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lunes, 25 de noviembre de 2019

INDEPENDENCIA O BARBARIE



Era el último lema de los CDR, que decayó por falta de participantes para sumir en la barbarie al Estado español. Recordaba mucho al camello y la pulga de Samaniego[1] pero más allá de esta panda de borroquillas que buscan la independencia por las bravas, la mayoría del independentismo se decanta por la opción del referéndum porque no hay que olvidar que si algo son los independentistas es demócratas[2].
El problema es que hay cientos de movimientos independentistas en el mundo pero sólo se han celebrado referéndums en dos lugares, Quebec y Escocia[3]. Hace falta más casuística, se necesitan estados que opten claramente por el derecho a decidir y hoy los independentistas están de suerte, Papúa Nueva Guinea ha permitido un referéndum en la isla de Bougainville[4].
El inicio es conocido, en la isla hay una mina de nombre Panguna que llegó a representar el 45% de los ingresos de exportaciones de Papúa Nueva Guinea. De todos modos, los motivos no son importantes, el derecho a decidir es un derecho democrático irrenunciable y en este caso además el 90% de la población respalda la independencia. Con mucho menos los CDR hubieran ganado el pulso por las bravas.

Papúa Nueva Guinea es un sitio curioso. Por ejemplo, los censos de población no son fiables porque parte de sus ciudadanos vive en árboles como el barón rampante del Calvino escritor[5] y se ve que los encuestadores no eran muy de trepar a preguntar, aunque esto puede haber cambiado: el censo para el referéndum de independencia es un 20% más elevado que el utilizado en las elecciones autonómicas del 2015.

Sí, lo sé. Sería preferible un democrático referéndum escandinavo sobre la independencia de Laponia pero es lo que tenemos... No hay que subestimarlo, el número de referéndums de independencia en el mundo crece en un tercio al pasar de dos a tres y esas son cifras mayores.
Ya, luego podrán decir que la mina lleva tiempo cerrada por el conflicto, que el ente autonómico recauda 637.000 euros por impuestos a empresas, aranceles aduaneros y tributos varios mientras recibe casi once millones de euros transferidos por el Estado papuanonovoguineano, pero ellos no cuentan con que la ilusión de un pueblo todo lo puede...

Lo que no termino de entender es que sabiendo que el 90% de la población está a favor de la independencia el referéndum no sea vinculante. Jamás va a tener mejor ocasión el estado opresor para soltar lastre...



[1] En una larga jornada / un camello muy cargado / exclamó ya fatigado: / “¡Oh, qué carga tan pesada!” / Doña Pulga, que montada / iba sobre él, al instante / se apea y dice arrogante: / “Del peso te libro yo”. / El camello respondió: / “Gracias, señor Elefante”.
[2] En realidad no es así, se trata de una convicción sobrevenida. Artur Mas convocó un referéndum por la independencia en el mítico año de 2014 y Rajoy lo permitió, aunque ahora nadie quiera recordarlo. Se celebró, ganó el Sí y no pasó nada. Pero nada de nada... Tras él vinieron unas elecciones autonómicas y el nuevo plan era declarar la independencia en 180 días para los de ciencias y seis meses para los de letras. Cuando preguntaron a Mas por otro referéndum dijo que aquello era “una pantalla pasada”. Hubo que recuperar la pantalla deprisa y corriendo sólo porque fue una condición que impuso la CUP para investir a Puigdemont.
[3] Mientras el resto de países se reían porque sabían el final por anticipado: los independentistas sólo aceptarán el Sí. En Quebec se ha votado tres veces porque en todas ha ganado el No. Hartos de que los independentistas vuelvan a pedir un referéndum al día siguiente de perderlo, han endurecido considerablemente las reglas. En Escocia han optado directamente por no hacerles caso.
[4] Los datos proceden de Kate Lyons: “¿El nacimiento de un nuevo Estado? Referéndum de independencia en la isla de Bougainville”, eldiario.es, 22/11/19. En mis tiempos escolares era Nueva Guinea Papúa, supongo que el cambio será fruto de los avances del proceso de descolonización.
[5] Según todos los indicios, sin sus afanes ilustrados. Deseo que al menos ellos tengan sus Violas y ellas sus Cosimos.

jueves, 21 de septiembre de 2017

SOY UN RESENTIDO. Y LO QUE DISFRUTO...


