Para ilustrar
ese nuevo papel de la historiografía A FAVOR DEL PODER viene al pelo el ejemplo
de la memoria de los represaliados franquistas, que hoy se quiere a toda costa
recobrar. Uno puede preguntar por qué no se recobró hace veinticinco años,
cuando correspondía. Y puestos a recobrar, por qué no se recobra en la misma
jugada la memoria de las víctimas del estalinismo. Pues porque hace veinticinco
años el silencio de los historiadores era el mejor acompañamiento de los Pactos
de la Moncloa y ahora, en el 2003, su tartufería verbal es útil para el retorno
del partido socialista a la dirección del Estado[1].
Quieren sacar al
Paco de su basílica de Cuelgamoros[2]
y con esa propuesta ya tenemos servido el espectáculo total. Luis Alfonso de
Borbón, no contento con aspirar al trono de Francia, se pasa por el Valle para
recibir los piropos de los franquistas irredentos que le consideran el legítimo
rey de España, aunque para recibirlos con buena cara tenga que pasar por encima
de lo que se contaba en casa. Los franquistas le jalean por ser biznieto de Franco
pero lo gracioso es que esa era la parte maldita, porque esa
“legitimidad” se la debe a su madre, Carmen Martínez ―
Bordiú, que en las historias familiares no desempeñaba un gran papel[3].
Por si no bastara con eso, Fabio de Miguel, en otros tiempos conocido como
Fanny McNamara, uno de los iconos de La Movida, también había ido a la
basílica a decir cosas curiosas[4]
. Luis Alfonso y Fabio son las imágenes más vendibles del invento pero lo cierto
es que la maniobra ha dejado callados a pocos. Prácticamente toda la opinión
pública se ha sumado a la polémica y hasta ha servido para retratar a los
aspirantes al poder en el Partido Popular: Casado como el bocazas que habla
claro y Sáenz de Santamaría como la que nada y guarda la ropa. Y viendo el
circo me ha venido a la memoria el texto de Miguel Amorós.
Quince años
después hemos vuelto a lo mismo. No parece casualidad. La única diferencia es
que en el 2003 se polemizaba sobre sepulcros anónimos y ahora sobre el más
conocido. Pero la objeción sigue siendo pertinente. Yo, que pienso que Europa
perdió su gran oportunidad cuando los comuneros fueron derrotados en Villalar
en 1521, no alcanzo a ver qué efecto taumatúrgico tendría sacar los restos de Carlos
I de España y V de Alemania de El Escorial y enviarlos a Gante...
Sí puedo
entender que se ponga en cuestión cómo se hizo la Transición. Fue uno de los
golpes de efecto de Podemos, su petición de revisión del “Régimen del 78”, como
dieron en definirlo no del todo mal. La idea era buena y, en mi modesta
opinión, necesaria. Pero la manejaron tan horriblemente mal que acabaron por
vincularla a la suerte del independentismo catalán y eso acabó por
desprestigiarla totalmente. En cualquier caso, para el PSOE es mucho más seguro
invocar el 36, donde estaba en el bando “correcto” que en la Transición, donde
estaba en un bando cuando menos dudoso.
Pero hay más.
Sólo que Amorós no podía haberlo previsto hace quince años porque entonces era
un asunto que apenas asomaba en algunas universidades de Estados Unidos. Me
refiero al otro gran tema, la petición gubernamental para que la Real
Academia de la Lengua revise la constitución para dotarla de un lenguaje inclusivo,
lo que quiera que eso sea, si bien es cierto que la propuesta ha servido para
que alguien se caiga del guindo. Por ejemplo, la filóloga y profesora inclusiva
Eulàlia Lledó ha descubierto que “La RAE tiene la curiosa idea de que manda
sobre la lengua. Lo cual es demoledor. El inglés, por ejemplo, no tiene
academia”[5].
Pues sí, así es.
