Esta vez ha sido en mi barrio.
Paso a diario por Las Ramblas, no tengo especial manía a los turistas.
Me molestan los ruidosos, pendencieros y meones de esquinas ― que no
siempre gritan en idiomas extraños, por cierto ―, pero a las horas que las atravieso abundan las
familias y los grupos de chavales en poco diferentes de los que he conocido
toda mi vida. Hay barceloneses de cierta edad que lamentan que Las Ramblas han
cambiado, pero esa época dorada ya había pasado cuando vine a vivir aquí.
Si he de decir verdad, creo que por el hecho de haber sucedido tan
cerca no me ha afectado más que las bombas de Madrid o las masacres de París.
Desde luego, sí resulta sorprendente escuchar a la vez el sonido de sirenas y
helicópteros por el altavoz de la radio y la ventana abierta y llama la
atención que cada vez que veas una imagen conozcas el fondo y lo relaciones con
algo que te ha sucedido, pero ahí acaban las diferencias.
Las reacciones
Múltiples y variadas. He tenido que cribarlas para no alargarme hasta
el infinito o resultar poco claro...
Llamamientos
a la unidad
Abrieron brecha El Mundo y El País con editoriales en
los que pedían la unidad política, entendiendo por tal el fin de la campaña
separatista, pero después de ser ampliamente criticados por el secesionismo
local quedó en una especie de agrupación de todos, sin aparente jerarquía pero
poniendo por delante a los Mossos y su trabajo ejemplar. Por supuesto,
siguiendo anteriores precedentes, la unidad duró un suspiro. Rota por todas
partes pero finalmente recompuesta para la manifestación del sábado y vuelta a
romper durante su desarrollo, reproduzco aquí una crítica, a mi entender muy
pertinente, previa a las querellas entre sindicatos policiales sobre temas
informativos o a las de los políticos sobre cuestiones de prevención: “El hecho
de que durante meses se hayan almacenado más de 100 bombonas de butano para
hacer un atentado masivo que, afortunadamente y por azar, no culminó, no habla
bien de los cuerpos policiales ― tres ― implicados en la investigación del yihadismo. Es
llamativo que los mossos, que no paran de realizar grandes operaciones contra
un anarquismo armado catalán que nunca acaba de existir, no supieran nada de la
casa de Alcanar ― en un primer comunicado, tras la explosión, sólo se subrayó que era
una casa “ocupada” ― y que tardasen horas en relacionar ese alijo de
explosivos con un atentado[1]”
Llorones
Aunque no muy numerosas en
principio ― a medida que pasaban los días iban siendo más ―, aparecían
las justificaciones “históricas”, esas que nos condenan de por vida por haber
sido cómplices de ya no sé cuántas maldades. El flagelante de turno escribía:
“¿Nos piden que olvidemos acaso que el saudí Osama Bin Laden[2]
― miembro de
una numerosa y poderosa familia de origen yemení con fuertes lazos con la
familia real saudí y con grandes inversiones en EEUU ― fue uno de los grandes apoyos que tuvieron EEUU y
sus aliados para reclutar a esos miles de muyaidin que serían luego los
pilares de Al Qaeda?”. Líbrenme Alá y Mahoma su profeta de romper una lanza por
la política exterior estadounidense, casi siempre egoísta y muchas veces
criminal, pero creo que dieciséis años después del 11 – S ya les toca revisar
el tópico. No cuesta tanto informarse de que la minúscula brigada árabe
de Ben Laden hizo el ridículo más espantoso en el par de escaramuzas en las que
participó en Afganistán y tuvo que marcharse sin pena ni gloria tras no haber
sido capaz de ganarse el respeto de ningún comandante afgano. Ben Laden volvió
a los negocios de la familia en Arabia Saudí y fue durante la Guerra del Golfo
cuando se le giró la cabeza ante el hecho de que Estados Unidos estableciese
tropas en los “lugares sagrados”. En este caso la culpa perpetua de los
norteamericanos parece un poco traída por los pelos. El autor del artículo, y
algún otro después de él, escribía que para evitarlo debíamos abrir
urgentemente las fronteras y acoger a cuanto refugiado acudiese, pero no parece
buena receta porque no le sirvió a Alemania. Desde luego, una vez sabido que la
justificación del atentado es la liberación de Al Ándalus y el castigo a los
inquisidores lo que parece más claro es lo que dijo aquel, que viven en el
siglo XV de su calendario y se nota...
