viernes, 14 de septiembre de 2018

EL VIL METAL


“El dinero es gran revolvedor”
Juan Ruiz: Libro del Arcipreste o del Buen Amor

Los zoófilos, a palos

Resulta que en el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) andan a la greña, aunque es difícil medir en qué grado porque la información no es precisa. Sabemos que hay dos bandos claros pero no cuál es el porcentaje de apoyo que cada uno tiene detrás.[1]
El PACMA ha pasado en siete meses del 0,9 al 1,4% en intención de voto. Eso supone el doble que el PNV (0,7%) o el PDeCAT (0,6%). Con esas cifras un eurodiputado sería prácticamente seguro y muy probable un escaño en  el Congreso de los Diputados. La afiliación se acerca a los cuatro mil, lo que a ochenta euros anuales por cabeza suma más de trescientos mil euros de ingresos[2].
Y ahí empiezan los problemas. Ya dicen que tengas cuidado con lo que deseas, no sea que se haga realidad. Una parte de los afiliados que no es posible determinar denuncia que “PACMA se está convirtiendo a toda velocidad en el “chiringuito” de la presidenta Silvia Barquero, de su marido, el vicepresidente Luis Víctor Moreno, y de la portavoz y amiga de ambos, Laura Duarte” porque “Lo que está ahora en juego no es lo que había antes: un cargo sin remunerar en una estructura de activistas voluntarios. Ahora se trata de un sillón en el Parlamento Europeo, de un puesto de asistente en el Congreso, de cosas muy jugosas por las que merece la pena pelear”.  Además hablan de “una estructura “clientelar” creada alrededor de la presidenta y su marido” con sueldos superiores a los dos mil euros en los niveles más altos y de la existencia de diez nóminas, de las que sólo dos corresponderían a la junta directiva. Entre ellas la de un editor de vídeo cuyo único cometido sería “ensalzar la figura de la presidenta”. Una expulsada resume la situación: “Lo que está pasando es que el matrimonio blinda sus sillones de cara a las elecciones y se gasta todo el dinero en pagar sueldos a su círculo. Una de las últimas ofertas de trabajo que han sacado es un puesto de asistente para la presidenta. ¿Con 4.000 afiliados necesitas de verdad un asistente personal cuando casi no hay dinero para carteles ni para acciones de protesta?”.
Expulsada porque, como era de esperar, tras las acusaciones ha sucedido la correspondiente purga de elementos críticos. Por supuesto, desde la dirección del partido y sus afines hay una explicación para todo, pero me ha llamado la atención un detalle. Si los críticos reivindican el activismo y se quejan de que “La prioridad ya no es ir a protestar contra el Toro de la Vega o contra una matanza de cabras”, los oficialistas (que ya han pasado pantalla, como diría Artur Mas) les afean precisamente eso, que “hay algunos afiliados que vienen del activismo más duro, de encadenarse en una corrida de toros, y son mucho más cortos de miras”.

¡Comida o muerte! o ¡Muerte o muerte! o ¡Comida o comida! o yo qué sé...

Confieso que no he seguido la polémica al pie de la letra (en tiempo real, como dicen los imbéciles, como si hubiera un tiempo virtual) porque a Sánchez siempre hay que darle un margen antes de saber cuál será su posición definitiva sobre cualquier asunto. Parece ser que el Gobierno se negó a vender cuatrocientas bombas especialmente destructivas al gobierno saudí por miedo a que las utilizara contra civiles en Yemen. Como reacción, el mandamás saudí ha dicho que entonces no quiere las cinco corbetas que le están fabricando.
Desde luego, siempre cabe la salida torera a lo Trapero: “bueno, pues molt bé, pues adiós”.  Sería lo lógico. O se tienen principios o no se tienen. Si las bombas van a servir para matar civiles y eso nos horripila, a la mierda las corbetas y a la mierda todo... Por eso se llaman principios, porque están antes que cualquier otra consideración.
Una decisión peliaguda, así que antes de tomarla ha habido quien ha salido a aconsejarle para que no se equivoque. Por ejemplo, mi querido amigo José María González, Kichi, alcalde de Cádiz, donde se están construyendo las corbetas de los cojones.
Kichi es historiador. Debería saber, y seguramente sabe aunque no le apetezca recordarlo, que los libros registran casos heroicos de huelgas de trabajadores despedidos y represaliados de varias maneras (ninguna agradable) por negarse a fabricar o transportar armas. Sobran ejemplos y alguno reciente, que le debió pillar siendo niño porque es de los nacidos cuando murió el de la momia del Valle, pero los tiempos han cambiado y es más fácil dar la batalla simbólica que la batalla real y Kichi ha decidido echar su cuarto a espadas y como no le sale el lado épico, le sale el lado llorica[3]. Es verdad que antes su partido le ha preparado la cama, el secretario de organización Pablo Echenique hablaba de “dilema imposible” por obligar a elegir entre “fabricar armas y comer”, lo que reforzó la diputada Carmen Valido planteando el dilema de que “el territorio tenga que elegir entre pan y el cumplimiento de la ley”. Pablo Iglesias, pese a que Kichi le dio badana con el tema del chalet, demuestra no ser rencoroso y le apoya diciendo que “yo entiendo que Kichi ponga por delante los contratos de sus trabajadores[4]
Arropado cómodamente por este colchón que le tienden sus compañeros, la cabeza visible de los Anticapitalistas nos regala un baño de realismo. Al fin y al cabo, ¿quién sería el canalla que ante este dilema elegiría el hambre[5]? Y nos explica su decisión: “En Arabia Saudí los derechos humanos no son respetados y estoy en contra de eso, pero mientras ¿qué comemos? Hoy en día soy alcalde de esta ciudad y la responsabilidad es mirar por el interés de sus vecinos y la construcción de los barcos no va a acabar con la guerra en Yemen. Si no los hacemos nosotros, los harán otros”.
Este último razonamiento se lo escuché hace años a un vendedor de drogas pero un poco mejorado. También decía que si no se las vendía él se las vendería otro, pero además añadía que al menos lo que él vendía “era bueno”.

