domingo, 3 de noviembre de 2019

QUITARSE EL TAPÓN


Alguna vez he escrito que El péndulo de Foucault es mi novela favorita de Umberto Eco, pese a sus evidentes debilidades[1]. Hoy la recuerdo como si se acabara de publicar porque su trama es de plena actualidad. No daré muchos datos, basta con saber que una bella mentira siempre es más atractiva que una verdad y que sus seguidores pueden acabar devorando a sus creadores porque se niegan a darle el final esperado. Pero ahora no la menciono por eso sino sobre todo porque uno de los personajes decía en voz baja na gavte la nata, que en su dialecto significaba quítate el tapón, cuando se encontraba ante alguien especialmente engreído o arrogante.
La verdad es que me negaba a ocuparme del asunto porque uno está para cosas importantes y no para minucias pero he acabado por dar mi brazo a torcer y algo escribiré sobre esta especie de magna revolución catalana que estoy teniendo la suerte de ver con mis propios ojos[2]
En su afán de buscar la homologación internacional[3] han hecho una comparación con los manifestantes de Hong Kong que considero acertadísima en un punto. En efecto, tanto los manifestantes de Hong Kong como los de Cataluña son unos privilegiados. Si esas manifestaciones se hubieran producido en cualquier otro punto de China hace tiempo que todos sus promotores, buena parte de los marchadores y muchos sospechosos de prestarles apoyo habrían sido pasados por las armas. Lo que el gobierno chino hizo en Tiananmen o hace hoy con los separatistas uigures no tiene punto de comparación con el trato de guante blanco que dispensa a los hongkoneses[4].

Líbreme Omar Jayam de hacer cábalas sobre la identidad de los barricadistas. Los enmascarados son desconocidos por definición. Sólo quiero traer aquí algunos de mis recuerdos como manifestante activo que he sido en las calles barcelonesas, siempre en el lado de los que cuando se acerca la policía piensan que no es para cosa buena[5]...

Las batallitas del Tío Pedro
Primero de Mayo del 2007, manifestación alternativa. En aquel entonces aún no había llegado la crisis, todos éramos ricos y felices. Por la mañana se manifestaban los sindicatos rebaño y por la tarde lo hacíamos los marginales. Los okupas eran el mayor enemigo de aquellos tiempos y se supone que aquella era su manifestación. Fue surrealista. Los mossos rodeaban totalmente la manifestación. Cuando digo que rodeaban es que marchaban pegados a la manifestación dos por fila (uno a izquierda y otro a derecha) y dos por columna, uno delante y otro detrás. Hoy lo llaman “encapsular”. El resultado fue que la manifestación hizo el recorrido absolutamente encajonada, más parecía cuerda de presos que manifestación. Se produjeron situaciones surrealistas como la de un muchacho que salió a saludar a un conocido y al volver los mossos no le dejaban entrar a la manifestación...
Como entonces en lugar de llorones había gente con sentido del humor, un espontáneo pidió una ovación para las fuerzas del orden que nos habían escoltado y les sentó peor que si les hubiéramos lanzado una docena de molotov.
El 18 de marzo de 2009 había manifestación de estudiantes convocada contra el que entonces se llamaba “Plan Bolonia”. Ni lo sabía. Estaba en paro cobrando los famosos 400 euros “de Zapatero” y el alquiler era prácticamente el doble, así que tenía bastante con cuadrar mis cuentas domésticas como para inmiscuirme en los asuntos de otros... Era por la tarde y me quedé sin tabaco. De liar, claro, no me podía permitir otra cosa. Parecía tarea fácil: llegar a Plaza Sant Jaume, bajar Jaime I, cruzar Vía Layetana y justo ahí estaba el estanco. Así le salgan sus intentos al Turco, que diría Quevedo. Desde la plaza ya se oía una banda sonora que invitaba a ponerse en guardia pero decidí intentarlo de todos modos. A medida que bajaba Jaume I lo que veía superaba las peores expectativas y en cuanto tuve Vía Layetana a la vista me quedó claro que allí no se podía llegar. De cualquier modo, no me quedó mucho tiempo para consideraciones porque una carga sorpresiva despertó mi instinto de conservación y me hizo volver grupas y salir a la estampida. Suerte que pude comprar tabaco en el bar de la esquina de casa, aunque tuve que comprar un paquete que puso en riesgo mi economía de guerra de entonces...
No lo vi pero las crónicas periodísticas del día siguiente recogieron que los Mossos se comportaron de forma absolutamente democrática: pegaron a todo el mundo, turistas y niños incluidos[6]. 


