Dice la crónica[1] que en torno a mil personas, con un ritmo de marcha muy lento en algunas zonas marcharon el domingo por Madrid convocadas por la Asamblea Antirracista de Madrid, aunque ellos en clave lírica se definían como las comunidades migrantes y racializadas mora/musulmana, gitana, afrodescendiente, diáspora africana, asiática, latinoamericana y caribeña, personas refugiadas, sin papeles, trans y sexo – género disidentes que habitamos el estado español.
Una de las
portavoces de la manifestación era la presidenta de SOS Racismo
Paula Guerra, vieja amiga de esta página, que dejó bien claro que “hemos
conseguido superar las movilizaciones anteriores que trataban el
antirracismo desde un punto de vista moral y desde la perspectiva blanca y
etnocéntrica[2]”.
Consignas como “lo
feminista no te quita lo racista” lo dejaban bien claro. Del mismo modo,
algunas proclamas características de los movimientos sociales se han visto
alteradas para adecuarlas a la realidad de las personas migrantes y racializadas.
Un hecho ejemplarizado en las consignas “nativa o extranjera no es la misma
clase obrera” o “de sur a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo
que cueste”.
En coherencia
con esta línea de pensamiento, la movilización estaba estructurada en dos
bloques. El primero, en el que tan solo podían estar las personas migrantes
y racializadas, lo abría una pancarta con el mensaje Ni olvido ni perdón.
El segundo cortejo empezaba detrás de la pancarta con el texto Aliadxs
contra el racismo, en el cual decenas de personas han apoyado esta manifestación
que denuncia el racismo institucional (...)
Maravilloso. Una
manifestación contra el racismo ordenada por criterios de raza[3].
Para entenderlo
habría que recurrir a Marx. Pero no a Karl sino a Groucho, Chico, Harpo y Zeppo[4].
El único
consuelo es que si los del segundo bloque hubieran llegado al centenar el
articulista no habría escrito decenas de personas...
[1] La
crónica es obra de Guillermo Martínez: “Mil personas marchan en Madrid contra
el “racismo institucional””. Público, 17/11/19. Los textos en cursiva
son citas literales. El resto de cambios de tipografía son suyos aunque, como
es lógico, he tenido que convertir sus cursivas en enteras.
[2]
Aprovecho aquí para recordar que Paula Guerra es más blanca que yo y añadir la
obviedad de que sus apellidos conocidos no son precisamente de origen mapuche.
[3]
Los blancos detrás, como debe ser. Se me da muy bien lo del pensamiento lateral
―
que es una manera elegante de decir que se me suele ir la pelota ― y
ahora pensaba en Idi Amín Dadá haciéndose conducir en triunfo por las calles de
Kampala en una silla de mano acarreada por blancos. Un castigo especialmente
cruel porque mira que estaba gordo el cabrón, aunque supongo que lo
sobrellevaban porque el otro sabía que aún les necesitaba.
[4]
Hoy resulta sorprendente ver en YouTube capítulos de “You bet your life”, el
concurso televisivo que Groucho Marx presentaba en los años 50. No se toleraba
la mínima alusión sexual pero el judío Groucho se permitía hacer bromas a los
concursantes migrantes y racializados que hoy hubieran sido un escándalo. Es
curioso comprobar que en la convocatoria de la manifestación no se alude a los
judíos, históricamente el grupo perseguido en España por ser diferente...
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