domingo, 2 de junio de 2019

POR CAMBIAR...



Aunque no estaba planeado sino que más bien han ido saliendo al paso, el mes se está llenando de profecías políticas. Hoy quería añadir una que he encontrado de la forma más casual. Supongo que también se puede considerar política pero, le pongamos el calificativo que le pongamos, también es sorprendente y ¿por qué no?, divertida.

RTVE está haciendo un gran esfuerzo por alojar en su página buena parte de su inmenso archivo de programas[1] y paso tiempo rebuscando algunos de los momentos que quedaron en mi memoria infantil. Entre ellos está Más Allá, el programa dedicado a “lo oculto” que presentaba el doctor Fernando Jiménez del Oso[2].
No recuerdo cuándo comencé a ver el programa. Sí recuerdo esa mezcla de curiosidad invencible antes de empezar el programa y el mucho miedo que me quedaba en el cuerpo después, pero si tengo que hacer un juicio, creo que el placer dominaba a la angustia, por eso repetía cada semana, a sabiendas de las consecuencias que me traería en forma de imágenes recurrentes y pesadillas...
El programa que voy a transcribir aquí en parte se emitió el 20 de setiembre de 1981. La verdad es que no recuerdo si lo vi o no. Entonces tenía trece años y no sé si ya era adolescente pero sí sé que acababa de estrenar la categoría que en inglés llaman teenager, un arco que va de los trece a los diecinueve años, aunque no tenga demasiada lógica más allá de la terminación de la palabra. Se titula “La Gran Pirámide”, que entiendo que se refiere a la que entonces llamábamos “de Keops”. Transcribo lo que dice Jiménez del Oso desde el minuto 10:15:

Y como una especie de símbolo de toda esa cultura antigua del Egipto antiguo, de esas primeras dinastías, están las pirámides de Giza[3], y de todas ellas hay una, la Gran Pirámide, que es como la síntesis del conocimiento que aquellos antiguos egipcios tenían. Un conocimiento que en algunos casos es incluso superior al nuestro actual. Un conocimiento que, al decir de algunos, abarcaría incluso el terreno tan desconocido del futuro. En estos pasadizos está escrita, según los piramidólogos, la historia del mundo. Davidson, el abate Moreux, Piazzi Smyth[4], son nombres inscritos en la historia romántica de la Gran Pirámide. Para ellos, la montaña de piedra es el compendio del conocimiento, la quintaesencia del saber. Nada es lo que parece, la Gran Pirámide tiene un lenguaje oculto y si se conoce la clave, ella nos contará incluso cuál es el futuro de la Humanidad. En sus pasadizos, pulgada a pulgada, están escritos los acontecimientos del pasado, los del presente y también los del porvenir, hasta el final de este mundo[5].
[....] En esa encrucijada está, según los piramidólogos, la fecha del éxodo de Israel, el 4 de abril de 1486 A.C., el año 2513 de la pirámide. [...] Al final del pasadizo que los piramidólogos denominan “la verdad entre la sombra”, hay una fecha clave, es la del Nacimiento de Cristo, el año 3996 de la pirámide. Es decir, Cristo, según los piramidólogos, nació en el año 4 antes de nuestra era. [...] Hay otra fecha igualmente clave, la de la muerte de Cristo. Según los piramidólogos, la crucifixión tuvo lugar el día 15 del mes hebreo de Nisán, es decir, el sábado 7 de abril del año 30 del Calendario Juliano[6]. [...]
Bien, no vamos a insistir en los detalles que, siempre según los piramidólogos, marcan los acontecimientos más importantes de la época actual, incluida la Primera y la Segunda Guerra Mundial, pero sí les diré que a partir del año 1953   según esos detalles que los piramidólogos señalan como marcas,  como hitos que señalan las fechas , a partir de 1953 la Gran Pirámide guarda silencio. Y la siguiente fecha, y la última que aparece dentro de ese cómputo de los piramidólogos, es el 17 de setiembre del año 2001. La fecha que coincidiría, según siempre los piramidólogos, con el fin del mundo, o cuando menos con el fin de esta época y el comienzo de algo nuevo, de algo diferente.

No conozco bien los métodos de la Piramidología pero por lo que dice Jiménez del Oso una pulgada de más puede llevar a un error importante así que, la verdad, mentiría si dijera que treinta y ocho años después esta última fecha no me ha sorprendido...


[1] Un archivo que tiene algo de caótico. Según leí una vez, de las primeras etapas de Un, dos, tres..., el concurso estrella de la TVE de los setenta, apenas se conserva media docena de programas porque las cintas se regrababan. Me jode, aunque sólo sea porque mis tíos concursaron e hicieron un buen papel...
[2] A diferencia de la mayoría de los de su ambiente, parece que sí era doctor. Jiménez del Oso fue alumno del psiquiatra López Ibor, que durante el Franquismo estaba considerado como el número uno de la psiquiatría. Ya que estamos con el tema familiar, cuando mi hermano tenía doce o trece años se encontró con Jiménez del Oso en un parque y le pidió un autógrafo. Fue extremadamente amable con él, no sólo le firmó sino que junto a la firma añadió un dibujo que era su caricatura montado en un platillo volante.
[3] Aquí hay que resaltar que Jiménez del Oso se adelantaba a su época. Utilizaba la transcripción que hoy se considera más adecuada mientras años después en el colegio seguíamos aún estudiando “las pirámides de Gizeh”.
[4] Más alguien que suena como Barberé, al que no he conseguido identificar.
[5] A partir de aquí comienza una descripción topográfica de la pirámide. Como no la considero de interés, la salto indicando entre corchetes ([...]) las lagunas de la transcripción. De acuerdo con su argumento, los piramidólogos consideran las encrucijadas como los lugares donde se guarda la información decisiva.
[6]
Aquí hay dos cosas a anotar. Una es que esta cronología es incompatible con la que Jiménez del Oso daba antes de que comenzase a anotar, basada en unos extraños estudios “soviéticos” sobre la estrella Sirio, que concluía que las pirámides eran cuarenta mil años anteriores a la cifra que se suele dar por buena. La segunda, más interesante, es la obstinación de todos estos “investigadores” por reivindicar a Cristo. Por ejemplo, los extraterrestres del planeta Ummo, fenómeno OVNI típicamente hispano, también creían en un ser equiparable a Jesucristo. La Iglesia, como siempre, juega con dos barajas. Condena oficialmente pero luego permite que algunos clérigos se interesen por el asunto públicamente. Como el padre Pilón que, aunque parezca un nombre de broma, era un jesuita que se creía todo lo que le contasen.