Alguna vez he
escrito que El péndulo de Foucault es mi novela favorita de Umberto Eco,
pese a sus evidentes debilidades[1].
Hoy la recuerdo como si se acabara de publicar porque su trama es de plena
actualidad. No daré muchos datos, basta con saber que una bella mentira siempre
es más atractiva que una verdad y que sus seguidores pueden acabar devorando a
sus creadores porque se niegan a darle el final esperado. Pero ahora no la
menciono por eso sino sobre todo porque uno de los personajes decía en voz baja
na gavte la nata, que en su dialecto significaba quítate el tapón,
cuando se encontraba ante alguien especialmente engreído o arrogante.
La verdad es que
me negaba a ocuparme del asunto porque uno está para cosas importantes y no
para minucias pero he acabado por dar mi brazo a torcer y algo escribiré sobre
esta especie de magna revolución catalana que estoy teniendo la suerte de ver
con mis propios ojos[2]
En su afán de
buscar la homologación internacional[3]
han hecho una comparación con los manifestantes de Hong Kong que considero
acertadísima en un punto. En efecto, tanto los manifestantes de Hong Kong como
los de Cataluña son unos privilegiados. Si esas manifestaciones se hubieran
producido en cualquier otro punto de China hace tiempo que todos sus
promotores, buena parte de los marchadores y muchos sospechosos de prestarles
apoyo habrían sido pasados por las armas. Lo que el gobierno chino hizo en
Tiananmen o hace hoy con los separatistas uigures no tiene punto de comparación
con el trato de guante blanco que dispensa a los hongkoneses[4].
Líbreme Omar
Jayam de hacer cábalas sobre la identidad de los barricadistas. Los
enmascarados son desconocidos por definición. Sólo quiero traer aquí algunos de
mis recuerdos como manifestante activo que he sido en las calles barcelonesas,
siempre en el lado de los que cuando se acerca la policía piensan que no es
para cosa buena[5]...
Las batallitas
del Tío Pedro
Primero de Mayo
del 2007, manifestación alternativa. En aquel entonces aún no había llegado la
crisis, todos éramos ricos y felices. Por la mañana se manifestaban los
sindicatos rebaño y por la tarde lo hacíamos los marginales. Los okupas
eran el mayor enemigo de aquellos tiempos y se supone que aquella era su
manifestación. Fue surrealista. Los mossos rodeaban totalmente la
manifestación. Cuando digo que rodeaban es que marchaban pegados a la
manifestación dos por fila (uno a izquierda y otro a derecha) y dos por
columna, uno delante y otro detrás. Hoy lo llaman “encapsular”. El resultado
fue que la manifestación hizo el recorrido absolutamente encajonada, más
parecía cuerda de presos que manifestación. Se produjeron situaciones
surrealistas como la de un muchacho que salió a saludar a un conocido y al
volver los mossos no le dejaban entrar a la manifestación...
Como entonces en
lugar de llorones había gente con sentido del humor, un espontáneo pidió una
ovación para las fuerzas del orden que nos habían escoltado y les sentó peor
que si les hubiéramos lanzado una docena de molotov.
El 18 de marzo de
2009 había manifestación de estudiantes convocada contra el que entonces se
llamaba “Plan Bolonia”. Ni lo sabía. Estaba en paro cobrando los famosos 400
euros “de Zapatero” y el alquiler era prácticamente el doble, así que tenía
bastante con cuadrar mis cuentas domésticas como para inmiscuirme en los
asuntos de otros... Era por la tarde y me quedé sin tabaco. De liar, claro, no
me podía permitir otra cosa. Parecía tarea fácil: llegar a Plaza Sant Jaume,
bajar Jaime I, cruzar Vía Layetana y justo ahí estaba el estanco. Así le
salgan sus intentos al Turco, que diría Quevedo. Desde la plaza ya se oía
una banda sonora que invitaba a ponerse en guardia pero decidí
intentarlo de todos modos. A medida que bajaba Jaume I lo que veía superaba las
peores expectativas y en cuanto tuve Vía Layetana a la vista me quedó claro que
allí no se podía llegar. De cualquier modo, no me quedó mucho tiempo para
consideraciones porque una carga sorpresiva despertó mi instinto de
conservación y me hizo volver grupas y salir a la estampida. Suerte que pude
comprar tabaco en el bar de la esquina de casa, aunque tuve que comprar un paquete
que puso en riesgo mi economía de guerra de entonces...
