Un hombre ha muerto en una reyerta nocturna en Zaragoza y lo que al principio
no atrajo gran atención ha acabado ocupando mucho espacio por dos razones. La
primera que, al parecer, la causa de la muerte fue que la víctima llevaba unos
tirantes con la rojigualda. Pero la que ha disparado la atención de los medios
es que el detenido y acusado del crimen es Rodrigo Lanza, uno de los condenados
por el caso 4 F, el que dio origen a la afamada película Ciutat morta.
Hay que recordar que su emisión de mala manera en TV3 ― sin ser
anunciada y condenada al minoritario segundo canal, en el que batió todas las
marcas de audiencia hasta entonces y a día de hoy ―, llevó a un movimiento popular que pedía la
revisión del caso. Lo que no sucedió, faltaría más...
La reacción de la prensa que no lo veía claro entonces (es decir, casi
toda la existente) ha comenzado por una especie de justificación con efectos
retroactivos que podría resumirse en: ¿veis? Teníamos razón, era un canalla[1].
Aunque cabe decir que no se han esforzado mucho. Por ejemplo, el
siempre excesivo Jiménez Losantos escribe que “Lanza fue condenado, pero sólo a
nueve años de cárcel, tras apalear a un guardia urbano de Barcelona hasta
dejarlo tetrapléjico”. Según Arcadi Espada, “fue condenado junto a otros
pandilleros por dejar tetrapléjico a un guardia urbano a causa de una pedrada. Hechos
que dieron origen al documental Ciutat morta de cuyas mentiras ya me
ocupé en su momento”[2].
El siempre transparente Federico ha llevado tan lejos su proyección
del presente sobre el pasado que se inventa nada menos que un apaleamiento
retroactivo. Es sabido que este hombre nunca ha tenido mucha memoria pero hasta
el momento nadie se ha atrevido a tanto, aunque cosas veredes, que dijo
aquel... Arcadi sí se ciñe a la sentencia cuando habla de la pedrada pero su
derrape va por otro lado. Cuando dice que de las mentiras de Ciutat morta
ya se ocupó en su momento, remite a algo titulado “Empate a muertos” que
publicó el 8 de diciembre del 2014[3].
En ese breve texto no sólo no se ocupa de nada de lo mencionado en la película
sino que ni siquiera aparece la palabra “mentira”. Más bien trata de mostrar
una especie de ironía lánguida que hace agua por todos los lados, puesto que su
natural es la pose de profeta del Antiguo Testamento desparramando maldiciones
a diestro y siniestro. Por algo se dice aquello de “zapatero, a tus zapatos”.
El siempre primario Jiménez Losantos hace la transposición tal cual
para que sus lectores no tengan que devanarse mucho los sesos pero Arcadi
se ciñe al texto literal de la sentencia, la famosa pedrada. Hace ya casi tres
años escribí sobre la práctica imposibilidad médica de la pedrada para causar
una fractura de cráneo sin haber provocado daños masivos en el tejido facial,
menos aún tratándose de unos pandilleros alfeñiques como Rodrigo y sus
amigos, hubiera hecho falta un Sansón. Entonces no existía la palabra posverdad,
pero bien pudiera haberse inventado ese día. Por contra, no me ocupé demasiado
de la maceta ― la obvia arma del crimen ―, y lo que la rodeaba, porque preferí centrarme en
otras cosas.
Sé que en los países que son como hay que ser las verdades judiciales
las establecen los jueces, y el nuestro no podía ser menos, pero si uno ve Ciutat
morta se da cuenta de algo que resulta bastante obvio: la maceta que no
está en el suelo antes de que el urbano se desplome, sí está después. Aparece
como por arte de ensalmo tras oírse los gritos de los cascos, los cascos que
profieren sus compañeros. Curiosamente, parecen no reparar en ella, porque sus restos son
recogidos por el servicio de limpieza municipal y no vuelve a saberse de ellos,
aunque las primeras versiones oficiales sí hablaban del impacto de una maceta[4].
¿Simple negligencia en la recogida de pruebas? Pudiera ser. Pero en la
película se hablaba de otro aspecto que nunca fue suficientemente investigado.
Los periodistas escriben hoy que el edificio estaba ocupado por radicales de
extrema izquierda, como si fuera un CSO más[5].
Sin embargo, los portavoces de los CSO del barrio declaraban que aquello no iba
con ellos y que no entendían sus motivaciones. Porque en realidad el edificio
lo “gestionaba” un individuo que se dedicaba a organizar fiestas y cobraba
entrada y, como obvios resultados, los que acudían allí iban con ganas de
fiesta, no de reivindicación y los ruidos y problemas continuaban hasta bien
amanecido el día. Dos y dos... los CSO deducían que se trataba de una maniobra
para desprestigiarles y facilitar su desalojo al poner en contra a los vecinos.
Sí, suena a una conspiración fabulosa. Salvo por un pequeño pero muy
engorroso detalle: el edificio era propiedad del ayuntamiento, un hecho que
acarreaba un buen montón de responsabilidades civiles tras sí[6].
Por supuesto, los jueces no creen en conspiraciones, pero si les diera algún
día por creer podrían explicar de un modo sencillo estas cuestiones que a día
de hoy resultan inexplicables...
