porque los juegos antiguos habían nacido en Grecia y su madre era griega. Eso lo escuché yo con estas orejas que se ha de comer la tierra y hay que reconocer que, aunque no consiguió contrarrestar el desastre Botella, el razonamiento era impecable.
Ahora lo recordaba y pensaba que igual que paró el golpe el tres de octubre con un discurso de seis minutos, poco le habría costado tomar papel y lápiz o haber utilizado, por usar sus propias palabras, una intermediación electrónica o telefónica para dejar claro que su madre es una Schleswig Holstein Sonderburg Glücksburg y por esa razón donde mejor está Puigdemont es aquí, entre los suyos, en una cómoda y acogedora celda.
Con su gracia natural hubiera sido pan comido, pero el problema es que Don Felipe, como Don Hércules, también tiene un lado humano. Y el golpe le ha llegado en el peor momento, cuando estaba enzarzado en un trabajo decisivo, poner paz entre la Reina Madre, la Reina Esposa y la Futura Reina Hija (Dios mediante).
Y seríamos muy injustos si no reconociéramos que trabajos de esa magnitud requieren todo el empleo de sus hercúleas fuerzas...




[1] En contra de mi costumbre, estuve escuchando un programa de deportes (es decir, 90% fútbol y un resto de síntesis apresurada de todo lo demás) hecho en Barcelona porque planteaba una cuestión muy interesante: ¿con quién debían ir los barcelonistas en el Real Madrid Atlético de Madrid? (o al revés, tampoco presté tanta atención). Porque si ganaba el Real Madrid, podía suceder que llegase al Camp Nou siendo el Barça campeón y enfrentado al dilema de hacerle o no el pasillo pero, por otro lado, ¿cómo puede un culé que se precie desear una victoria del Madrid aunque favorezca sus intereses? Reconozco que me dormí antes de llegar a la solución, si es que la hubo.
[2] Que aún está por culminar y sabe Thor  qué sorpresas nos puede deparar aún, líbreme Odín de hacer de profeta, que se me da muy mal...
[3] Pedro Águeda: “El Supremo se juega la carta de la justicia europea para esquivar el varapalo de Alemania con Puigdemont”, eldiario.es, 06/04/18. Cito este por comodidad, pero ha sido reproducido literalmente en otros cuantos medios.
[4] En este caso ante Tokyo, tras haber mordido el polvo frente a Londres y Río de Janeiro. La ignorancia del inglés de los periodistas de RNE les hizo anunciar la eliminación de Tokyo cuando el portavoz del COI explicaba que era la única ciudad que se había clasificado en esa ronda porque Madrid y otra que ahora no recuerdo y no me apetece buscar habían empatado a menos votos. Para su consuelo, no fue el único medio que metió el remo de esa manera.
[5] Un asesor de imagen extranjero que nuestros buenos dineros nos costó.