No lo vi pero
las crónicas periodísticas del día siguiente recogieron que los Mossos se comportaron
de forma absolutamente democrática: pegaron a todo el mundo, turistas y niños
incluidos[6].
Antes de seguir
adelante quisiera aclarar un par de puntos. Por supuesto que en todas las
manifestaciones que pueden presentar riesgos para el orden público hay policías
infiltrados. Es su deber, les pagan para eso, lo contrario me decepcionaría,
para eso pago mis impuestos... Lo que pasa es que en las manifestaciones que
muestran una cierta coherencia se les huele, porque siempre hay algo en
ellos que desentona. En mis tiempos de manifestante se les rodeaba y se les
gritaba aquello de “Secreta, idiota, ¿te crees que no se nota?” y abandonaban
la manifestación con un gesto extraño que a la vez parecía querer decir ¿qué
ha podido fallar en el disfraz? y ¿si lo saben, por qué no me han dado
una paliza?
Lo del
provocador es más complicado porque caben muchas interpretaciones. Ahí cabe
desde el joven ingenuo que no se ha dado cuenta de que no vale todo
hasta el taimado agitador del cuantopeormejorparatodosycuantopeorparatodosmejormejorparamielsuyobeneficiopolitico,
al que se supone que tanto le da la presentación de un libro, un partido de
fútbol o una manifestación para armar el lío y que precisamente se vale de los
jóvenes lila del primer apartado[7].
Y llegamos a la
que para mí ha sido la última movilización con cierta coherencia que ha habido
en la ciudad donde vivo, la huelga general de marzo del 2012. Tengo piedad de
vosotros y no la relataré por entero porque la viví con toda intensidad y la
recuerdo como si fuera ayer, sólo traeré aquí algunos elementos para comparar.
Fuego.
Un sindicato anarcoide escenificó una representación delante de la Bolsa de
Barcelona[8].
Quemaron una caja de cartón que contenía diversos símbolos pintados, hasta el
más tonto podía ver que aquello era teatro, de hecho apenas sobresalían las
llamas de la caja... Dio igual. La secretaria general del sindicato pasó
veintitrés días en la cárcel y salió bajo fianza de seis mil euros acusada de
incendio, daños, coacciones, y delitos de desórdenes públicos y contra los
derechos fundamentales.
Carrusel.
Durante la mañana de aquel día miles de personas formaban piquetes en el Paseo
de Gracia. Los intentos de cortar el tráfico no duraban más de un minuto. Los mossos
usaban una técnica que llamaban carrusel que consistía en circular en las
furgonetas a una velocidad salvaje (¿70, 80 km/h?) con la puerta trasera
abierta lanzando pelotas de goma. Entonces llevaban unas escopetas lanzapelotas
con un cargador de cinco que dejando el dedo en el gatillo tardarían un máximo
de diez segundos en ser disparadas.
Provocadores.
En la mani de la tarde a la que fui había un Black Block. Un grupo de
encapuchados “encargado” de provocar incidentes. Cuando se configuró como tal
fue recibido con aplausos, como aplausos subrayaban cada una de sus acciones.
Acciones que parecían bien calibradas, como no atacar con fuego una ETT que
estaba situada bajo una vivienda muy expuesta. Cuando llegamos a la altura del
Corte Inglés los tipos intentaron romper los escaparates con entusiasmo digno
de mejor causa y los demás corrimos como pudimos[9].
Proporcionalidad.
Que
es el episodio siguiente. Los mossos trataron de desalojar la Plaza Cataluña
con cargas y no lo consiguieron porque se les plantó cara con gran arrojo[10].
Tras un buen número de intentos fallidos, optaron por gasear la plaza con
lacrimógenos.