En el siglo XVIII, cuando nació la RAE, España estaba sometida a la influencia
cultural francesa (entre otras cosas porque su rey era francés de nacimiento) y
copió la norma de funcionamiento de la academia francesa. Pero eso no implica
que haya que acatar sus normas obligatoriamente. Yo mismo me he declarado aquí insumiso
a la regla de dejar de acentuar sólo cuando significa “sin compañía o
sin ayuda”. Pero le daré otro dato que quizá no recuerde: tanto el catalán como
el vascuence se rigen por las normas que dictan el Institut Ramon Llull y
Euskaltzaindia. Y supongo que la hermosa lengua asturiana y la imprescindible
fabla aragonesa tendrán sus organismos rectores, sólo que me da pereza acudir a
comprobarlo a la Wikipedia...
En este caso la
polémica ha servido para entronizar al farsante Arturo Pérez ―
Reverte, alguien cuya biografía completa es una mentira de principio a fin,
empezando por su apellido. Basta recordar que el corresponsal de guerra más
cobarde que jamás haya existido fue condenado a pagar 212.000 € por plagio[6].
Pues ahora puede sacar pecho porque la academia ha reculado y no faltarán
tontos que le atribuyan el desenlace...
Hace apenas una
semana que terminó la mayor batalla simbólica de nuestros tiempos, la copa
mundial de fútbol. Una treintena de ejércitos enfrentándose a vida o muerte por
el tesoro más preciado. Todo de mentira, claro, apenas algunas piñas entre
aficionados rivales, nada que no pudiera arreglarse en un dispensario de barrio
con unos puntos de sutura.
Y aquí estamos,
reproduciendo batallas incruentas. Acopiando sangre de atrezzo para lo
que viene, que la batalla es dura.
Sé que no soy
una persona centrada ni como hay que ser, y por eso no se me da una higa dónde
repose Franco[7]
ni si la constitución del 78 distingue entre ministros y ministras. Sé que hace
tres años queríamos pasarla por la piedra y yo estaba de acuerdo...
Es cierto que en
eso de pasar la del 78 por la lija nunca ha estado de acuerdo el PSOE, pero sí
recuerdo su promesa de derogar la reforma laboral de Báñez y la infame Ley
Mordaza.
Seguramente me
equivoco...
[1]
Miguel Amorós: Las Armas de la Crítica, Muturreko Burutazioak, (Bilbao),
2004, p. 71. El texto es un ataque
contra mi gran amigo Josep Fontana y contiene una frase que encuentro certera: La
historia fontanista refleja el pacto social tutelado por el Estado y enmascara
hasta donde puede la cuestión social; es la historiografía de un periodo del
capitalismo ya obsoleto. Quizá por eso la vieja cornucopia estalinista
acabó virando hacia el supremacismo catalanista más rabioso y resentido.
[2]
Ese era el nombre del lugar y el propio Franco lo hizo cambiar para que no
sonase ofensivo a quienes tanto debía. Obvio es decirlo, entonces lo de moro no
ofendía, pues cualquiera con una mínima cultura sabe que el término ya existía
en latín (mauro) y por tanto es anterior al Islam y a que los árabes se
plantearan llegar a la Mauritania romana.
[3] Su abuela, Carmen Polo (alias “la collares”), la llamaba la pecadora,
seguramente por no llamarle otra palabra que empieza por p. Su suegra la
llamaba ninfómana y ella misma ha declarado que su marido Alfonso
“tragaba” con lo que fuera...
[4] No
hace falta leer a Guy Debord y los situacionistas para darse cuenta de que si
el arte tuvo alguna vez una función transgresora hace por lo menos cincuenta y
cinco años que la perdió. (Según los situacionistas fue antes pero siento una
gran debilidad por Piero Manzoni, qué le vamos a hacer...). ¿Cómo podía pensar
alguien que una verdadera vanguardia artística sería capaz de cualquier cosa
por aparecer en la televisión pública?
[5]
Mónica Zas Marcos: “La RAE tiene la idea curiosa de que manda sobre la lengua y
eso es demoledor”, eldiario.es, 19/07/18.
[6] Es
para ponerse a pensar que otra plagiaria conocida, Ana Rosa Quintana, sea la
“reina de las mañanas” en televisión.
[7]
Que si es cierto lo que se cuenta, fue enterrado en un ataúd a prueba de necrófagos
y por tanto debe encontrarse incorrupto. Aviso esto para que se lo piensen los
partidarios de la exhumación porque si se entrega a la familia podría clonarlo.
¿Alguien recuerda Los niños del Brasil? Ojo, que la ciencia ha avanzado
mucho...