jueves, 21 de noviembre de 2019





Sucede que hace poco han terminado las pruebas escolares necesarias para redactar el Informe PISA, ese que mide y compara niveles educativos en diversos países y la OCDE, que es la que lo lleva a cabo, se está planteando no computar alguno de los resultados obtenidos en España.
La razón es que en una prueba introducida recientemente y que versa sobre lectura rápida han encontrado patrones que sugieren que los alumnos no se han tomado el trabajo en serio. Es cierto que tampoco hacía falta ser violinista aficionado y vivir en el 221B de Baker Street para averiguarlo, los alumnos han tardado en responder menos tiempo del que se emplea en leer las preguntas y han respondido marcando todas las casillas del sí o las del no.

La noticia ha aparecido en varios periódicos pero sólo en uno he leído un amago de explicación: “Distintas fuentes educativas consultadas creen que ha podido existir un “sabotaje” a las pruebas que habría sido realizado de forma “informal” por los alumnos pero “instigados” por sindicatos y asociaciones de padres. De hecho, el sindicato mayoritario entre los profesores vascos promovió en enero del año pasado un “boicot” al examen por su carácter “neoliberal” después de que, en la última edición, el País Vasco sacara muy malos resultados[1]”.
(Un chascarrillo antes de entrar en materia o, como dicen los vascos, un susedido: El poco llorado Xabier Arzalluz se entrevistó con el entonces jefe de la patronal vasca y no le gustó lo que el otro le dijo. Salió echando pestes diciendo que qué se podía esperar de uno que “había vendido su empresa a los americanos”. La pregunta era: ¿No sabías eso antes de entrar?[2])

Estos días estoy leyendo un ensayo bastante confuso de Alessandro Baricco y hasta donde llevo leído es una defensa del nuevo mundo digital y una crítica compasiva del que podríamos llamar mundo analógico. Por supuesto que la cita que adjunto no concreta absolutamente nada, algún dato sería de agradecer, por ejemplo el nombre del sindicato mayoritario, dado que sólo puede haber uno. Pero démosla por buena...
Confieso que no entiendo nada. En la detestable Era Analógica los adolescentes nos rebelábamos contra la autoridad, como se supone que es el deber de los que están en esa edad que tiene la desgracia de ser como la Edad Media, su definición no nace de lo que es sino de estar situada entre otras bien definidas. Si para los medievales era encontrarse entre la Antigüedad y el Renacimiento, para los adolescentes su signo es ubicarse entre la infancia y la juventud sin ser ninguna de ellas pero edificada con partes de ambas[3]. Para nosotros la autoridad era la más cercana, los padres y los profesores.
Si creemos la noticia, para los adolescentes vascos de hoy la autoridad a desobedecer es la que digan papá, mamá y el profe.
Se les ve bien entrenados, seguramente les irá mucho mejor en la vida que a los que fuimos adolescentes analógicos.


[1] Olga R. Sanmartín: “El informe PISA congela los datos de España sobre Lectura porque al menos el 5% de los alumnos no respondió con rigor”. El Mundo, 15/11/19.
[2] Esto daría para un curso de Antropología. Por aquellas fechas el entonces candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE Joaquín Almunia, vasco del mismo Bilbao, salió echando pestes de su entrevista con el hoy también poco llorado José María Cuevas, entonces presidente de la CEOE, la patronal española, diciendo que era “un falangista”. Se ve que también se debió enterar dentro...
[3] La Edad del Pavo. Cuando la sufrí nunca entendí qué tenía que ver con ese bicho...

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