 Ayer escuchaba en Catalunya Radio a un tal Kílian o Kilian Sebrià que hablaba de “estado de excepción” e inmediatamente informaba de que había miles de personas en una concentración sin autorizar. Supongo que cualquier persona con edad suficiente como para recordar los estados de excepción franquistas como el de 1969, no digamos ya los iberoamericanos exiliados por razones políticas, reiría o lloraría al escuchar semejante cosa. Bajo un estado de excepción una reunión de más de diez personas se disuelve a tiros. Ese analfabeto político debería saberlo.
Pero hoy estoy de buen humor y si este periodista de mercadillo quiere llamarlo así, sea. El caso es que el causante de este “estado de excepción” es un juez, Juan Antonio Ramírez Sunyer, y he encontrado un perfil suyo bastante interesante en la prensa de hoy.

Primero una de reír: “en 2016 fue condecorado por los Mossos d’Esquadra por su trayectoria profesional, junto con otros magistrados y unas 230 personas más, en el Dia de les Esquadres, un acto presidido por Carles Puigdemont”. Ay, ahora se tirarán de los pelos, pero entonces pensaban que tenían un buen motivo...
Prosigue el artículo: “Es en su actual destino donde más enemigos se ha granjeado, principalmente entre representantes del colectivo anarquista y okupa. En 2004 ordenó prisión preventiva de dos vecinos de l’Hospitalet de Llobregat de 18 y 19 años por participar presuntamente en un ataque con cócteles Molotov a una comisaría en el Distrito de Sants de Barcelona. Ramírez Sunyer consideró que existía “riesgo de fuga”. Permanecieron en la cárcel unos dos meses hasta que salieron en libertad. En el juicio fueron declarados inocentes por lo que después de una reclamación al Estado tuvo que indemnizarlos por el tiempo pasado en prisión. Un año después también ordenó cárcel para varios anarquistas que habían participado en una protesta de apoyo a compañeros de Italia y en 2006 envió a la cárcel a un anarquista detenido por poner artefactos incendiarios en bancos. Por eso, el grupo anarquista Las Brigadas de la Cólera le envió un paquete bomba, que fue desactivado por los TEDAX antes de explotar, por su “especial celo en perseguir la disidencia anarquista y antiautoritaria””. Fin de la cita, que diría aquel[1].

La memoria es un artefacto curioso. Tomemos como ejemplo la memoria de las buenas familias de Cataluña, los que aquí llaman “de casa buena”[2]. Suelen olvidar los orígenes de sus fortunas. Últimamente han aparecido estudios que demuestran que la de la familia de Artur Mas procede del tráfico de esclavos. Vulgares “negreros” que compraron su honorabilidad con un dinero de la procedencia más sucia posible pero, como digo, la memoria obedece a sus propias reglas, no siempre fáciles de entender. Han hecho cargar con toda la culpa a Antonio López, el charnego (hoy dirían español), y quieren tirar su estatua en un exorcismo colectivo como si su muerte simbólica purgara los pecados del resto. Tampoco suelen pararse a explicar cómo durante el Franquismo una familia podía salir más rica de lo que entró sin haber sido al menos neutral. Lo digo así de suave porque hoy estoy más alegre que otra cosa. En este caso no hay chivo expiatorio porque está todo demasiado cercano aún y las familias están demasiado mezcladas como para que no les salpique por un lado u otro.
Sin embargo hay algo que tienen bien clavado, bien metido en la mollera, me atrevería a decir que grabado en el ADN: el malvado enemigo anarquista.
Sí. Recuerdan muy bien la única vez que han pasado miedo en su vida. La única vez en que el dinero no servía para salvarles. Peor aún, la única vez en su vida en que ese dinero podía condenarlos a muerte.
Sus verdugos eran los anarquistas. No es este lugar para entrar en si tenían o no razón, si matar es lícito o si la violencia anarquista se quedó muy por debajo de la violencia patronal. Quien quiera ilustrarse sobre el tema tiene bibliografía de sobra y para todos los gustos. No hablo de historia sino de memoria. La burguesía catalana temía y odiaba al anarquismo y supo transmitirlo a sus descendientes y estos a sus perritos falderos.

