Pensaba
ingenuamente que cuando propusieron a Puigdemont ya habían llegado al fondo del
cubo pero se ve que aún quedaba espacio para escarbar más abajo.
Del famoso artículo
sobre las bestias extractaré unas frases pero sólo para reflejar su estilo de
redacción: “La bestia, automáticamente, segregó en su boca agua rabiosa. Un
hedor de cloaca salía de su asiento. Se removía, inquieta, desesperada,
horrorizada por oír cuatro palabras en
catalán. No tenía escapatoria. Un sudor mucoso, como de sapo resfriado, le
manaba de las axilas. Hay que imaginar a la bestia, ¡después de tanto tiempo!,
ellos que pueden vivir en su mundo español sin ningún problema, escuchando
cuatro palabras en una lengua que odia[1]”.
Cuando uno se
entera de que toda esta parrafada no nace de una experiencia personal ―
que ya sería para ponerse a pensar ―, sino de una
historia que le ha llegado sobre una carta que alguien escribió a un periódico
suizo la única conclusión que me cabe sacar es que este tipo tiene unas cuantas
heridas por cerrar...
Él mismo da la
pista de una de ellas en el propio artículo:”El padre era inflexible”.
Sí, desde luego
tanta rabia se corresponde con un trauma de semejante tamaño. Es que hasta una
imaginación diez veces menos disparatada que la suya podría deducirlo de su
forma de ocupar el espacio...
Pero es que a
este le ha tocado metabolizar muchos sapos, no sé si resfriados o no, hasta
llegar donde ha llegado. Por ejemplo, ser oficial del ejército español[2].
Fue alférez de milicias. Podía haber sido soldado de reemplazo. Podía haber
sido objetor. Yo lo fui. Él es más viejo que yo, no sé si regía la misma ley
pero el primo Manolo lo fue al poco de muerto Franco, cuando la única
alternativa al servicio militar era la cárcel.
Juró la bandera
española, cantó varios himnos patrióticos y juró también dar la vida por su
patria España sin obligación alguna. Lo hizo porque quiso y si yo fuera un
xenófobo primario como él diría que lo hizo porque de alférez se cobraba un
dinero.
Cualquiera diría
que eso y un padre inflexible serían eximentes o atenuantes poderosas en caso
de juicio...
Y en esto llegó
la izquierda
Por mejor decir,
la izquierdilla o, directamente, la izmierda.
Una tal Neus
Tomàs dice que “El previsible nuevo presidente es un hombre tan culto como
radical. Y Torra es muy culto”[3].
Ignoro cuáles son los límites que establece Tomàs en sus valoraciones pero
alguien que declara que “No es natural hablar español en Cataluña”[4]
tiene menos conocimientos sobre Cataluña que los que tendría un nabo... Sucede
que llevo casi un par de años enredado en una investigación sobre la historia
cultural española de la primera mitad del siglo XVIII y si algo me ha quedado claro, y puedo dar
docenas de referencias bibliográficas, es que antes de 1714 los catalanes que
sabían leer y escribir, que tampoco eran demasiados, consideraban que el
catalán era el idioma para hablar en casa pero fuera utilizaban el castellano, que
era el idioma que tenía prestigio literario (y aún es el único que tiene, pese
a que les duela mucho) . Es de lo más típico entonces que un autor escriba su
diario en catalán y utilice el castellano para cualquier obra destinada a la
imprenta y por si acaso repito que hablo de antes de 1714. En realidad fue
difundirse la imprenta y desaparecer de escena el catalán...
Es un hecho, no
una opinión. Como es un hecho que los monjes de Montserrat hablaban a Dios en
latín o en castellano, no en catalán, pese a que muchos de ellos hablaban un
castellano pésimo. Pero consideraban que al catalán le faltaba solemnidad para
dirigirse a Dios en las grandes solemnidades. Acertados o no, era lo que
pensaban.
Y lo remata
Carlos Elordi: “la demonización de Quim Torra por lo que éste escribió en
Twitter es intolerable en un país democrático”.
El mismo que
pone a parir a diario a Trump. Con sus huevos gordos, como diría un antiguo
compañero de trabajo.
Y no deja de
resultar curioso que señalar que un xenófobo supremacista primario con graves
problemas mentales es un xenófobo supremacista primario con graves problemas
mentales sea demonizar.
Los surrealistas
inventaron la técnica de la escritura automática como forma de explorar el
subconsciente. Consistía en dejar que la pluma fluyera libre intentando que la
parte consciente del cerebro interfiriera lo menos posible en el proceso.
Estos en lugar
de recurrir al subconsciente se van a buscar entre los restos del armario de la
peor izquierda de los sesenta, cuando se hablaba de la liberación nacional y
social y de naciones oprimidas y opresoras, sin darse cuenta de que sólo hay
nacionalismos débiles y nacionalismos fuertes y que todos son igual de
opresores y lo demuestran cuando disponen de la fuerza suficiente.
[1]
Sin firma: “”La lengua y las bestias” (traducción del artículo de Quim Torra
que ha denunciado Arrimadas)”. El Español (14/05/18). No he tenido
estómago para consultar la versión original pero la considero fiel porque el
aludido dispone hoy de los servicios jurídicos de la Generalitat y no lo ha
hecho. A no ser que Puigdemont no le haya dado el teléfono, que todo `puede
ser...
[2]
Sin firma: “Torra, de oficial de España a mariscal de Cataluña: por qué no fue
nunca payés”, El Confidencial, 14/05/18.
[3]
Neus Tomàs: “Puigdemont – Torra, muerto el ‘procés’, ¡viva el procesismo!”, eldiario.es,
11/05/18.
[4]
Álex Salmon: “El leído Quim Torra”, El Mundo, 14/05/18.
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