La ciencia, la conciencia y la zarzaparrilla

Los defensores de la Ciencia así, en abstracto viven buenos tiempos últimamente, probablemente impulsados por la llegada al ministerio del turista espacial Pedro Duque. Este grupo es un conglomerado heterogéneo que agrupa desde gente bienintencionada que sólo busca elevar el nivel medio del conocimiento científico en España que está al nivel del resto de conocimientos, más bien bajo , hasta gentuza que equipara a los críticos de los transgénicos con los que creen en los rastros químicos[6]. A unos y otros les sorprende mucho que la homeopatía goce de un gran momento, pese a que se sabe desde hace tiempo que sus principios curativos no valen un cuerno, por poner un ejemplo.
Ahora se ha conocido que Coca – Cola “ha entregado ocho millones de euros a decenas de organizaciones científicas y médicas españolas entre 2010 y 2017”[7]. La lista es larga pero conviene citarla para que se vea que no son cualquier cosa: Fundación Iberoamericana de Nutrición (835.000 euros), Fundación Española del Corazón (640.000), Fundación Española de Nutrición (567.000), Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (420.000), Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (400.000), Fundación SHE (363.000), Fundación para la Diabetes (357.000), Asociación Española de Pediatría (350.000). “La financiación se dedica habitualmente a la organización de congresos y a la realización de estudios científicos, una práctica habitual en algunas multinacionales alimentarias, como Danone y las mayores empresas de la industria cervecera”. Ay, los congresos, cuántas cosas podrían decirse de ellos y no todas edificantes... Por cierto, los datos los ha facilitado la propia Coca – Cola.
El epidemiólogo Carlos Alberto González opina que “Nadie se imagina un congreso de la Sociedad Española de Oncología Médica financiado por Philip Morris. Y esto está pasando en la nutrición” “No hay consciencia de que esto es un escándalo”.
Pero los que han pillado tienen otra opinión, como no podía ser menos. Entre ellos el afamado cardiólogo Valentín Fuster, presidente de la Fundación SHE, que participó en el I Congreso Internacional de la Felicidad, organizado por Coca – Cola[8]. Según el administrador general de la Fundación SHE el dinero entregado por la multinacional “financiará una iniciativa de promoción de la salud en Cardona”, un proyecto que “tiene como objetivo mejorar la salud de los habitantes de Cardona utilizando una combinación innovadora de eventos, programas y diseño urbano que construyan una cultura de la salud en la ciudad”.
Si es que no hay nada como la innovación...














[1] Tomo las citas y datos de Ángel Villarino: “Guerra interna en Pacma: “El matrimonio que manda lo ha convertido en un cortijo””. El Confidencial, 03/08/18. También se han ocupado otros medios como la Cadena SER.
[2] Al parecer, estos tienen la sorprendente costumbre de pagar la cuota, a diferencia de la mayoría de afiliados a los grandes partidos y sindicatos.
[3] Me basta con lo que se ha publicado en un medio que yo diría favorable pero que, desde luego, no se puede calificar de hostil. Francisco J. Jiménez: “Kichi defiende la producción de corbetas para Arabia Saudí ante “el dilema entre fabricar armas o comer””. eldiario.es, 07/09/18.
[4] Hermoso detalle lo del sus. Al menos a mí me evoca la idea de que Kichi es un padre atento que vela por el bienestar de los suyos. Quién sabe, quizá sea porque Pablo Iglesias se estrena como padre y Kichi y Teresa Rodríguez han anunciado que lo serán próximamente...
[5] En realidad habría que escribir EL HAMBREEEEE para hacer justicia al argumento...
[6] Lo que los que no saben inglés llaman “chemtrails”, pues ignoran que en castellano se puede traducir cualquier expresión del inglés. Si lo quieren más cortito, podemos llamarlos quimirrastros.
[7] Este y el resto de datos que siguen proceden de Manuel Ansede: “Coca – Cola ha pagado ocho millones de euros a asociaciones médicas y científicas en España”. El País, 07/09/18.
[8] No sé si en este primero pero la empresa editora de El País ha participado en la organización de varios Congresos de la Felicidad.

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