En resumidas
cuentas vivimos en el mejor de los mundos posibles. No es perfecto aún,
ciertamente. Todavía queda mucho por hacer en cuanto a desigualdad, reparto de la
riqueza y funcionamiento del ascensor social. Nuestra economía tiene serios
problemas de futuro y nuestra administración y los servicios públicos adolecen
de cierta falta de exigencia, independencia, rendición de cuentas y control de
calidad, pero el panorama global es como para sentirse razonablemente
satisfecho.
Francisco Igea
Arisqueta[1]
El año pasado
comencé ocupándome de ellos porque parecía que íbamos a tener una buena ración de
arribaloscorazones y creo que no me equivoqué, en todo caso me quedé corto,
aunque la propaganda sea tan poco lucida como la que hace Igea. Dejé cosas a
medio hacer pero creo que los argumentos básicos de mi crítica quedaron claros.
Hace poco leía una entrevista a Esteban Hernández que coincidía bastante, tanto
en lo escrito como en lo que se quedó por el camino. Como diría aquel, me
llena de orgullo y satisfacción[2].
El mes pasado
aparecía una entrevista en La Contra, la última página de La
Vanguardia, un espacio que se caracteriza por lo que suavemente podríamos
llamar eclecticismo: un día entrevistan a un profesional serio de cualquier
ramo y al día siguiente a un defensor de la curación a través de la meditación
o de la hipótesis de la Tierra Hueca. La protagonista era una panglossiana
llamada Anna Rosling a la que definían como cofundadora del “equipo Gapminder”.
Leyendo la entrevista se deducía que aquello del equipo Gapminder era un
invento de su padre Hans, asesor de la ONU. Archivé la entrevista porque pese a
ser la enésima versión de la leyenda de la edad de oro aplicada a nuestros
tiempos, y no especialmente original, había un asunto que me inquietaba.
No ha pasado ni
un mes y en La Vanguardia vuelven a la carga, esta vez reseñando un
libro del cabeza de familia, y todo se vuelve mucho más claro. La reseña es de
Félix Riera, un hombre con una extensa trayectoria en asuntos culturales (llegó
a ser director de Catalunya Ràdio) pero que, en mi humilde
opinión, redacta pésimamente[3].
El libro se
llama Factfulness (incluso en su versión traducida) y con Hans ha
colaborado su hija Ola además de Anna, la que ya conocíamos. Ahora sabemos que
Hans es médico y aparte de colaborar con la ONU a través de UNICEF es
cofundador de Médicos sin Fronteras en Suecia[4].
Dice Riera que el libro es “un ensayo para estar alerta sobre lo que sabemos, o
mejor dicho, sobre lo que desconocemos. Somos conscientes de que la esclavitud
legal (países donde el trabajo forzoso es legal o practicado por el Estado)
sólo se practica ya en tres países”. Estamos jodidos... de su redacción no me
queda claro si este es un dato de los que sabemos o de los que desconocemos
porque si lo sabemos, ¿para qué insistir? El problema es que el panglossiano
Rallo decía el año pasado por estas mismas fechas que el número de países con esclavitud
era cero. Luego hablaba de Cuba o Corea del Norte como países que esclavizan a
toda su población pero ya se puede entender fácilmente que no hablaba de lo
mismo...
También dice que
“la explotación infantil en niños de entre 5 a 14 años ha descendido del 28% en
1950 a un 10% en el 2012”. Un cálculo curioso: la población mundial estimada en
1950 era de 2.500 millones y la de octubre de 2011 de 7.000, lo que hace un
crecimiento del 270%. Es decir, que el porcentaje de niños explotados en el
mundo habrá descendido pero la cantidad es la misma en un tiempo donde el
trabajo es un bien escaso[5].
Esta ya es
buenísima: “prácticamente se han erradicado los casos de viruela en el mundo
desde el año 1979”. Que yo sepa, el último caso se diagnosticó en Somalia en
1977, así que prácticamente y no prácticamente. Entonces, ¿por
qué escribe 1979 en lugar de 1977? Pues porque algunos países guardaron
muestras y a los inútiles de los británicos se les “escapó” y en 1978 murió una
fotógrafa médica llamada Janet Parker. Además un médico se suicidó porque se
sentía culpable del accidente[6].
Que se sepa, al menos Estados Unidos y Rusia aún conservan sus viruelitas,
esperemos que en mejores condiciones.
Da más ejemplos
y todos valen más o menos lo mismo pero no quiero aburrir. Les extraña que
sigan sin convencernos, parece que la mera exposición de hechos tan
incontestables debería ser motivo suficiente para que cambiáramos de opinión y,
sin embargo, persistimos en el error. Así que hay que buscar explicaciones.
Copio a la letra: deformamos la realidad como consecuencia de ser más
determinante el impacto de nuestros instintos que aplicar nuestro conocimiento.