La consecuencia es que para los del proceso condecorar a un juez que empura anarquistas es la cosa más lógica y natural del mundo y los gilipollas que quieren relacionar el proceso con el anarquismo son sólo eso, gilipollas.
Así que ayer les escuchaba pidiendo cuentas a Europa por haberles abandonado[3] y recordaba que cuando los míos cobraban de mala manera ellos estaban en casa viendo el partido del Barça bebiendo el brebaje infame que comercializan los herederos del ministro franquista Carceller.
Por mi parte, rencoroso y vengativo como soy, me estoy dando una buena ración de sofá y palomitas, como dice un amigo. Y cerveza digna de ese nombre...





[1] Germán González: “Un juez veterano y antianarquista”, El Mundo, 21/09/17. Las negritas y cursivas son suyas.
[2] Hay otro nombre más gracioso, “los de la cebolla”, pero nadie me ha dado aún una explicación sobre su origen que me satisfaga completamente.
[3] Uno de los momentos más hilarantes de una jornada que fue de mucho reír. Mientras se quejaban ante el silencio europeo una mujer les dijo “¿De qué os quejáis, si los ingleses ya nos dejaron tirados en 1714?”. Juro que no me lo invento.

martes, 19 de septiembre de 2017

DESEOS Y REALIDADES



Una idea extraña

El referéndum  está servido. Emplatado de forma un tanto antihigiénica pero ya está encima de la mesa, listo para consumir.
Si algo me ha llamado siempre la atención de este proceso, tan aburrido por repetitivo, es la actitud de la que podríamos llamar ala izquierda del soberanismo. El estímulo ha sido un artículo de Eudald Carbonell, uno de los excavadores de Atapuerca, pero en realidad sólo sirve de pretexto, de él apenas voy a comentar una frase que me ha llamado la atención.
Escribe que “tanto los comunistas como los anarquistas queremos la supresión del Estado cuando el pueblo tenga la conciencia crítica suficiente y sea capaz de autogobernarse”[1]. A pesar de su cuidadosa redacción para evitar decantarse, apostaría a que anarquista no es. El anarquismo propugna la supresión inmediata del estado una vez producida la revolución, mientras el comunismo es efectivamente partidario de mantener el estado como forma de transición. Lo de la toma de conciencia del pueblo parece un asunto largo, la URSS no llegó a conseguirla en más de setenta años...
Esto tiene su importancia, no se trata de un mero tecnicismo de teoría política. Lo que viene a indicar es la diferencia entre uno y otro modelo ideal de revolución[2]. Si los anarquistas suprimirían el estado desde el inicio es porque la revolución solo podría llegar cuando una buena mayoría de la gente ya fuera anarquista y no hiciera falta explicarle nada. Sin embargo, el modelo comunista aspira a la toma del poder de cualquier forma, sin desdeñar alguna tan ligada a la derecha clásica como el golpe de estado. Obviamente, si una minoría se hace con las riendas del estado de cualquier manera, necesitaría convencer de las bondades de prescindir de él a un pueblo que hasta entonces sólo ha sido espectador. El problema es que de ese modo el estado nunca desaparecerá y además acabará por dar en una forma de tiranía. Ya se lo señaló Bakunin a Marx durante los debates de la Primera Internacional y la profecía se ha cumplido con precisión absoluta desde entonces, como no puede ser de otro modo.
El espejismo del que quiero tratar lo resumía muy bien el otro día el tardo Tardà con su frase “Adiós corrupción, bienvenida república”.
Un movimiento que nace desde abajo y que va a generar un proceso constituyente de raíz popular que pondrá todo en cuestión, esa es la imagen que presentan los procesistas de izquierdas. De ser verdad sería el sueño del anarquista y sin embargo...
Hay un detalle que encuentro muy interesante y es que con los años ha cambiado el momento fundacional del proceso.  Si al principio era la manifestación de julio del 2010 contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el segundo estatuto, ahora prefieren considerar tal la Diada del 2012.
Sin embargo, salieron encantados de aquella manifestación y durante mucho tiempo era el símbolo favorito del inicio de la rebelión catalana y todas esas cosas... Incluso se publicó un libro titulado Jo hi vaig ser (Yo estuve) compuesto por docenas de fotografías tomadas durante la manifestación y que la gente compraba para ver si aparecía en alguna[3]. Desde luego tenía sus incoherencias, empezando por la cabeza de la manifestación. Allí se encontraba el entonces President José Montilla[4], lo que no era incoherente en sí, pues presidía el gobierno que había redactado el estatuto, pero sí resultaba incoherente a futuro como fecha de nacimiento del soberanismo, pues Montilla de independentista bien poquito. Había una incoherencia más clara pero que a los soberanistas no les ha afectado en lo más mínimo: allí estaba defendiendo el estatuto con el furor del converso Esquerra Republicana de Catalunya, uno de los dos partidos políticos que se había opuesto a él. El otro era el PP.
Y aquel fue el origen hasta que se comenzó a reescribir hacia 2014[5], otorgando la cualidad de primera piedra a la Diada del 2012. La causa profunda la ignoro, pues soy incapaz de introducirme en unas mentes tan complicadas y tan simples a la vez, pero apostaría a que el problema no es tanto que la mani de 2010 no diera la talla como origen sino que resulta difícil explicar lo que pasó entre julio del 2010 y setiembre del 2012. O mejor, lo que no pasó...