Pero, por lo que veo, ahora ha cambiado el objetivo y se trata de
aprovechar el suceso para atacar a Podemos. No he tenido estómago para
adentrarme en las profundidades cavernarias de ABC o La Razón pero de los que he visto el
más infame es El Español, el nuevo juguete de Pedro J. Ramírez tras ser
echado de El Mundo con cajas destempladas. El final de su “rugido del
león” del día 14 (que es como llaman en la casa a su editorial sin miedo ni
vergüenza)[7]
dice así:
“Coquetear con la mística de la revolución por infantilismo, o por
hacer proselitismo barato, puede parecer divertido y rentable políticamente,
pero es también un juego muy peligroso. Tanto el líder de Podemos como la
alcaldesa de Barcelona y el candidato de En Comú Podem, Xavier Domènech,
apoyaron a la madre de Lanzas cuando ésta ayudó a sufragar un documental ― Ciutat
morta ― para exculpar a su hijo tras salir de prisión. Algunos destacados
periodistas también dieron cobertura a su versión.
Ahora sabemos también que esta señora es la hija de un golpista
chileno y que ― quizá tratando de redimir el pasado familiar ― se convirtió
en una activista de la izquierda radical y antisistema en que milita su hijo.
En el caso Lanzas, parece evidente que las raíces del odio son fruto de
un contexto no sólo personal y familiar sino también político”.
Querido Pedro J., tienes razón en lo de que algunos destacados
periodistas también dieron cobertura a su versión. Sin ir más lejos, un tal
Gregorio Morán dedicó al asunto una de sus “sabatinas intempestivas”. ¿Que de
qué te suena? Pues de que ahora las publica en tu periódico porque perdiste el
culo para ficharle cuando le echaron de La Vanguardia. Y te diré una
cosa que seguramente no recuerdas: hasta sale en la película. Y no apoyando tu
versión precisamente.... tú verás lo que haces con él. En cuanto a lo de que ahora
sabemos también que esta señora es la hija de un golpista chileno, eso sólo
confirma lo mal periodista que eres, pues bien podías haberlo averiguado en
2014. ¿O es que estás confesando que te has enterado por Twitter? Respecto a lo
de airear las conexiones familiares, sólo hay que hacerlo si existe una buena
razón para ello. Por ejemplo, si alguien en casa se dedica a la moda, es lícito
hablar de burkas o de corsés pero si no, el asunto está muy traído por los
pelos[8]...
Si aplicamos el retrovisor lo aplicamos para todo. Ciutat morta recoge
unas declaraciones muy sinceras de Rodrigo diciendo que sale de la cárcel con
muchas ganas de algo que puede entenderse como justicia o venganza. Es evidente
que comerte cinco años de cárcel por haber ido a una fiesta no es la mejor
medicina para mantener el alma serena. Y, prosiguiendo con la revisión, bien
podría decirse que de no haber sido así el muerto de Zaragoza hoy estaría vivo.
Por la misma regla de tres[9].
[1] Por supuesto, mi razón para escribir esto es que a
principios de 2015 escribí sobre el asunto y sigo manteniéndome en la misma
posición, y de paso añadiré alguna cosa que esquivé en su momento por no
alargar mucho el texto. Entonces citaba un artículo de Albano Dante Fachín y
aunque sus posiciones políticas hayan variado mucho desde entonces, eso no ha
variado un punto el interés de su texto.
[2] Federico Jiménez Losantos: “Te matan por español”, El
Mundo, 13/12/17 y Arcadi Espada: “¿En qué otro país sino en España?”, El
Mundo, 12/12/17.
[3] Una cosa hay que reconocerle: la vio antes de que la
echaran por el Canal 33. De hecho la vio antes que yo, que la vi en el
cine.
[4] Ya mencioné que TV3 cambió su primera versión para
adaptarla a la nueva de la pedrada, aunque por suerte alguien había conservado
una grabación de la original.
[5] Centro Social Ocupado. Como la prensa se ha dado a
utilizar la k para tratar de meter en el mismo saco a los auténticos okupas
con motivaciones políticas con la gente que sólo quiere evitar el pago de un
alquiler o una hipoteca por el motivo que sea, hace años que hubo de inventarse
esta sigla para diferenciar una cosa de otra.
[7] Titulado “Caso Lanza: las raíces del odio”. Las
negritas y cursivas son suyas. Si Federico cifra en nueve los años de condena,
aquí se convierten en siete. Cabe recordar también que en su momento Ada Colau
fue muy criticada por quienes pedían la revisión del caso porque aprovechó la
coyuntura para publicar un tweet pidiendo el voto para las elecciones
municipales que ganó pocos meses después.
[8] Ya que he mencionado esos grandes ejemplos de
periodismo patrio que son ABC y La Razón, cuando se produjo la
escisión en el primero que llevó a la creación de la segunda, Pedro J.
(entonces director de El Mundo) apostó sin reservas por la versión de La
Razón. El Luca de Tena que entonces llevaba ABC le recordó con mucha
elegancia que cuando su periódico pudo hacer sangre de él se abstuvo de hacerlo
y Pedro J. tuvo que recular públicamente...
[9] Por canales de Internet que no son los habituales
están llegando datos que difieren bastante de lo que se lee en los medios. No
los reproduzco porque no están contrastados pero sería de desear una
investigación larga, detallada y profunda. Por soñar que no quede...
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