Antes de seguir adelante quisiera aclarar un par de puntos. Por supuesto que en todas las manifestaciones que pueden presentar riesgos para el orden público hay policías infiltrados. Es su deber, les pagan para eso, lo contrario me decepcionaría, para eso pago mis impuestos... Lo que pasa es que en las manifestaciones que muestran una cierta coherencia se les huele, porque siempre hay algo en ellos que desentona. En mis tiempos de manifestante se les rodeaba y se les gritaba aquello de “Secreta, idiota, ¿te crees que no se nota?” y abandonaban la manifestación con un gesto extraño que a la vez parecía querer decir ¿qué ha podido fallar en el disfraz? y ¿si lo saben, por qué no me han dado una paliza?

Lo del provocador es más complicado porque caben muchas interpretaciones. Ahí cabe desde el joven ingenuo que no se ha dado cuenta de que no vale todo hasta el taimado agitador del cuantopeormejorparatodosycuantopeorparatodosmejormejorparamielsuyobeneficiopolitico, al que se supone que tanto le da la presentación de un libro, un partido de fútbol o una manifestación para armar el lío y que precisamente se vale de los jóvenes lila del primer apartado[7].

Y llegamos a la que para mí ha sido la última movilización con cierta coherencia que ha habido en la ciudad donde vivo, la huelga general de marzo del 2012. Tengo piedad de vosotros y no la relataré por entero porque la viví con toda intensidad y la recuerdo como si fuera ayer, sólo traeré aquí algunos elementos para comparar.
Fuego. Un sindicato anarcoide escenificó una representación delante de la Bolsa de Barcelona[8]. Quemaron una caja de cartón que contenía diversos símbolos pintados, hasta el más tonto podía ver que aquello era teatro, de hecho apenas sobresalían las llamas de la caja... Dio igual. La secretaria general del sindicato pasó veintitrés días en la cárcel y salió bajo fianza de seis mil euros acusada de incendio, daños, coacciones, y delitos de desórdenes públicos y contra los derechos fundamentales.
Carrusel. Durante la mañana de aquel día miles de personas formaban piquetes en el Paseo de Gracia. Los intentos de cortar el tráfico no duraban más de un minuto. Los mossos usaban una técnica que llamaban carrusel que consistía en circular en las furgonetas a una velocidad salvaje (¿70, 80 km/h?) con la puerta trasera abierta lanzando pelotas de goma. Entonces llevaban unas escopetas lanzapelotas con un cargador de cinco que dejando el dedo en el gatillo tardarían un máximo de diez segundos en ser disparadas.
Provocadores. En la mani de la tarde a la que fui había un Black Block. Un grupo de encapuchados “encargado” de provocar incidentes. Cuando se configuró como tal fue recibido con aplausos, como aplausos subrayaban cada una de sus acciones. Acciones que parecían bien calibradas, como no atacar con fuego una ETT que estaba situada bajo una vivienda muy expuesta. Cuando llegamos a la altura del Corte Inglés los tipos intentaron romper los escaparates con entusiasmo digno de mejor causa y los demás corrimos como pudimos[9].
Proporcionalidad. Que es el episodio siguiente. Los mossos trataron de desalojar la Plaza Cataluña con cargas y no lo consiguieron porque se les plantó cara con gran arrojo[10]. Tras un buen número de intentos fallidos, optaron por gasear la plaza con lacrimógenos.

