Ayer algunos disfrutaban con una paradoja. ¿Qué postura debía tomar
Donald Trump ante la masacre en el club homosexual de Orlando?
Hubo quien lo escenificó, una cosa del tipo homosexuales muertos.
Bien. Hispanos muertos. Bien. Muertos por un musulmán. Mal. Pertrechado con un
montón de armas. También mal.
Sí, desde luego, la ironía es un arma magnífica para luchar contra
alguien que tiene las ideas tan desviadas. Y los poetas de la época de Quevedo
hubieran hecho maravillas con su aspecto físico, en especial con sus aderezos
capilares.
Esto era lo que se reflejaba en el espejo del Mal, pero ¿qué reflejaba
mientras tanto el espejo del Bien?
Tengo la gran fortuna de vivir muy cerca de la plaza Sant Jaume de
Barcelona, a dos pasos del ayuntamiento, de modo que es muy difícil que por una
u otra causa no pase por delante de ella. Pues bien, el domingo, el día de la
matanza, en la balaustrada se mostraba la eterna pancarta de REFUGEES WELCOME
que, como dijo uno de los comentaristas habituales de la ultraderecha mediática,
tiene más letras que refugiados acogidos[1].
El lunes apareció una bandera del arcoiris con un crespón negro, pero la
pancarta de REFUGEES WELCOME había
desaparecido. Hoy martes era la bandera multicolor con crespón la que ya no estaba.
Y volvía a estar la pancarta.
Ella sabrá qué le habrá sugerido su mente para disponer estas órdenes...
Ella sabrá qué le habrá sugerido su mente para disponer estas órdenes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario