Como pasa con
ciertos guisos, algunos artículos de prensa saben mejor si se dejan reposar. A
cuenta del reciente Mobile World Congress (MWC) se publicaron algunas piezas
que hoy me apetece recordar.
El más ardoroso
era el director de Crónica Global, un tal Xavier Salvador, que dejaba
claro que “Después de tanto avisar, el Mobile se irá pronto de la capital
catalana. Barcelona, Cataluña y España perderán el congreso internacional más
importante de cuantos se celebran en Europa[1]”.
¿Dónde se irá?
“a desiertos más cálidos y ricos” que, como veremos, es una manera elaborada de
decir Dubái. Pues anda que no se ha avisado: “Cuando no es una huelga del taxi
se produce una protesta de los trabajadores del Metro, todo cuestiones
dependientes o reguladas desde el consistorio. Si eso no es insuficiente[2],
la política acaba mostrando esperpénticas situaciones de inestabilidad que
hacen insufrible la organización para los mandamases internacionales de la
cosa. Ni Telefónica puede, con todo su poder, preservar el evento” y no falta
la frasecilla de marras para asegurar el cumplimiento de la profecía: “Perdonen
la sinceridad, pero es lo que hay”.
No es el único,
aunque sí el más zafio en su planteamiento[3].
La idea central es que la tardanza deliberada de Colau le ha costado el MWC a
Barcelona.
Veamos otro
ejemplo. Este es más torero, pues está escrito el día 3, cuando ya era más que
evidente que la organización del congreso no tiene ninguna intención de
abandonar Barcelona. Es largo pero me quedo con este párrafo: “La alcaldesa de
Barcelona le niega la mano al Rey en pleno Mobile World Congress y las portadas
de media Europa se preguntan qué necesidad hay de gastar 470 millones de euros
en una ciudad donde parece absurdamente complicado hasta que los representantes
de dos Instituciones se dirijan la palabra entre el primero y el segundo plato
de la cena inaugural”.
¿En serio?
¿En serio ese
asunto merece las portadas de media Europa?
Esto era típico
del periodismo de hace cuarenta o cincuenta años, cuando era realmente difícil
acceder a la prensa extranjera y un periodista o lo que fuera podía convencer a
sus lectores de que su opinión sobre un asunto coincidía al pie de la letra con
lo que se escribía por ahí fuera. Pero hoy... hoy que cualquiera con un
teléfono móvil tiene acceso a todas las portadas de la prensa mundial, decir
algo así es muy osado porque es muy fácil de desmontar. Es evidente que si
algún diario europeo de mediana importancia hubiera recogido la noticia ella lo
habría mencionado. (Me llama la atención que este truco tan rancio goce aún de
tan buena salud. Véase otro ejemplo, este desde el lado de la catalanada: “Sobre
los efectos y las potencialidades de esta táctica basta leer estos días el alud
de editoriales en la prensa internacional defendiendo una cosa tan banal como
el lazo amarillo de Guardiola”[4].
Ante estas maravillas, ¿quién puede extrañarse de que todos los periódicos de
papel estén quebrados?).
Aunque lo he
dejado para el final, el que viene ahora fue el primero en publicarse, el día
26[5].
Este refleja el punto de vista del enterao, el que tiene los mejores
contactos y ha hablado con unos y otros para que sepas lo que nadie más te va a
contar, la cruda realidad. Como es de esperar, sus fuentes son del más alto
nivel, aunque no nombra ninguna. Y en este punto es donde hay que empezar a
dotarse de amplias tragaderas. Por ejemplo, este párrafo: “Lo de ayer fue
bochornoso. No encuentro otra palabra. Mira, a nosotros nos da exactamente
igual que el Mobile se celebre aquí, en Dubái o en otra ciudad. Yo prefiero que
se quede, soy español. Pero trabajo para una multinacional y a ellos les da
exactamente igual. Es más, mis jefes internacionales cada vez lo tienen más
claro: están convencidos de que 2019 puede ser el último año de la feria en
Barcelona. Y tras lo ocurrido ayer, la huida está ahora más cerca”, señala
un directivo de uno de los principales fabricantes mundiales de ‘smartphones’
que ha presentado sus novedades en la feria y prefiere mantener el anonimato
para evitar problemas laborales. Obsérvese el detalle, un fabricante que ha
presentado sus novedades en la feria antes de que la feria se celebre[6].
Y el resto ya es un insulto a la inteligencia, un directivo que no quiere dar su nombre
porque teme represalias laborales por repetir lo que dicen sus jefes. Para mear
y no echar gota...
Añadiré algún testimonio
más, aunque reconozco que son un tanto reiterativos.
“Siempre se
esperan problemas, pero no que esos problemas vengan de las
propias instituciones” confiesa una fuente cercana a la
cúpula de la asociación que ahora debe decidir qué hacer con el Mobile en los
próximos años, seguir en Barcelona o llevárselo a... ¿Dubái, París, Milán o tal
vez San Francisco?
“Otro ejecutivo en uno de los gigantes mundiales de telefonía asegura
que la ubicación del MWC también les es indiferente. (...) Que se celebre en
París, Barcelona o Dubái nos da igual” y por último, en la misma línea: “No
hay empresa española ni directivo que no estén preocupados por esto. Si alguien
lo niega, miente”, dice un alto ejecutivo de una operadora española. “Lo de
ayer fue una vuelta de tuerca más. El problema es que estos políticos no se dan
cuenta de que hay un límite, no se puede forzar tanto la cuerda[7].
