martes, 18 de diciembre de 2018

COMULGAR CON RUEDAS DE MOLINO


Aunque hace poco he leído que los chinos se han dado a fabricar hostias baratas y están poniendo en peligro la economía de algunos conventos, parece evidente que ahora comulga mucha menos gente que hace cincuenta años[1]. Supongo que tampoco quedarán muchos que hayan visto una rueda de molino, aquellas enormes ruedas de piedra que a veces se transportaban decenas de kilómetros hasta su punto de destino por caminos de herradura y, como su peso y su tamaño excedían la capacidad de los carros, se llevaban rodando, ya fuera en llano, cuesta arriba o cuesta abajo[2]. Pero el sentido es fácil de entender, hacer comulgar con ruedas de molino significa intentar que alguien crea lo increíble.

Cuestión de porcentajes

Sucede que VOX ha aireado la cuestión de las denuncias falsas de malos tratos y la respuesta del nuevo frente antifascista de chichinabo es ofrecer para su consumo una rueda de molino de tamaño descomunal. La periodista de La Sexta Cristina Pardo[3] dice que sólo son falsas el 0,0007% de las denuncias, es decir, siete por cada millón. Que, por cierto, es una cifra preciosa: una de cada 142.857,142857142857(y el periodo de seis cifras se repite hasta el infinito). Por su parte, el espabilado de Jordi Évole discrepa, son un 0,001%, una de cada cien mil. En cualquier caso, como en 2017 se batieron todas las marcas de denuncias por violencia de género con un total de 166.620 no hace falta ser gran aritmético para calcular que tanto si se usa el dato estrecho como el ancho, el año pasado se presentó una denuncia falsa por violencia de género en España.
Joder, esto es para sacar pecho hasta que nos duela la espalda e ir presumiendo por el ancho mundo, una de ciento sesenta y seis mil, a ver quién supera eso...
Sí, lo sé. La aritmética no es una de las ramas más apreciadas de la ciencia en estos tiempos. He visto a un compañero de trabajo utilizar la calculadora para restar ocho de trece, y no me lo invento aunque lo parezca. Mi compañero es más joven que Pardo y Évole, que ya no son unos niños, pero está claro que el destrozo empezó antes[4].
Creo que no hace falta perder mucho el tiempo con ello, decir que en España sólo se presentó una denuncia falsa por malos tratos el año pasado es hacerle la campaña a VOX.

La parte contratante de la primera parte es la parte contratante de la primera parte...

Juana Rivas fue una de las estrellas mediáticas del verano de 2017 porque en lugar de entregar a sus hijos huyó con ellos y ayudada por la estrambótica campaña del “Juana está en mi casa” recibió toda la atención en una estación tan falta de noticias como es el verano. Fuga por la que ha sido condenada a cinco años de cárcel en España, aunque la sentencia está recurrida ahora mismo...
Sucede que en noviembre se hizo público un informe de la perito imparcial encargada del caso en Italia y sus conclusiones son demoledoras[5].El informe es largo, 177 páginas que se apoyan en treinta y dos entrevistas realizadas a lo largo de seis meses. Como es fácil de entender, en él se dicen muchas cosas. Hay valoraciones de conducta muy graves, como que “muestra una gran capacidad manipuladora”, un “grave funcionamiento mental patológico asociado a desorganización del pensamiento”, una “emocionalidad lábil” (hermosa palabra) o una “comprensión de la realidad deficiente”. Aparte de sus valoraciones, enuncia hechos muy disonantes como que aseguró en sede judicial que un profesor de G. (uno de sus hijos) le había asegurado que perdería el curso a causa de absentismo escolar, y acto seguido el profesor lo desmintió o que un doctor determinado le sugirió “robar” a sus hijos, dicho doctor lo niega en sede judicial o que llamó en determinadas ocasiones y a determinadas horas a sus hijos, y después los registros telefónicos lo desmienten.
Aún no hay veredicto y quien está de acuerdo con el informe lo respalda y quien no, lo ataca. Sólo que me ha llamado la atención uno de los ataques.
La periodista Marisa Kohan, premiada por sus enfoques respetuosos con la perspectiva de género, no está de acuerdo y para combatir el informe hace un pan con unas hostias.
Comienza citando un caso que no tiene nada que ver con el pleito Rivas Arcuri. Después arremete contra el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP) del que escribe que “Duramente criticado por la comunidad científica, el SAP no ha sido reconocido por ninguna institución médica, psiquiátrica o judicial. Ni la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni la Asociación Americana de Psicología han aceptado este supuesto trastorno en sus catálogos y su uso en España no está permitido”.
Esta parte de su argumento es una trampa léxica. En España no se admite el SAP pero sí una figura equivalente denominada interferencia y, por otra parte, hasta 1992 y con grandes controversias la OMS no admitió la fibromialgia como enfermedad. Evidentemente, eso no significa que antes de esa fecha no existiera.
Pero démoslo por bueno. Supongamos que el SAP sea un invento del machismo. Como hemos visto, el detalladísimo informe de la perito hace unas acusaciones muy concretas que deberían ser rebatidas una por una. En su lugar como en el viejo juego en el que pierde el que responde a la pregunta diciendo , no, blanco o negro , como en su informe se habla de SAP, todo el argumento queda invalidado. Queda bien claro en el testimonio de “Miguel Lorente, médico forense y experto en violencia de género”: El SAP es una entidad no reconocida por las clasificaciones internacionales sobre enfermedades y por lo tanto su utilización debería estar prohibida como entidad diagnóstica. Si hay algo que no existe, no puede servir para tomar decisiones de ningún tipo, ni clínicas (para mandar un tratamiento), ni judiciales, ni de ningún tipo. Sólo se le ha olvidado escribir que, como informa el artículo de El Mundo, Miguel Lorente, forense de la Universidad de Granada, ha escrito un informe a solicitud de Juana Rivas...
La argumentación es tan clara como burda. Cualquier acusación de que una madre intenta manipular a sus hijos cae en la calificación de SAP y como el SAP no existe, pregunta siguiente...
Así queda científicamente claro que ninguna mujer en el mundo va a intentar manipular a sus hijos. Eso sería SAP, que como todo el mundo sabe no existe y ahí acaba la discusión.

