Sucede que hace
poco han terminado las pruebas escolares necesarias para redactar el Informe
PISA, ese que mide y compara niveles educativos en diversos países y la OCDE,
que es la que lo lleva a cabo, se está planteando no computar alguno de los
resultados obtenidos en España.
La razón es que
en una prueba introducida recientemente y que versa sobre lectura rápida han
encontrado patrones que sugieren que los alumnos no se han tomado el trabajo en
serio. Es cierto que tampoco hacía falta ser violinista aficionado y vivir en
el 221B de Baker Street para averiguarlo, los alumnos han tardado en responder
menos tiempo del que se emplea en leer las preguntas y han respondido marcando
todas las casillas del sí o las del no.
La noticia ha
aparecido en varios periódicos pero sólo en uno he leído un amago de
explicación: “Distintas fuentes educativas consultadas creen que ha podido
existir un “sabotaje” a las pruebas que habría sido realizado de forma
“informal” por los alumnos pero “instigados” por sindicatos y asociaciones de
padres. De hecho, el sindicato mayoritario entre los profesores vascos promovió
en enero del año pasado un “boicot” al examen por su carácter “neoliberal”
después de que, en la última edición, el País Vasco sacara muy malos resultados[1]”.
(Un chascarrillo
antes de entrar en materia o, como dicen los vascos, un susedido: El
poco llorado Xabier Arzalluz se entrevistó con el entonces jefe de la patronal
vasca y no le gustó lo que el otro le dijo. Salió echando pestes diciendo que
qué se podía esperar de uno que “había vendido su empresa a los americanos”. La
pregunta era: ¿No sabías eso antes de entrar?[2])
Estos días estoy
leyendo un ensayo bastante confuso de Alessandro Baricco y hasta donde llevo
leído es una defensa del nuevo mundo digital y una crítica compasiva del que
podríamos llamar mundo analógico. Por supuesto que la cita que adjunto no
concreta absolutamente nada, algún dato sería de agradecer, por ejemplo el
nombre del sindicato mayoritario, dado que sólo puede haber uno. Pero démosla
por buena...
Confieso que no
entiendo nada. En la detestable Era Analógica los adolescentes nos rebelábamos
contra la autoridad, como se supone que es el deber de los que están en esa
edad que tiene la desgracia de ser como la Edad Media, su definición no nace de
lo que es sino de estar situada entre otras bien definidas. Si para los
medievales era encontrarse entre la Antigüedad y el Renacimiento, para los
adolescentes su signo es ubicarse entre la infancia y la juventud sin ser
ninguna de ellas pero edificada con partes de ambas[3].
Para nosotros la autoridad era la más cercana, los padres y los profesores.
Si creemos la
noticia, para los adolescentes vascos de hoy la autoridad a desobedecer es la
que digan papá, mamá y el profe.
Se les ve bien
entrenados, seguramente les irá mucho mejor en la vida que a los que fuimos
adolescentes analógicos.
[1]
Olga R. Sanmartín: “El informe PISA congela los datos de España sobre Lectura
porque al menos el 5% de los alumnos no respondió con rigor”. El Mundo,
15/11/19.
[2]
Esto daría para un curso de Antropología. Por aquellas fechas el entonces
candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE Joaquín Almunia, vasco del
mismo Bilbao, salió echando pestes de su entrevista con el hoy también poco
llorado José María Cuevas, entonces presidente de la CEOE, la patronal
española, diciendo que era “un falangista”. Se ve que también se debió enterar
dentro...
[3] La
Edad del Pavo. Cuando la sufrí nunca entendí qué tenía que ver con ese bicho...
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