¿Que hay que irse a Dubái? Pues nos vamos. Para algunas empresas sería un daño
a corto plazo, nada más. Para Barcelona sería un golpe irreparable”.
¿Soy la única
persona del mundo a la que le resulta extraño que gente tan fría y calculadora
como para llevar su negocio a una dictadura asquerosa como Dubái se sienta
conmovida hasta el ultraje y dispuesta a perder dinero porque Colau ha demorado
su llegada a una cena a propósito para evitar una foto? Yo diría que estos
altísimos ejecutivos o tienen la sangre fría o la tienen caliente pero que les
hierva y se les hiele a ratos como que me cuadra poco.
En fin, parece
que algunos han estado mucho tiempo sobre la parrilla sin que un alma
caritativa les diese la vuelta para que se hicieran por los dos lados.
Demasiada pasión...
Mi experiencia
sobre el MWC es muy limitada, pues sólo tengo acceso a una parte pero, eso sí,
de primera mano. De las trece ediciones celebradas, he trabajado diez en
hoteles, entre ellas las ocho últimas, lo que me da una cierta perspectiva, por
parcial que sea. Y mi impresión es que lo que comenzó siendo un lugar donde se
hacían negocios importantes, a cara de perro, jugándose el todo por el todo, ha
acabado siendo un escaparate, un lugar donde uno va a exhibirse pero sin
incidencia económica real, lo que se tenía que hablar ya se ha hablado antes de
venir. Hace ocho, siete, seis años, los dos primeros días eran una batalla de
nervios. El domingo víspera del congreso la posibilidad de plancharse la camisa
era la diferencia entre la vida y la muerte... Y los dos últimos días, cuando
la suerte ya se había sellado para bien o para mal, eran días de comilonas,
borracheras y sexo de pago sin tasa.
Pero eso ha
cambiado completamente. Ya no vienen prostitutas de fuera de Barcelona porque
pierden dinero y ni siquiera se acercan los relaciones públicas de los
prostíbulos de la zona a recordarte que están ahí. Un compañero de trabajo
quiso llevar a su padre a cenar y encontraron mesa allí donde les apeteció,
después de asomar la cabeza en media docena de restaurantes aparentemente
vacíos y que evitaron por esa razón.
Diría que el MWC
se ha convertido en una feria, un lugar donde exhibirse, donde “ver y ser
visto”, como se suele decir. Ya no hay nada que celebrar ni que lamentar...
Me parece
oportuno recordar la suerte del SIMO, el Salón Informativo de Material de
Oficina, una feria anual que se celebraba en Madrid desde 1961. A medida que la
informática fue cobrando importancia la feria se orientó hacia ella y tuvo sus
años de gloria con la expansión de Internet, entre 1994 y 2007. Sin embargo,
para sorpresa de todos, en 2008 no se celebró, por falta de interés de los
principales expositores. A partir de 2009 cambió de forma pero sólo para
languidecer progresivamente hasta 2013, su última edición salvo error por mi
parte.
Soy mal profeta
y me abstendré de hacer vaticinios ― y menos
electorales, cuyos mecanismos se me escapan por completo ―,
pero bien pudiera ser que en 2019 hubiera un alcalde o alcaldesa que no fuera
del partido de Colau. Y bien pudiera ser que apostara todo por conservar el
congreso. Y entonces sería de reír ver qué publicaban estos con la misma
gallardía. Y también pudiera ser que en el 2024, 2023 o incluso antes, los
principales expositores se cansaran de venir a hacer el paripé. O, por el
contrario, que la organización siguiera apostando por Barcelona unos años más.
El SIMO aguantó más de medio siglo...
Lo que no tengo
tan claro es que algunos periódicos aguanten hasta el 2023 pero, como he dicho,
soy muy mal profeta.
[1]
Xavier Salvador: “Se va el Mobile, se va el Mobile...”, Crónica Global,
27/02/18. Como curiosidad, llama a Colau emperatriz de la ambigüedad el
mismo día que yo la llamaba emperatriz del “amagar y no dar”. No sé por
qué elegí esa palabra, majestuosidad no es lo que sobra a esa señora
precisamente...
[2] Es
lo que trae consigo la vehemencia. También suelta un “¡pues no haberlos
elegidos!” y se queda tan oreado.
[3]
Contiene detalles perfectamente prescindibles, como cuando habla de Gerardo
Pisarello y escribe que “igual estará tomando mate”. Poca simpatía siento por
Pisarello pero no me parece que aporte nada este uso de los estereotipos a los
que son tan aficionados los nacionalistas ingleses y que tanto enfadan a
algunos cuando se los aplican a los españoles. Por cierto, aprovecho aquí para
recomendar el mate, un placer que he descubierto recientemente, aunque confieso
que el que yo tomo es uruguayo.
[4]
Lourdes Garzón: “Ada Colau, la malabarista atragantada por el procés”, El
Español, 03/03/18 y Albert Sáez: “España, ¿con el paso cambiado?”, El
Periódico, 02/03/18, respectivamente.
[5]
Manuel Ángel Méndez: “Las tecnológicas, ante el “bochorno” de Colau: “La huida
del Mobile está más cerca””. El Confidencial, 26/02/18. (Respeto las negritas,
por si significasen algún énfasis que hacen los entrevistados)
[7]
¿El alto ejecutivo logra una extraña síntesis entre forzar la máquina y estirar
la cuerda? Confieso que no imagino cómo se puede forzar una cuerda, pero eso
seguramente es una consecuencia de mi falta de visión ejecutiva...
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