Corrección
política
Sobre esta actitud lacrimógena he leído una crítica bastante
interesante: “4 ― La mala noticia: los inevitables discursos de “auto ―
culpabilización”, heredados del tercermundismo, reman en la dirección errada.
Todo lo que divide por identidades de origen se pone en línea con los objetivos
del terror. Cuando desde cierta izquierda se insiste en la “culpabilidad” de
“los de aquí” por ser “occidentales” y en paralelo se afirma la “inocencia” de
los emigrantes, los hijos de emigrantes
y sus nietos... lo que se está diciendo implícitamente es que “no son de
aquí”, que forman, aunque hayan nacido en Europa, estudiado en la misma escuela
pública que los demás y cotizado a la misma Seguridad Social que el resto, un
cuerpo aparte, separado, una identidad, un sujeto político, una víctima
colectiva. Ese es exactamente el camino que pretende el Estado Islámico. Porque
su objetivo no es el temor sino la insurgencia. 5 ― Pero para hacer viable la insurgencia, necesita
reconfigurar el mapa identitario. Por eso, responder a los atentados con los
viejos moldes del antifascismo, el anti ― racismo y la “anti ― islamofobia” o simplemente usar raseros diferentes
para calificar unas religiones u otras, lleva una y otra vez a afirmar por
activa o por pasiva un juego de identidades, un terreno, que es el que el
jihadismo quiere imponer”[3].
No por casualidad, donde la desarticulación social es más intensa y
viene de largo es donde el triunfo de la corrección política es más rotundo,
como en Estados Unidos. Esa falta de vínculos naturales de afinidad se ha sustituido
con la creación de “comunidades” artificiales, que además pueden superponerse
unas a otras. Por ejemplo, uno puede pertenecer a la comunidad “italoamericana”
y a la vez a la comunidad católica y lo que las caracteriza principalmente es
la extrema facilidad con la que se sienten ofendidas.
El Ayuntamiento de Barcelona, ahogado en corrección política hasta
provocar el vómito, ha reproducido ese esquema comunitario sin la menor
reflexión. Su Comisionada de Inmigración, Interculturalidad y Diversidad, Lola
López[4],
convocó a un disparatado aquelarre a las “comunidades judías, cristianas
ortodoxas, cristianas católicas, cristianas evangélicas, musulmanas, budistas,
taoístas, sikh, bahá’í, la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días y las comunidades hinduistas. También los colectivos de tradición laica y
atea[5]”.
Lo explicaba diciendo que “es necesario un acto de recuerdo de las
víctimas que acoja el máximo de sensibilidades”
y lo remataba así: “por eso no es únicamente interreligioso, sino
interconviccional”. Interconviccional... ¡qué maravilloso hallazgo! El
corrector de textos ha ido tomando todos los colores del arcoiris, provocando
la envidia de cualquier pavo real.
El problema de la corrección política no es que nos obligue a usar un
lenguaje ridículo sino que si se le cede el terreno, si no se combate con
perseverancia, acaba sacando cuestiones del debate público, y hemos tenido un
ejemplo estos días. Resulta que al Mayor de los Mossos un periodista le afeó
que respondiese en catalán a una pregunta. El policía le respondió con la chulería
que se supone habitual en el alto mando policial y el hecho ha sido muy
celebrado ― aparte de por el independentismo catalán, que sería de esperar ―, por
periodistas de diarios madrileños, al menos los que yo he leído. Todos ellos
vinculan a quien hizo la objeción con la caverna mediática y todas esas cosas. Todos
con el discurso bien aprendido. Solo citaré a uno, el patético Juan Cruz, que
hace cuarenta y un años fue a hacer de correveidile a El País y desde
entonces sigue en los mismos menesteres, aunque creyéndose una eminencia. Dice
que el tal Josep Lluís Trapero “despachó
con una frase empachada de ingenio, “Bueno, pues molt bé, pues adiós”, una
discusión sobre idiomas que, por otra parte, tan estúpida y dañina ha sido
tanto para la difícil convivencia de las lenguas celtibéricas[6]”.