El instinto de la negatividad alimentado por el bombardeo de noticias falsas,
el instinto de la brecha basado en nuestra idea binaria del mundo y el instinto
del miedo nos impiden comprobar que un hecho aterrador no es necesariamente el
más peligroso.
¡A la verga!
Resulta que si no te crees sus chufas es porque te guías por el instinto, como
los bebés o los primates. Ya se sabe,
cuando fallan los argumentos llegan los insultos, aunque se expresen en
finolis. No aplicamos nuestro conocimiento, aunque se les rebata con datos
comprobables, a diferencia de sus manipulaciones. Somos binarios, y nos lo
dicen los que se mueven con la única idea de antiguo = malo, nuevo = bueno. ¡Viva
la riqueza de su pensamiento multifactiorial! Lo del instinto del miedo no me
atrevo a contestarlo porque confieso que no entiendo eso de que un hecho
aterrador no es necesariamente el más peligroso. Deben ser carencias de mi
cerebro de bebé primate...
Y aún falta lo
mejor: El ensayo rastrea en datos y hechos para descubrir las razones por
las que nuestra visión es pesimista, negativa y llena de prejuicios sobre hacia
donde avanza el mundo. Hay razones ideológicas, otras de ignorancia, pero,
sobre todo, una razón determinante es que seguimos mirando el mundo como lo
hacíamos hace veinte años, basándonos en los datos de entonces, sin
actualizarlos. Como plantea Rosling, después de esta lectura “Verás como acabas
sustituyendo tu visión hiperdramática del mundo por una visión basada en
hechos”.
¡Habló de putas
La Tacones! Resulta que el que nos acusa de habernos quedado parados hace
veinte años nos presenta como uno de sus grandes argumentos un hecho único que
sucedió hace cuarenta.
Por cierto,
conviene saber que la idea de una campaña mundial para la erradicación de la
viruela fue un empeño de los soviéticos, concretamente de Viktor Zhdánov,
Viceministro de Salud de la URSS en 1958. Quizá por eso no se encuentra nada
comparable ni en treinta, ni en veinte, ni en diez, ni en cinco años[7].
[1] No
conocía a este optimista. En el artículo escribe que está orgulloso de su
partido y por el contexto se podía deducir que el partido era Ciudadanos. En
efecto, Google confirma que es un cargo electo de Ciudadanos. La referencia
completa de los artículos aparece en la nota final.
[2]
Esteban Hernández, aparte de publicar libros muy interesantes, es columnista en
El Confidencial. Últimamente leo sus artículos con el mismo deleite con
el que antaño leía los de Gregorio Morán.
[3] He
puesto mucho cuidado en transcribirlo fielmente para que no me podáis acusar de
sus errores.
[4]
Sobre UNICEF se ha escrito de todo. Desde que es un foco de corrupción hasta
que promueve la explotación laboral infantil. Sólo puedo decir que edita unas
felicitaciones navideñas que nunca he comprado pero alguna vez he recibido.
Sobre Médicos sin Fronteras, lo habitual respecto a las ONGs: que no cumplen la
legislación laboral con sus empleados y que hacen el juego a los dictadores.
[5] Se
podrá aducir que la pirámide de edad global ha tendido hacia un envejecimiento
de la población pero los países donde se explota a los niños la han
rejuvenecido como consecuencia de un descenso de la mortalidad infantil, así
que una cosa corrige la otra, si no aumenta la cifra de niños explotados hoy...
[6]
Como resultado del desastre, los británicos destruyeron las muestras que
conservaban. O eso dijeron. Ya lo he escrito alguna vez, esos papanatas que se
deshacen en alabanzas a la BBC no deben verla demasiado y si la BBC es el buque
insignia de su eficiencia se puede imaginar el resto. Sin embargo los
nacionalistas británicos se consideran la quintaesencia. Me recuerdan mucho a
otros que tengo por aquí cerca y que, no por casualidad, son grandes
admiradores de la BBC, con la que gustan de compararse a menudo.
[7]
Aquí van los artículos por orden de mención: Francisco Igea Arisqueta: “¡Qué
error! ¡Qué hermoso error!”, El Confidencial, 31/12/18; Guillermo
Fernández Vázquez: “Creer que las mujeres van a salvar el progresismo es como
pensar que los obreros votan siempre a la izquierda”, CTXT, 26/12/18
(entrevista a Esteban Hernández); Lluís Amiguet: “La gente se radicaliza porque
prefiere sentir a razonar”, La Vanguardia, 19/12/18, p. 60 (Es la
entrevista a Anna Rosling); Félix Riera: “La mirada positiva”, cultura׀s
863,
13/01/19, p. 11 (cultura׀s es el suplemento
cultural semanal de La Vanguardia). Como podéis apreciar, dos de ellas
las he leído en papel. No es extraño, tratándose de un asunto tan reaccionario
aunque se envuelva de su opuesto...