Lo que veo hoy

Pues, escrito lo escrito, me cuesta creer lo que veo hoy. Cómo los mossos aguantan a pie firme que les caguen a pintura una furgoneta, les prendan barricadas de fuego delante de las narices o que cuatro payasos corten una carretera y ellos la den por bien cortada.


Entiendo sus razones. Torra ha dicho que toda su familia está en los CDR. A ver quién es el guapo que se atreve no digo a pegar, ni siquiera a rozar, en este caso basta con hablar sin respeto a un hijo de Torra. Pasará el resto de su vida dirigiendo la circulación de rebaños de cabras en el punto más alto del Prepirineo catalán.
Una actitud comprensible desde lo humano que tiene consecuencias curiosas. Como que la cuestión de cortar carreteras parezca tan barata que una decena de lechuguinos que lo probó tenga que salir por piernas pese a sus bravatas vacías o que dos niños de doce años intenten cortar una[11]  .
Hombre, confieso que me da cierta esperanza pensar que esto se podría arreglar recurriendo a los servicios de un par de profesores de enseñanza media, media docena de educación infantil y unos pocos miles de educación especial...




[1] No en su momento. Leí El nombre de la rosa siendo adolescente y me fascinó. Esperaba como loco la siguiente y me llevé un chasco tremendo al terminarla.
[2] Bueno, eso sería si no hubiera preferido quedarme en casa viendo vídeos de Juan Tamariz y cosas parecidas, tampoco exageremos. En realidad seguro que habéis visto más vosotros que yo.
[3] ¿Puede haber algo más paleto que escribir una pancarta en inglés para una manifestación en Gerona? Entiendo que ni siquiera sean conscientes de lo que simboliza como síntoma de un complejo de inferioridad sublimado.
[4] Y aquí no juzgo la justeza de sus reivindicaciones porque ni las conozco ni me interesan. Simplemente constato que lo que se les permite a ellos no se permite en ningún otro lugar de China.
[5] Ah, qué lejos quedan aquellos tiempos de la Vía Catalana, cuando los mossos se acercaban a los manifestantes para asesorarles sobre cómo tomar las fotos para que parecieran más de los que eran, según recogieron algunos periódicos.
[6] Hablamos de porrazos, no de pelotas disparadas al tuntún. En este caso primero apuntaban al objetivo. Aquí sólo cuento lo que más o menos he visto o al menos estaba por allí. Por contar algo curioso que sucedió entre estas dos fechas, cuando España ganó la Eurocopa del 2008, los mossos intervinieron contra la multitud que celebraba el triunfo en la Plaza de España y hubo un herido grave que perdió el bazo por el impacto de una pelota de goma. Resultó ser un alto mando de la Guardia Urbana que investigaba de incógnito sobre el terreno.
[7] Algunos apuntan a los anarcoides, que en el fondo parecen orgullosos de desempeñar un papel principal en la farsa en lugar del suyo habitual de ser ignorados por todos. Sobre la imbecilidad de los anarcoides en este caso particular quizá me ocupe en el futuro o quizá no porque confieso que me da mucha pereza dedicar espacio y tiempo a semejantes fracasados...
[8] Cuyo restaurante tiene el ingenioso nombre de La Brokería. (Para los que no conocen Barcelona, el mercado más conocido se llama La Boquería. Fue el punto central de los atentados del 2017).
[9] En mi caso miré hacia delante y venían mossos cargando, miré hacia atrás y venían mossos cargando, miré hacia la derecha y venían mossos cargando... largué a zingar hacia la izquierda sin mirar y por suerte allí no había mossos.
[10] Por mi parte gran admiración hacia el contingente sudamericano. Arrojo y buen humor a partes iguales. Magníficos luchadores, quién sabe dónde estarán ahora...
[11] David López Frías: “Rebelión en la autopista: los CDR salen huyendo de un grupo de conductores enfurecidos”, El Español, 25/10/19 y Sin firma: “Vídeo: Niños intentan cortar una carretera en Cataluña”, EL Plural, 20/10/19.


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