Dos años y dos meses dan para mucho

Sí, en aquel momento en que los periodistas saludaban la fecha como aquellas de las que “marcan un antes y un después” era todo muy distinto. CiU estaba a punto de volver a la presidencia de la Generalitat y ERC de sufrir un gran castigo electoral por su gestión frívola e incompetente. Cosas que vistas desde hoy no es extraño que muchos hayan olvidado, cuando ERC parece probable ganadora del primer premio electoral y los restos de la antigua CiU se acercan peligrosamente al cubo de la basura[6].
También se ha olvidado otra cosa que hoy parece incomprensible: dos meses después de que Cataluña “dijera basta”, la Diada del 2010 no se diferenció en nada de las de años anteriores. Y aquí me gustaría explicar un poco cómo eran esas Diadas, pues tenía el mal gusto de acercarme a verlas. Lo llaman curiosidad malsana.
Entre los puestos de libros, vídeos, chapas, pegatinas, camisetas y baratijas varias había amplia presencia de extranjeros peninsulares, a falta de los transpirenaicos. Mi recuerdo entrañable para el independentista andaluz que con tesón envidiable se desplazaba cada año desde la otra punta de la península con su mesa de caballetes y su amplio muestrario de libros y panfletos para no vender una castaña. Y ahí seguía el tío, año tras año, inasequible al desaliento.
También recuerdo a las juventudes de los partidos nacionalistas[7] gritando entusiastas “ETA, ETA, ETA, ETA, ETA” o “¡Visca, visca, visca, visca Terra Lliure!” al son de unos sonsonetes colegiales que no cuadraban mucho con el mensaje que estaban emitiendo. Pero sobre todo recuerdo a los paletos y sus expresiones de éxtasis. Lo que más me llamaba la atención era que no necesitabas preguntarles de dónde eran porque siempre llevaban colgada la etiqueta, cual fuet bien oreado... ¿Cómo olvidar aquella camiseta que decía “Els vigatans no som espanyols” y el chasco al mirarla más de cerca porque en lugar de reproducir el plano de Vic llevaba los Países Catalanes en pleno, islas incluidas?
Pero lo que más recuerdo es el eco. Recuerdo a oradores de la izquierda abertzale siendo escuchados por menos catalanes de los que luego han ido a recibirles a las puertas de la cárcel el día que salían.
Y pasó el 2010 y llegó el 2011. Y llegó el 15 M. Y aquí recordaré un dato objetivo y otro subjetivo. El incontrastable es que a Podemos aún le quedaban unos años para nacer y el subjetivo es que no recuerdo a Ada Colau en el tenderete de la PAH. Quizá estuviera, puede ser que alguien conserve alguna foto, pero lo que es yo, no la recuerdo aunque no me costaría reconocer mi error si alguien me demuestra lo contrario.
Con el 15 M barcelonés ya me he metido, no me repetiré, solo añadiré dos cosas que no escribí en su momento. Que no abundaban las banderas catalanas y que pese a que la corrección política impusiera que los parlamentos públicos fueran en catalán, el idioma que se utilizaba en los corros era el castellano. Preocupante...
Y llegó el verano del 2011.  Y el campamento de la Plaza Cataluña se había desintegrado y poca gente lo lamentaba. Tras haber cumplido su objetivo se había convertido en una muestra de gente rara que exhibía teorías peregrinas, pero el hecho de que se desmantelase el campamento no significaba que su espíritu rebelde hubiera muerto. Aquel verano el influjo del 15 – M se manifestó en dos sentidos, uno con mucho eco en los medios y el otro con muy poco. El primero fue la obstrucción de la toma de posesión de los miembros del parlamento catalán, cuando Artur Mas tuvo que acceder en helicóptero[8]. Muy publicitado y, de hecho, he leído en alguna parte que es el inicio de la reacción soberanista.