Lo que veo hoy
Pues, escrito lo
escrito, me cuesta creer lo que veo hoy. Cómo los mossos aguantan a pie firme
que les caguen a pintura una furgoneta, les prendan barricadas de fuego delante
de las narices o que cuatro payasos corten una carretera y ellos la den por
bien cortada.
Entiendo sus
razones. Torra ha dicho que toda su familia está en los CDR. A ver quién es el
guapo que se atreve no digo a pegar, ni siquiera a rozar, en este caso basta
con hablar sin respeto a un hijo de Torra. Pasará el resto de su vida
dirigiendo la circulación de rebaños de cabras en el punto más alto del
Prepirineo catalán.
Una actitud
comprensible desde lo humano que tiene consecuencias curiosas. Como que la
cuestión de cortar carreteras parezca tan barata que una decena de lechuguinos
que lo probó tenga que salir por piernas pese a sus bravatas vacías o que dos
niños de doce años intenten cortar una[11] .
Hombre, confieso
que me da cierta esperanza pensar que esto se podría arreglar recurriendo a los
servicios de un par de profesores de enseñanza media, media docena de educación
infantil y unos pocos miles de educación especial...
[1] No
en su momento. Leí El nombre de la rosa siendo adolescente y me fascinó.
Esperaba como loco la siguiente y me llevé un chasco tremendo al terminarla.
[2]
Bueno, eso sería si no hubiera preferido quedarme en casa viendo vídeos de Juan
Tamariz y cosas parecidas, tampoco exageremos. En realidad seguro que habéis
visto más vosotros que yo.
[3]
¿Puede haber algo más paleto que escribir una pancarta en inglés para una
manifestación en Gerona? Entiendo que ni siquiera sean conscientes de lo que
simboliza como síntoma de un complejo de inferioridad sublimado.
[4] Y
aquí no juzgo la justeza de sus reivindicaciones porque ni las conozco ni me
interesan. Simplemente constato que lo que se les permite a ellos no se permite
en ningún otro lugar de China.
[5]
Ah, qué lejos quedan aquellos tiempos de la Vía Catalana, cuando los mossos se
acercaban a los manifestantes para asesorarles sobre cómo tomar las fotos para
que parecieran más de los que eran, según recogieron algunos periódicos.
[6]
Hablamos de porrazos, no de pelotas disparadas al tuntún. En este caso primero
apuntaban al objetivo. Aquí sólo cuento lo que más o menos he visto o al menos
estaba por allí. Por contar algo curioso que sucedió entre estas dos fechas,
cuando España ganó la Eurocopa del 2008, los mossos intervinieron contra la
multitud que celebraba el triunfo en la Plaza de España y hubo un herido grave
que perdió el bazo por el impacto de una pelota de goma. Resultó ser un alto
mando de la Guardia Urbana que investigaba de incógnito sobre el terreno.
[7]
Algunos apuntan a los anarcoides, que en el fondo parecen orgullosos de desempeñar
un papel principal en la farsa en lugar del suyo habitual de ser ignorados por
todos. Sobre la imbecilidad de los anarcoides en este caso particular quizá me
ocupe en el futuro o quizá no porque confieso que me da mucha pereza dedicar
espacio y tiempo a semejantes fracasados...
[8]
Cuyo restaurante tiene el ingenioso nombre de La Brokería. (Para los que
no conocen Barcelona, el mercado más conocido se llama La Boquería. Fue el
punto central de los atentados del 2017).
[9] En
mi caso miré hacia delante y venían mossos cargando, miré hacia atrás y venían
mossos cargando, miré hacia la derecha y venían mossos cargando... largué a
zingar hacia la izquierda sin mirar y por suerte allí no había mossos.
[10]
Por mi parte gran admiración hacia el contingente sudamericano. Arrojo y buen
humor a partes iguales. Magníficos luchadores, quién sabe dónde estarán
ahora...
[11]
David López Frías: “Rebelión en la autopista: los CDR salen huyendo de un grupo
de conductores enfurecidos”, El Español, 25/10/19 y Sin firma: “Vídeo:
Niños intentan cortar una carretera en Cataluña”, EL Plural, 20/10/19.
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