Un dato que se ha difundido poco: el periodista es un holandés que
habla seis idiomas. Desde luego, él pensaba que una rueda de prensa sobre un
asunto tan grave se daría en el idioma oficial del país afectado. Como pasa en
cualquier país mínimamente organizado del mundo, cuando los atentados de Niza a
ningún periodista o autoridad se le ocurrió formular o responder una pregunta
en occitano. Es una simple muestra de cortesía hacia los periodistas
extranjeros. Sin embargo, aquí no solo no es así sino que se ataca como
elemento reaccionario a quien hace una objeción de puro sentido común. Es el
peor pecado que podría cometerse. Quien lo haga es un cavernícola y para allá
va, sin preguntar nada más... Este es el lado perverso de la corrección política
y por eso hay que combatirla sin regalarle el mínimo espacio.
Los manifestantes independentistas del sábado ponían de manifiesto las
relaciones de la Familia Real con la tenebrosa monarquía saudí desde al menos
dos generaciones. Ciertas y constatables, aunque olvidaban mencionar las del
Barça con el emirato de Catar, pero supongo que semejante idea podría provocar
un cortocircuito en sus cerebros tan escasamente cableados como corresponde a
su sistema binario: nosotros valemos uno, ellos cero. La pregunta es
¿qué tiene que ver un imán de mala muerte que predicaba en la mezquita de
Ripoll con la tiranía que se enseñorea de la casi totalidad de la Península
Arábiga? ¿Acaso está el rey saudí interesado en atentar contra una España que
le trata tan bien y le vende unas armas tan necesarias? Cualquiera diría que
no, pero los cerebros binarios llegan a conclusiones inesperadas y todas serán
buenas.
Solo quien lo ha sufrido en sus carnes se atreve a señalar lo obvio[7]:
desde el siete de enero de 2015 en que los asesinos islámicos dispararon
cobardemente a los valientes que se encontraban en la redacción de Charlie
Hebdo[8]
“un trabajo de propaganda ha logrado distraer a nuestros espíritus y disociar
estos atentados de toda cuestión religiosa. Hoy, nadie se interroga sobre el
papel del Islam en la ideología de Daesh. El lavado de cerebro ha logrado
hacernos admitir que “el hecho religioso” no debe discutirse. Se nos impone, y
los que osan cuestionarlo son tratados de anticlericales primarios de otra
época[9]”.
Pero es lo que tenemos, un extraño fenómeno de culpabilización por
control remoto. ¿Dónde encajan en nuestro caso los sátrapas saudíes? Sólo los
hechos bastan. Es suficiente observar la planificación del atentado para
comprobar cómo los petrodólares saudíes fluían a raudales. Unos tipos que se
meten en una casa abandonada para rellenar bombonas de butano vacías con
peróxido de acetona que “cocinaban” ellos mismos. Con un asesoramiento tan
brillante que lo único que nos libró de un desastre mayor fue que al estúpido
de su jefe se le ocurrió bajar la temperatura de una mezcla tan inestable
aplicándole el calor de una estufa. No. En este caso es todo mucho más
sencillo.
Si vamos al origen del asunto, nos sobra con una mezquita en Ripoll en
la que predicaba libremente un imán que no hacía sino repetir aquellas frases
coránicas de matadlos allí donde los encontréis y un grupo de jóvenes que le
respetaron y creyeron precisamente por ser un predicador. Todo empieza y acaba
en la religión. En una religión profundamente dañina[10].
