“El dinero es
gran revolvedor”
Juan Ruiz: Libro
del Arcipreste o del Buen Amor
Los zoófilos, a
palos
Resulta que en
el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) andan a la greña,
aunque es difícil medir en qué grado porque la información no es precisa.
Sabemos que hay dos bandos claros pero no cuál es el porcentaje de apoyo que
cada uno tiene detrás.
El PACMA ha
pasado en siete meses del 0,9 al 1,4% en intención de voto. Eso supone el doble
que el PNV (0,7%) o el PDeCAT (0,6%). Con esas cifras un eurodiputado sería
prácticamente seguro y muy probable un escaño en el Congreso de los Diputados. La afiliación
se acerca a los cuatro mil, lo que a ochenta euros anuales por cabeza suma más
de trescientos mil euros de ingresos.
Y ahí empiezan
los problemas. Ya dicen que tengas cuidado con lo que deseas, no sea que se
haga realidad. Una parte de los afiliados que no es posible determinar denuncia
que “PACMA se está convirtiendo a toda velocidad en el “chiringuito” de la
presidenta Silvia Barquero, de su marido, el vicepresidente Luis Víctor Moreno,
y de la portavoz y amiga de ambos, Laura Duarte” porque “Lo que está ahora en
juego no es lo que había antes: un cargo sin remunerar en una estructura de
activistas voluntarios. Ahora se trata de un sillón en el Parlamento Europeo,
de un puesto de asistente en el Congreso, de cosas muy jugosas por las que
merece la pena pelear”. Además hablan de
“una estructura “clientelar” creada alrededor de la presidenta y su marido” con
sueldos superiores a los dos mil euros en los niveles más altos y de la
existencia de diez nóminas, de las que sólo dos corresponderían a la junta
directiva. Entre ellas la de un editor de vídeo cuyo único cometido sería
“ensalzar la figura de la presidenta”. Una expulsada resume la situación: “Lo
que está pasando es que el matrimonio blinda sus sillones de cara a las
elecciones y se gasta todo el dinero en pagar sueldos a su círculo. Una de las
últimas ofertas de trabajo que han sacado es un puesto de asistente para la presidenta.
¿Con 4.000 afiliados necesitas de verdad un asistente personal cuando casi no
hay dinero para carteles ni para acciones de protesta?”.
Expulsada
porque, como era de esperar, tras las acusaciones ha sucedido la
correspondiente purga de elementos críticos. Por supuesto, desde la dirección
del partido y sus afines hay una explicación para todo, pero me ha llamado la
atención un detalle. Si los críticos reivindican el activismo y se quejan de
que “La prioridad ya no es ir a protestar contra el Toro de la Vega o contra
una matanza de cabras”, los oficialistas (que ya han pasado pantalla,
como diría Artur Mas) les afean precisamente eso, que “hay algunos afiliados
que vienen del activismo más duro, de encadenarse en una corrida de toros, y
son mucho más cortos de miras”.
¡Comida o
muerte!
o ¡Muerte o muerte! o ¡Comida o comida! o yo qué sé...
Confieso que no
he seguido la polémica al pie de la letra (en tiempo real, como dicen
los imbéciles, como si hubiera un tiempo virtual) porque a Sánchez siempre hay
que darle un margen antes de saber cuál será su posición definitiva sobre
cualquier asunto. Parece ser que el Gobierno se negó a vender cuatrocientas
bombas especialmente destructivas al gobierno saudí por miedo a que las
utilizara contra civiles en Yemen. Como reacción, el mandamás saudí ha dicho
que entonces no quiere las cinco corbetas que le están fabricando.
Desde luego,
siempre cabe la salida torera a lo Trapero: “bueno, pues molt bé, pues adiós”. Sería lo lógico. O se tienen principios o no
se tienen. Si las bombas van a servir para matar civiles y eso nos horripila, a
la mierda las corbetas y a la mierda todo... Por eso se llaman principios,
porque están antes que cualquier otra consideración.
Una decisión
peliaguda, así que antes de tomarla ha habido quien ha salido a aconsejarle
para que no se equivoque. Por ejemplo, mi querido amigo José María González, Kichi,
alcalde de Cádiz, donde se están construyendo las corbetas de los cojones.