Pues quizá. No seré yo quien lo niegue. Pero sí quiero añadir algún dato que no está en ninguna de las versiones oficiales, pues no parece convenir a nadie[9]. Durante aquel verano del 2011 hubo varias manifestaciones contra los recortes de Artur Mas, nacidas a la estela del 15 M. Todas fueron concurridas pero la primera fue multitudinaria. Vi pasar la cabeza de la manifestación por la Vía Laietana, una calle que no es estrecha precisamente, a las 17 horas y me incorporé a ella a las 21 cuando aún faltaba por pasar gente. Había alguna senyera pero no recuerdo “estrelladas” y las pancartas, como es norma aquí cuando no manda el rodillo, unas en catalán, otras en castellano y otras en inglés pensando en los posibles fotógrafos extranjeros...
Las manifestaciones se repitieron durante el verano con menos asistencia, pero aún así dignas de ocupar la portada de los medios locales, que no las reflejaron como era debido porque no muerden la mano que les da de comer.
Y llegó la Diada y una vez más me acerqué a curiosear. Por la mañana, mínimas variantes de lo que ya he contado arriba y por la tarde la manifestación más numerosa tardó quince minutos en pasar. Por supuesto estaba reloj en mano, quería comparar...
Fuera el detonante el cerco al Parlament  o las manifestaciones subsiguientes, lo cierto es que debieron sembrar la alarma en los despachos del Govern y decidieron que había que organizar el contraataque.
Les tomó un tiempo, estas cosas no se improvisan de la nada. ¿Con qué podían contar? ¿Con unas juventudes tan envejecidas mentalmente que jaleaban a Terra Lliure disuelta veinte años atrás y a una ETA a la que faltaban meses para adoptar la misma forma de azucarillo mojado?
Estaba Òmniúm Cultural, una asociación tan rompedora que el Franquismo la legalizó en 1967. Pero Òmnium vivía de la inercia en 2011 y había que revitalizarlo y no bastaría con eso. Habría que crear algo más.
Y ahí viene al pelo una Conferència Nacional per l’Estat Propi celebrada el 30 de abril de 2011, un día antes de que los anarquistas nos manifestáramos. Otra de tantas fantasmadas catalanistas con nombre rimbombante y nada detrás, pero decidieron invertir en ella de forma que en marzo del 2012 se reconvirtió en la Assemblea Nacional Catalana,  pese a no ser en realidad ninguna de las tres cosas. Ya tenían el huevo, la gallina y lo de enmedio y ya sólo faltaba regarla con subvenciones abundantes y mostrarla al sol de los medios públicos y subvencionados.
Trabajando a toda máquina con una determinación y coordinación envidiables lograron armar una manifestación grandiosa para la Diada del 2012. Por supuesto, las cifras oficiales no son creíbles cuando pasan de ciertas magnitudes[10] pero aún con eso las imágenes eran impresionantes y se han repetido con suerte diversa. Parece claro que esta última ha estado por debajo de las anteriores salvo la de 2016. La pregunta es, ¿representan un proceso popular, nacido desde abajo, en el que todo se puede poner en cuestión?