Pequeño balance
Han pasado unos días desde que escribí esto. Pensaba cerrarlo de otra
manera que remitía a un hecho del pasado pero he acabado por reconocer que era
un tanto artificial y precisamente por eso se resistía. A cambio, ofrecía una
ordenación firme que esta pequeña recapitulación hecha sobre la marcha no va a
tener.
Los
Mossos
Hay que empezar obligatoriamente por ellos. Nuestra alcaldesa, que
hasta hace dos días pedía explicaciones por el ojo perdido de Esther Quintana,
se ha sumado al carrusel de la glorificación, reservándoles la cabecera de la
manifestación[11].
Es curioso que se exalte a alguien por cumplir con su deber, y más si lo ha
cumplido de aquella manera...
No soy pacifista. La violencia existe y la hemos practicado
conscientemente desde que nos erguimos sobre dos patas. No soy partidario de utilizarla
para solucionar los problemas pero entiendo que a veces no queda otra salida
que responder al violento con violencia. No seré yo quien critique al que tumbó
a los cuatro de Cambrils uno detrás de otro. Acababan de apuñalar mortalmente a
una mujer y no tenían intención de parar. Fácil de entender, evitar un mal
mayor. Pero el quinto, rodeado de policías por todas partes, o el canalla que
condujo la furgoneta, privado de sueño, hambriento y solo... ¿no había otra
manera de reducirles? Entiéndaseme bien, no me guían consideraciones
humanitarias, esas las guardo para los humanos, no para los fanáticos
religiosos. Se trata de cuestiones prácticas. ¿Qué sentido tenía el viaje a
París de unos días antes de los atentados? Pues bien, si hubieran cogido con vida
a una de esas dos basuras ya se sabría.
Y ¿qué decir de su Mayor, la última estrella de los medios?
Sinceramente, cuanto más le oigo hablar más convencido estoy de que el meollo
del dilema de su decisión de convertirse en mosso o en el sucesor de “El
Vaquilla” se jugó en el grosor de un cabello. Se le intentó convertir en una
estrella mediática, para lo que hace falta poco, basta el hijo de Paquirri e
Isabel Pantoja para probarlo... Como el viento soplaba a favor, hasta le sumó
puntos su respuesta al periodista
holandés, impresentable desde cualquier
punto de vista. Pero con los días han ido surgiendo las objeciones hasta llegar
al aviso impreciso de un atentado provinente de fuentes estadounidenses que
publicó El Periódico. Tuvo la opción de decir la verdad, que se recibió,
se leyó y no se consideró importante. Cualquiera podría entenderlo. No hace
falta ser experto en servicios secretos para suponer que avisos tan vagos se
reciben prácticamente a diario y que no sería una vergüenza haberlo descartado
por su imprecisión. En lugar de eso, acusó falsamente al diario de mentir y
tuvo el mal gusto de nombrar a su director y subdirector y motejarlos
públicamente de cobardes por no haber
asistido a su rueda de prensa.
Luego ha resultado que el tal Trapero acabó por reconocer que el
comunicado sí se recibió, dejando en evidencia no sólo su mentira previa sino
la de Forn y Puigdemont, pero las amenazas y desafíos previos a los
periodistas ahí quedan y la verdad, no
resultan muy tranquilizadoras...
Las causas
Variadas. Según la reivindicación, el hecho de que Al Ándalus dejase
de existir. ¿Cuándo? Pues la verdad es que no es fácil decirlo, porque el
minirreino de Granada representaba Al Ándalus como Puerto Rico pudiera
representar el imperio español en 1898. Es más fácil la otra, que existió la
Inquisición. Frente a semejante razón palidecen las monarquías del Golfo
Pérsico, las fronteras cerradas a los refugiados, los guetos en que se
concentra a los musulmanes para exterminarlos lentamente y, si aún así les va
medio bien, un flautista de Hamelin que abdujo a unos chavales que eran
majísimos. Pero aunque les reclute en una mezquita, ¡ay de quien ose decir que
esto tiene que ver con la religión! Es evidente que no hay relación alguna.
