lunes, 23 de julio de 2018

POR SUS OBRAS LOS CONOCERÉIS




Para ilustrar ese nuevo papel de la historiografía A FAVOR DEL PODER viene al pelo el ejemplo de la memoria de los represaliados franquistas, que hoy se quiere a toda costa recobrar. Uno puede preguntar por qué no se recobró hace veinticinco años, cuando correspondía. Y puestos a recobrar, por qué no se recobra en la misma jugada la memoria de las víctimas del estalinismo. Pues porque hace veinticinco años el silencio de los historiadores era el mejor acompañamiento de los Pactos de la Moncloa y ahora, en el 2003, su tartufería verbal es útil para el retorno del partido socialista a la dirección del Estado[1].

Quieren sacar al Paco de su basílica de Cuelgamoros[2] y con esa propuesta ya tenemos servido el espectáculo total. Luis Alfonso de Borbón, no contento con aspirar al trono de Francia, se pasa por el Valle para recibir los piropos de los franquistas irredentos que le consideran el legítimo rey de España, aunque para recibirlos con buena cara tenga que pasar por encima de lo que se contaba en casa. Los franquistas le jalean por ser biznieto de Franco pero lo gracioso es que esa era la parte maldita, porque esa “legitimidad” se la debe a su madre, Carmen Martínez Bordiú, que en las historias familiares no desempeñaba un gran papel[3]. Por si no bastara con eso, Fabio de Miguel, en otros tiempos conocido como Fanny McNamara, uno de los iconos de La Movida, también había ido a la basílica a decir cosas curiosas[4] . Luis Alfonso y Fabio son las imágenes más vendibles del invento pero lo cierto es que la maniobra ha dejado callados a pocos. Prácticamente toda la opinión pública se ha sumado a la polémica y hasta ha servido para retratar a los aspirantes al poder en el Partido Popular: Casado como el bocazas que habla claro y Sáenz de Santamaría como la que nada y guarda la ropa. Y viendo el circo me ha venido a la memoria el texto de Miguel Amorós.
Quince años después hemos vuelto a lo mismo. No parece casualidad. La única diferencia es que en el 2003 se polemizaba sobre sepulcros anónimos y ahora sobre el más conocido. Pero la objeción sigue siendo pertinente. Yo, que pienso que Europa perdió su gran oportunidad cuando los comuneros fueron derrotados en Villalar en 1521, no alcanzo a ver qué efecto taumatúrgico tendría sacar los restos de Carlos I de España y V de Alemania de El Escorial y enviarlos a Gante...
Sí puedo entender que se ponga en cuestión cómo se hizo la Transición. Fue uno de los golpes de efecto de Podemos, su petición de revisión del “Régimen del 78”, como dieron en definirlo no del todo mal. La idea era buena y, en mi modesta opinión, necesaria. Pero la manejaron tan horriblemente mal que acabaron por vincularla a la suerte del independentismo catalán y eso acabó por desprestigiarla totalmente. En cualquier caso, para el PSOE es mucho más seguro invocar el 36, donde estaba en el bando “correcto” que en la Transición, donde estaba en un bando cuando menos dudoso.

Pero hay más. Sólo que Amorós no podía haberlo previsto hace quince años porque entonces era un asunto que apenas asomaba en algunas universidades de Estados Unidos. Me refiero al otro gran tema, la petición gubernamental para que la Real Academia de la Lengua revise la constitución para dotarla de un lenguaje inclusivo, lo que quiera que eso sea, si bien es cierto que la propuesta ha servido para que alguien se caiga del guindo. Por ejemplo, la filóloga y profesora inclusiva Eulàlia Lledó ha descubierto que “La RAE tiene la curiosa idea de que manda sobre la lengua. Lo cual es demoledor. El inglés, por ejemplo, no tiene academia”[5].
Pues sí, así es. En el siglo XVIII, cuando nació la RAE, España estaba sometida a la influencia cultural francesa (entre otras cosas porque su rey era francés de nacimiento) y copió la norma de funcionamiento de la academia francesa. Pero eso no implica que haya que acatar sus normas obligatoriamente. Yo mismo me he declarado aquí insumiso a la regla de dejar de acentuar sólo cuando significa “sin compañía o sin ayuda”. Pero le daré otro dato que quizá no recuerde: tanto el catalán como el vascuence se rigen por las normas que dictan el Institut Ramon Llull y Euskaltzaindia. Y supongo que la hermosa lengua asturiana y la imprescindible fabla aragonesa tendrán sus organismos rectores, sólo que me da pereza acudir a comprobarlo a la Wikipedia...
En este caso la polémica ha servido para entronizar al farsante Arturo Pérez Reverte, alguien cuya biografía completa es una mentira de principio a fin, empezando por su apellido. Basta recordar que el corresponsal de guerra más cobarde que jamás haya existido fue condenado a pagar 212.000 € por plagio[6]. Pues ahora puede sacar pecho porque la academia ha reculado y no faltarán tontos que le atribuyan el desenlace...