Kichi es
historiador. Debería saber, y seguramente sabe aunque no le apetezca
recordarlo, que los libros registran casos heroicos de huelgas de trabajadores
despedidos y represaliados de varias maneras (ninguna agradable) por negarse a
fabricar o transportar armas. Sobran ejemplos y alguno reciente, que le debió pillar
siendo niño porque es de los nacidos cuando murió el de la momia del Valle,
pero los tiempos han cambiado y es más fácil dar la batalla simbólica que la
batalla real y Kichi ha decidido echar su cuarto a espadas y como no le sale el
lado épico, le sale el lado llorica.
Es verdad que antes su partido le ha preparado la cama, el secretario de
organización Pablo Echenique hablaba de “dilema imposible” por obligar a elegir
entre “fabricar armas y comer”, lo que reforzó la diputada Carmen Valido planteando
el dilema de que “el territorio tenga que elegir entre pan y el cumplimiento de
la ley”. Pablo Iglesias, pese a que Kichi le dio badana con el tema del chalet,
demuestra no ser rencoroso y le apoya diciendo que “yo entiendo que Kichi ponga
por delante los contratos de sus trabajadores”
Arropado
cómodamente por este colchón que le tienden sus compañeros, la cabeza visible
de los Anticapitalistas nos regala un baño de realismo. Al fin y al cabo,
¿quién sería el canalla que ante este dilema elegiría el hambre?
Y nos explica su decisión: “En Arabia Saudí los derechos humanos no son
respetados y estoy en contra de eso, pero mientras ¿qué comemos? Hoy en día soy
alcalde de esta ciudad y la responsabilidad es mirar por el interés de sus
vecinos y la construcción de los barcos no va a acabar con la guerra en Yemen.
Si no los hacemos nosotros, los harán otros”.
Este último razonamiento
se lo escuché hace años a un vendedor de drogas pero un poco mejorado. También
decía que si no se las vendía él se las vendería otro, pero además añadía que
al menos lo que él vendía “era bueno”.
La ciencia, la
conciencia y la zarzaparrilla
Los defensores
de la Ciencia ― así, en abstracto ―
viven buenos tiempos últimamente, probablemente impulsados por la llegada al
ministerio del turista espacial Pedro Duque. Este grupo es un conglomerado heterogéneo
que agrupa desde gente bienintencionada que sólo busca elevar el nivel medio
del conocimiento científico en España ―
que está al nivel del resto de conocimientos, más bien bajo ―,
hasta gentuza que equipara a los críticos de los transgénicos con los que creen
en los rastros químicos.
A unos y otros les sorprende mucho que la homeopatía goce de un gran momento,
pese a que se sabe desde hace tiempo que sus principios curativos no valen un
cuerno, por poner un ejemplo.
Ahora se ha
conocido que Coca – Cola “ha entregado ocho millones de euros a decenas de
organizaciones científicas y médicas españolas entre 2010 y 2017”.
La lista es larga pero conviene citarla para que se vea que no son cualquier
cosa: Fundación Iberoamericana de Nutrición (835.000 euros), Fundación Española
del Corazón (640.000), Fundación Española de Nutrición (567.000), Sociedad
Española de Nutrición Comunitaria (420.000), Sociedad Española de Médicos de
Atención Primaria (400.000), Fundación SHE (363.000), Fundación para la
Diabetes (357.000), Asociación Española de Pediatría (350.000). “La
financiación se dedica habitualmente a la organización de congresos y a la
realización de estudios científicos, una práctica habitual en algunas
multinacionales alimentarias, como Danone y las mayores empresas de la
industria cervecera”. Ay, los congresos, cuántas cosas podrían decirse de ellos
y no todas edificantes... Por cierto, los datos los ha facilitado la propia
Coca – Cola.
El epidemiólogo
Carlos Alberto González opina que “Nadie se imagina un congreso de la Sociedad
Española de Oncología Médica financiado por Philip Morris. Y esto está pasando
en la nutrición” “No hay consciencia de que esto es un escándalo”.
Pero los que han
pillado tienen otra opinión, como no podía ser menos. Entre ellos el afamado
cardiólogo Valentín Fuster, presidente de la Fundación SHE, que participó en el
I Congreso Internacional de la Felicidad, organizado por Coca – Cola.
Según el administrador general de la Fundación SHE el dinero entregado por la
multinacional “financiará una iniciativa de promoción de la salud en Cardona”,
un proyecto que “tiene como objetivo mejorar la salud de los habitantes de
Cardona utilizando una combinación innovadora de eventos, programas y diseño
urbano que construyan una cultura de la salud en la ciudad”.
Si es que no hay
nada como la innovación...