Todo son cuestiones geopolíticas y socioeconómicas, trabadas en forma de relato
coherente que aspira a la completitud. Solo que todo junto no puede responder a
una pregunta: ¿por qué los gitanos no cometen atentados? Tendrían muchos
boletos según las avestruces y
sin embargo...
Las
conmemoraciones
La manifestación olía mal desde el principio. ¿A qué viene convocarla
nueve días después? A mí me recordó mucho a la manifestación posterior al
funeral del pobre Fernando Buesa y su escolta Jorge Díaz, cuando el PNV
movilizó a todos los palurdos de la Euskadi Cherokee para que marchasen al
grito de Ibarretxe aurrera! Si hasta llegaron a pegarse gentes que en
teoría habían ido a homenajear a los dos muertos[12]...
El mismo esquema, los viejos dueños del poder autonómico imponiéndose a un alcalde
no especialmente despierto (Colau en Barcelona, Alonso en Vitoria). Por eso me pareció un gran hallazgo el lema No
tinc por (no tengo miedo)[13].
Si el terrorista quiere inhibir a la sociedad mediante el terror para que acabe
pidiendo “por favor, dialoguen” en plan Gemma Nierga, la mejor manera de
decirle que está acabado es gritar que no le tienes miedo. Aunque no lo
parezca, pertenecen a nuestra especie, al menos en una clasificación
taxonómica, y también están expuestos a las dudas y la desmoralización. Si ven
que sus atentados son inútiles acabarán abandonándolos por razones prácticas,
aunque desde luego eso no significa que lo vayan a hacer hoy.
Por el contrario, el Volem la pau (queremos la paz) que se
escuchó y mostró en la famosa manifestación es una bajada de pantalones en toda
regla. Por muy bonito que les sonase a los que lo exhibieron y gritaron, está
abriendo la puerta a la pregunta: “¿Y qué estaríais dispuestos a darnos a
cambio?”.
[1] Guillem Martínez: “La unidad esa”, CTXT,
22/08/17 (leído en Público). Martínez sigue acentuando el solo cuando
significa “sin compañía o sin ayuda”. Dejé de hacerlo desde que la realacademia
de los Cebrianes, Ansones y Pérezreverteres dictó norma en contrario. He
cambiado de opinión. Que les den.
[2] Como ya indiqué una vez, Ben Laden sería la
transcripción más correcta, pero se cambió porque en Estados Unidos sonaba
demasiado judío. Creo que fue un tal Roberto Montoya en Público, aunque
no me afané mucho por tomar la referencia.
[3] “Barcelona”, lasindias.blog. Está
estructurada en seis puntos de los que reproduzco dos, de ahí la numeración.
Sin estar completamente de acuerdo con ella, recomiendo su lectura. Es la única
escrita desde una posición de izquierda que me ha parecido mínimamente
valiente.
[4] Hace tiempo leí un par de entrevistas que le
hicieron y me quedé estupefacto ante su diarrea mental. Llegaba a hablar de
“fundamentalismo laicista” para caracterizar a los que nos oponemos a burkas,
burkinis y demás prendas liberadoras
sin que se le cayese la cara de vergüenza. Hablando de caras, mostró su
verdadero rostro poco después. Como encargada de mediar con los manteros se
comportó como la oenegera veterana que es. Aquello de yo sé mejor que tú lo
que te conviene, que para eso llevo intentando vivir de esto antes de que tú nacieras, y en
cuanto los africanos osaron llevarle la contraria reaccionó con soberbia y
autoritarismo.