La revolución de las sonrisas

Así les gusta que les llamen. Lo de las sonrisas es opinable, tanto por lo que puede significar una sonrisa como por las veces con las que puede alternarse con otras expresiones. Será mejor centrarse en lo revolucionario de su actitud y sobre todo en esa promesa de que todo podrá ponerse en cuestión y ser cambiado si el pueblo de Cataluña así lo decide.
Los datos que luego expondré apuntan a que no pero ¿qué pueden frente a una ilusión establecida con firmeza?
Este proceso ha dado a luz una de las frases más sorprendentes jamás escritas: soy independentista pero no nacionalista. Entiendo lo que quieren decir, soy independentista para que en un espacio más pequeño podamos decidir nuestro futuro. Hermoso. Pero esa posibilidad no se contempla. O no de esa forma. Está diseñado para que a un estado le sustituya otro (como dirían los perezosos intelectuales, “desde el minuto uno”).
Pero siguen creyendo que podría ser así y para esquivar la evidencia se refugian en cuestiones que podríamos llamar “laterales” como ¿la burguesía está a favor del proceso o no? y se da por entendido que si no está a favor, estaríamos ante un proceso de raíz popular. Dejando aparte el hecho de que la burguesía lleva dos siglos al frente del negocio por su capacidad de adaptación, el dilema es irresoluble. La burguesía italiana apoyó a Mussolini porque venía avalado por el rey y la alemana despreció a Hitler porque tenía miedo de un partido que se definía socialista. Por supuesto, una vez triunfador apostó por él, no podía ser de otro modo, pero es evidente que hubieran preferido al candidato del Zentrum  u otro partido similar.
Pero lo que es, es.
Pese a los años y los hechos sigue transmitiéndose esa idea de que los procesos nacional y social van de la mano, pero siempre el nacional va por delante, pese a la realidad. Hemos tenido muchos procesos de liberación nacional en los últimos dos siglos. Iberoamérica, buena parte de Asia y prácticamente toda África. Y ya hemos visto cuántos de esos procesos han traído aparejada la liberación social: ninguno.
Ha habido un ejemplo inverso, una revolución social que tuvo aparejada una liberación nacional, la revolución francesa. De hecho, fue la que inventó el concepto de nación como se entiende hoy. Solo que en lugar de hacerlo con un sentido divisivo lo hizo con uno de suma. Mal ejemplo. El problema es que lo contrario no se ha dado pero ¿quién puede poner límites a la imaginación por mucho que se estrelle contra la realidad?
Ya hablando en serio, ¿quién puede pensar en una revolución a cuya manifestación acude el primer ministro? ¿Quién imagina una revolución a la que los manifestantes van con camisetas de apoyo al jefe de policía o depositan flores sobre las furgonetas policiales?
Sí, Corea del Norte o Cuba. La revolución catalana aún no ha llegado al nivel norcoreano pero sí pienso que ha superado el castrista[11].

