En agosto del
año pasado, a cuenta del enésimo montaje policial que acabó cayendo por su
propio peso, escribía que Incluso podríamos caer en la tentación de decir
que remitió en cuanto apartaron de sus responsabilidades al nefasto Jorge Fernández
Díaz y a su sacrificado escudero Ignacio Cosidó. En ese caso sería una mala noticia que el
flamante triunfador Pablo Casado, el de la boca tamaño Túnel de San Gotardo,
haya decidido sacarlos del cubo de la basura y nombrarlos secretario de
Interior y Libertades y portavoz del PP en el Senado, respectivamente.
Hoy un editorial
de El Mundo que pide el voto para el PP descaradamente nos informa de que
“Ni Jorge Fernández Díaz ni Ignacio Cosidó ni Francisco Martínez [este no sé
quién es], que formaban parte de la cúpula de Interior en esa época, integrarán
ninguna candidatura de este partido en las próximas elecciones. De esta forma,
Casado envía un nítido mensaje de regeneración[1]”
Si ya en agosto
lo había escrito yo, es que entonces
hasta el más tonto podía darse cuenta de que Fernández Díaz y Cosidó
eran gente poco recomendable. Pero se ve que lo de el más tonto es una
categoría que le queda muy estrecha a Pablo Casado. No sólo no les mandó a
escardar cebollinos sino que les premió con puestos de bastante visibilidad,
está claro que estaba bien orgulloso de ellos. Normal, eran la pareja
caricaturesca por salvaje de los defensores del garrotazo y tentetieso, lo que
adora nuestro amigo de la boca de ancho superior al máximo homologado.
Cualquiera podía
imaginar que se movían en entornos llenos de mierda, bastaba con observarles
cinco minutos. Luego los tribunales harán o no harán, pero él se los ha quitado
de en medio por si acaso.
Voy a refocilarme
un rato en la situación, cual marrano en charco: no tengo ningún problema en
rectificar cualquier juicio o afirmación errónea que haya publicado aquí. Pero
prefiero mil veces que sea el enemigo quien rectifique aunque no tenga bemoles
de reconocer su pifia...
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