[5] En realidad un repertorio muy numeroso pero poco
“inclusivo”. Aunque camuflados bajo nombres más dignos, en ese elenco
figuraban los Testigos de Jehová y los mormones. ¿Cómo no se invitó a los
cienciólogos, que en Sant Jordi arman un despliegue de puestos que ya lo
quisieran los sikh o los taoístas? En cuanto a los colectivos de tradición
laica y atea, como tales figuraron la “Fundación Ferrer Guardia” y unos
autodenominados “Ateos de Catalunya”. Seré claro. Ferrer Guardia fue fusilado
por considerársele el inductor de la Semana Trágica de Barcelona, cuando
se quemaron iglesias y conventos a mansalva. ¿Qué carajo de herederos son esos
que no hacen ascos a compartir espacio con los herederos de los que no pararon
hasta que su padre espiritual fue digno de ir al infierno por la vía rápida?
¿Qué coño de ateos son esos que se prestan a figurar como una religión más? La
pregunta es obvia: ¿ambas agrupaciones de don nadies reciben alguna subvención
municipal? Si fuera así podría entenderlo, el dinero hace a los cojos correr
y a los mudos hablar, que decía el Arcipreste. Si no, es que son tontos de
baba. En todo caso, cuatro y el del tambor...
[6] Juan Cruz: “Celtiberia show después del estupor”, El
País, 23/08/17. Celtiberia Show era una serie que publicó el
fallecido Luis Carandell a finales del Franquismo. Esta es una fea costumbre de
este chico de los recados, siempre se esconde detrás de alguien. En este caso
doblemente fea, pues se esconde detrás de un muerto. Una cosa es reconocer la
autoría de alguien que expresa tus ideas antes que tú y otra es ponerle como
escudo sin venir a cuento para protegerte de ataques. No hay que mencionarlo,
ni el castellano ni el catalán son lenguas celtibéricas. Tienen su
origen mucho después, en el llamado latín tardío. En cuanto a lo del ingenio,
que cada cual juzgue. Yo lo veo más cerca del relaxing cup of café con leche
o el is very difficult todo esto que de otra cosa...
[7] No todos, claro. Algunos son víctimas del Síndrome
de Estocolmo y van a abrazar o aplaudir a según qué personaje raro. Yo sigo
siendo Charlie y cada vez con más ganas... La cita es de Marc Bassets: “La
portada de ‘Charlie Hebdo’ sobre Barcelona siembra la polémica”, El País,
23/08/17
[8] El Jueves dejó bien claro en su momento que ante la responsabilidad de
reproducir las caricaturas de Mahoma en nombre de la libertad de expresión se
habían cagado, literalmente. Desde entonces han caído en barrena, enterrando en
sus propias heces un pasado que llegó a ser muy interesante.
[9] Como anticlerical primario de otra época, me gusta
usar un lenguaje preciso. Si los guardianes de la moral pública desaconsejaban
el uso del adjetivo islamista, ahora han ido un paso más allá y han
empezado a pedir que ni siquiera se use yihadista. Como ya llevo la
crítica implícita, a mí me gusta identificar al terrorismo que mata en nombre
del Islam como terrorismo islámico. Por cierto, me gusta el título del
editorial de Charlie: “Las avestruces de vacaciones”.
[10] Y no quiero aquí enredarme en un parangón de
religiones mejores o peores, no me gusta ninguna. Sin embargo, resulta mucho
más difícil criticar a los cuáqueros. Quizá por eso son ultraminoritarios,
porque no deben cumplir ni con el ABC de las religiones...
[11] Tengo entendido que fue ella. Quizá fuera a medias
con la Generalitat. En todo caso, no dijo nada en esta ocasión, y suele
hablar alto y claro cuando algo le molesta...
[12] Pese a vivir en Vitoria entonces no acudí, como
tampoco a esta. Pero escuché testimonios muy variados que coincidían en lo
fundamental.
[13] Y aquí hay una corriente facha de oposición que
resulta muy curiosa porque defiende su derecho a tener miedo. No por
casualidad coincide casi exactamente con los botarates que en enero de 2015
escribían dejando claro que ellos no eran Charlie. Cierto, como últimamente en
la prensa todo va muy rápido, algunos de ellos carecen ya de tribuna pero
recogen la antorcha sus becarios...
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