Lo que hay

La transición está diseñada hace tiempo. La “Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República” (LTJFR), la Norma Suprema, ya ha dejado bien claro cuál es el lugar de las reivindicaciones populares: “De hecho, el reconocimiento específico de derechos sociales se reduce al punto segundo del artículo 23, exactamente cuatro líneas, 40 palabras, de un total de 45 folios[12]”.
Estará en vigor hasta que la reemplace la Constitución Catalana.
Por supuesto, hay que aprender de la realidad, la LTJFR fue parida en secreto por no se sabe aún quién y mantenida así mientras se posponía por dos veces su presentación en el Parlament y se hurtaba todo el debate el día que se presentó con un enorme muestrario de tretas y argucias.
Dicha ley estará en vigor hasta que sea sustituida por la futura Constitución Catalana. Conociendo los precedentes, quien piense que esa constitución recogerá el sentir del pueblo catalán merecerá todo lo que le pase de ahí en adelante.
Yo ya habré huido...



[1] Eudald Carbonell: “Estat i Catalunya”, El Mundo, 08/09/17 (la traducción es mía). Le recomendaría humildemente que se centrara en lo de los huesos.
[2] Tengo un artículo pendiente sobre esta cuestión tan aparentemente pasada de moda desde antes de que naciera el blog. A ver si puede ser en los próximos meses...
[3] Una coincidencia curiosa: la manifestación fue el día anterior al triunfo de España en el mundial de fútbol. Resultaba sorprendente ver Las Ramblas llenas de banderas catalanas el sábado y españolas el domingo.
[4] Ya dijo la dicharachera Marta Ferrusola que podía ser President pero nunca sería Honorable. Ella sabía mucho de eso.
[5] Uno de los primeros en hacerlo fue el patético Josep Fontana en un bodrio que perpetró entonces al que me referí hace unos meses, pero ahora no me apetece buscar la referencia.
[6] También unos y otros han olvidado que aquella CiU triunfante se entendió a la perfección con el Partido Popular y tan ricamente que se aplicaron en comandita a recortar lo que fuese menester, como si fuesen socios de gobierno con pacto de por medio.
[7] Entiéndase CiU, ERC y partidos marginales, pero no las CUP como tales, aunque alguno de aquellos grupúsculos se integrara en ellas en el futuro. Entonces aún estaban en un estado de desarrollo embrionario.  Como la memoria es traicionera vuelvo a recordar que las CUP no entraron en el Parlament hasta el 2012 y con una presencia puramente testimonial, aunque David Fernández ocupase muchas portadas por su especial habilidad para dar la nota.
[8] No sé si se conservará pero en youtube estaba disponible un discurso que un chaval echaba a unos “secretas” de los mossos que ya lo hubiesen querido firmar Cicerón o Demóstenes. Entonces, en lugar de aplaudírseles y llenar sus furgonetas de flores se les gritaba “secreta, idiota, ¿te crees que no se nota?”. Por cierto, el porcentaje de acierto rondaba el 100%.
[9] Y una pequeña anécdota que no leeréis en ninguna parte: En la manifestación alternativa de la tarde del Primero de Mayo del 2011 pasamos por delante del Hospital Clinic denunciando los recortes y salieron los trabajadores a aplaudirnos. A quince días del 15 M que parece haberlo inventado todo. También nos tocó correr un par de veces...
[10] El millón es una cifra muy recurrente y no hablo de las manifestaciones catalanistas sino en general. Equivaldría más o menos a diez Campnous o Santiagobernabeus llenos hasta la bandera. ¿Alguien se ha parado a pensar cuánto espacio ocupa tanta gente, por no hablar de los problemas logísticos que conlleva reunirla?
[11] Y hay un paralelismo que no deja de inquietarme: alaban a Puigdemont pensando en Mas como los cubanos alaban a Raúl pensando en Fidel.
[12] Soledad Gallego Díaz: “Lo que conviene leer con lupa”, El País, 10/09/17. Después leí un artículo en Público que defendía la ley como mucho más avanzada que la constitución del 78. No es por tomar partido en una carrera de caracoles, pero “por sus obras los conoceréis”, que dijo El Sandalias.