Hace apenas una semana que terminó la mayor batalla simbólica de nuestros tiempos, la copa mundial de fútbol. Una treintena de ejércitos enfrentándose a vida o muerte por el tesoro más preciado. Todo de mentira, claro, apenas algunas piñas entre aficionados rivales, nada que no pudiera arreglarse en un dispensario de barrio con unos puntos de sutura.
Y aquí estamos, reproduciendo batallas incruentas. Acopiando sangre de atrezzo para lo que viene, que la batalla es dura.

Sé que no soy una persona centrada ni como hay que ser, y por eso no se me da una higa dónde repose Franco[7] ni si la constitución del 78 distingue entre ministros y ministras. Sé que hace tres años queríamos pasarla por la piedra y yo estaba de acuerdo...

Es cierto que en eso de pasar la del 78 por la lija nunca ha estado de acuerdo el PSOE, pero sí recuerdo su promesa de derogar la reforma laboral de Báñez y la infame Ley Mordaza.
Seguramente me equivoco...



[1] Miguel Amorós: Las Armas de la Crítica, Muturreko Burutazioak, (Bilbao), 2004, p. 71.  El texto es un ataque contra mi gran amigo Josep Fontana y contiene una frase que encuentro certera: La historia fontanista refleja el pacto social tutelado por el Estado y enmascara hasta donde puede la cuestión social; es la historiografía de un periodo del capitalismo ya obsoleto. Quizá por eso la vieja cornucopia estalinista acabó virando hacia el supremacismo catalanista más rabioso y resentido.
[2] Ese era el nombre del lugar y el propio Franco lo hizo cambiar para que no sonase ofensivo a quienes tanto debía. Obvio es decirlo, entonces lo de moro no ofendía, pues cualquiera con una mínima cultura sabe que el término ya existía en latín (mauro) y por tanto es anterior al Islam y a que los árabes se plantearan llegar a la Mauritania romana.
[3] Su abuela, Carmen Polo (alias “la collares”), la llamaba la pecadora, seguramente por no llamarle otra palabra que empieza por p. Su suegra la llamaba ninfómana y ella misma ha declarado que su marido Alfonso “tragaba” con lo que fuera...


[4] No hace falta leer a Guy Debord y los situacionistas para darse cuenta de que si el arte tuvo alguna vez una función transgresora hace por lo menos cincuenta y cinco años que la perdió. (Según los situacionistas fue antes pero siento una gran debilidad por Piero Manzoni, qué le vamos a hacer...). ¿Cómo podía pensar alguien que una verdadera vanguardia artística sería capaz de cualquier cosa por aparecer en la televisión pública?
[5] Mónica Zas Marcos: “La RAE tiene la idea curiosa de que manda sobre la lengua y eso es demoledor”, eldiario.es, 19/07/18.
[6] Es para ponerse a pensar que otra plagiaria conocida, Ana Rosa Quintana, sea la “reina de las mañanas” en televisión.
[7] Que si es cierto lo que se cuenta, fue enterrado en un ataúd a prueba de necrófagos y por tanto debe encontrarse incorrupto. Aviso esto para que se lo piensen los partidarios de la exhumación porque si se entrega a la familia podría clonarlo. ¿Alguien recuerda Los niños del Brasil? Ojo, que la ciencia ha avanzado mucho...