Claro que después de ver a una diputada de ERC tapada hasta las cejas llamando machistas a los de VOX uno se pregunta si merece la pena perder horas intentando armar argumentos[6]...






[1] Cuando yo era pequeño las monjas vendían recortes, que eran los restos de las láminas de oblea. Sin embargo, los curas de mi colegio nos prohibían comprarlos porque decían que comerlos era blasfemia. En mi caso ganaban las monjas porque me encantaban. De haber sido más mayor quizá lo hubiera hecho por disfrutar de lo prohibido pero entonces lo hacía por puro placer gastronómico. Como muchas chucherías de entonces, no se vendían al peso sino a ojo. Al ojo del vendedor, claro. Pedías siete pesetas de recortes y la monja te llenaba la bolsa hasta un punto, pedías diez y te la llenaba más pero siempre dependía de su criterio. Nunca me sentí timado, todo sea dicho...
[2] Era un oficio especializado. Un conductor de ruedas de carro se podía ganar bien la vida con ello.
[3] Confieso que he tenido que buscarla en la Wikipedia para saber a qué se dedicaba porque en el artículo sólo mencionaban su nombre, no su ocupación. Las referencias a las fuentes van en la nota final, salvo la competencia panificadora de los chinos de la que no pasé del titular.
[4] El cálculo mental, como el entrenamiento de la memoria, están muy mal vistos en la enseñanza actual. Sin embargo, no me parece que el abandono de esas tareas rutinarias haya mejorado la capacidad de abordar situaciones complejas, al menos en el caso de Évole, que es más simple que el mecanismo de una alfombra. Sé que voy contra corriente pero no me parece que hacerse una idea del tamaño de las magnitudes a través del manejo mental de cantidades o formar un árbol de datos conocidos en el que insertar los nuevos calibrando su valor sea una tarea rutinaria. A la vista están los resultados.
[5] Ignoro si existe alguna correspondencia con el derecho español. Habiendo sido condenado por algo que jamás sucedió, lo que sea de la justicia española no se me da un ardite.
[6] Por orden de mención: Juan Soto Ivars: “Dos palabras: denuncias falsas”, El Confidencial, 14/12/18, Reyes Rincón: “Las 166.620 denuncias por violencia machista de 2017, la cifra más alta desde que hay registros”, El País, 12/03/18, Quico Alsedo y Berta González de Vega: “Juana Rivas, “manipuladora” y con “funcionamiento mental patológico” según la perito imparcial italiana”, El Mundo, 16/11/18, Marisa Kohan: “Lo que de verdad esconde el inexistente síndrome de alienación parental”, Público, 27/11/18.

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